El 'nuevo Molinón': más aforo, mejores espacios comerciales y un cambio exterior

Esta actuación se llevará a cabo en el exterior y, también, en las entrañas del coliseo gijonés, donde hay muchas zonas y accesos que demandan arreglos desde hace varias décadas, con un aspecto bastante deteriorado y que contrasta con otros espacios de nueva creación. La transformación a la que se aspira, además, modificará de forma sustancial la cara del estadio, especialmente en las gradas Sur y Oeste.

La esencia sobre la que pivota este proyecto es rejuvenecer y modernizar El Molinón, uno de los símbolos de la ciudad, pero sin que este pierda la esencia de ser un gran estadio del norte, reconocible, y que sea renovado en función a su tradición. Cumpliendo así dos líneas rojas planteadas por el Consistorio: mantener la fachada creada por Vaquero Turcios y respetar los espacios comerciales que ya funcionan. Para cumplir con todos estos requisitos, la reforma incluye varios aspectos, promete que el resultado será muy atractivo y contempla desde ese incremento de su capacidad, con el recrecimiento de las gradas hacia arriba –quedarían todas igualadas, a excepción de la Norte–, hasta la potenciación de los actuales bajos comerciales existentes. Estos incluso podrían ganar más metros.

Tal y como está concebido el proyecto, tampoco se descarta que se puedan generar nuevos espacios para otras oportunidades de negocio en los alrededores del estadio del Sporting. Son algunas de las cuestiones que se están valorando sobre la mesa en este momento.

Ya con Gijón fuera del Mundial de manera definitiva y sin que prosperase el proyecto pilotado por el Grupo Orlegi por falta de entendimiento entre todas las partes implicadas, el Ayuntamiento, propietario de El Molinón, está trabajando en un proyecto propio en cuanto a números y consideraciones técnicas.

En su idea, la inversión que se pretende realizar en esta renovación sería bastante inferior a la que se marcó en estos últimos meses para el Mundial. Los técnicos que trabajan en el nuevo proyecto estiman que este podría costar en torno a menos de la mitad del anterior presupuesto: los 150 millones de euros en los que se tasó la segunda propuesta de Orlegi, que tenía el compromiso de una financiación a tres partes. De momento, más allá de esa estimación inferior, no se ha entrado en cifras ni detalles.

Por otra parte, uno de los compromisos que se han alcanzado y en el que se quiere poner un acento especial, es que todos los trabajos que se lleven a cabo dentro de esta gran reforma sean realizados por empresas asturianas.

En cuanto al planteamiento técnico, hay otras cuestiones delicadas que solventar sobre plano. Aspectos fundamentales dentro del diseño y con los que tiene que convivir y armonizar esta gran remodelación. Uno de ellos está en las tribunas Este y la Norte, que no se pueden alterar, por lo que el grueso de los trabajos se concentrará en las otras dos partes que rodean a El Molinón.

Y no serán menores, según fuentes consultadas. La idea es que el estadio luzca un nuevo y moderno 'envoltorio'. También que la cubierta cierre algo más que en la actualidad a través de una especie de manto. Esta cubierta se vería en todos los laterales y tendría presencia en todas las orientaciones. El resultado final otorgaría, además de un impacto estético, un campo más abrigado, teniendo en cuenta la singularidad del clima en Asturias.

El Gobierno de Carmen Moriyón lleva trabajando con técnicos sobre estas premisas varias semanas, buscando tener definido el proyecto que permita llevar El Molinón a otro nivel tras la oportunidad que se abrió con el Mundial y atender la necesidad, también, de modernizar el estadio y que pueda acoger futuros eventos deportivos y no deportivos de envergadura. Por este motivo, el recrecido de la grada dejará la puerta abierta en su diseño a que el aforo pueda aumentarse algo más con elementos modulares en un futuro si fuera necesario.

La última reforma de El Molinón, llevada a cabo por Procoin y culminada en 2011 por el descubrimiento de la característica fachada que diseñó el arquitecto Joaquín Vaquero Turcios, fue la transformación más reciente que experimentó el estadio.

La llegada de Orlegi a Gijón propició la candidatura de El Molinón a ser sede del Mundial 2030 y, a renglón seguido, puso sobre la mesa la necesidad de adecuar el estadio a estándares superiores. Hubo primero una propuesta transformadora de la firma mexicana, de máximos, que perseguía la construcción de un Molinón nuevo, con una cifra por encima de los 300 millones.

A petición del Ayuntamiento, surgió un segundo proyecto, con una inversión reducida a la mitad y una estructura diferente para mantener la antigüedad de El Molinón. Ambos bocetos fueron diseñados por el arquitecto mexicano Fernando Sordo Madaleno.