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Geoff Saul, el pasado domingo, posando junto a la estatua de Quini. E. C.

Un 'descendiente' de Robin Hood en la corte del Sporting

Geoff Saul, un hincha inglés del Nottingham Forest, cumple todos los años con una tradición: ir a El Molinon para animar al Sporting, su equipo en España

Javier Barrio

Gijón

Martes, 16 de septiembre 2025, 11:48

«Robar a los ricos para dárselo a los pobres», proclama la leyenda de Robin Hood, héroe de Nottingham, una bonita ciudad universitaria ubicada en ... las 'Midlands' de Inglaterra. Allí se sitúan las andanzas del mítico arquero -concretamente en el Bosque de Sherwood- y desde allí desafió el Nottingham Forest, dirigido por el inolvidable Brian Clough, los tiranía de los clubes más poderosos del fútbol a finales de los setenta y a principios de los ochenta. Dos Copas de Europa y una Supercopa de Europa, además de varios títulos nacionales, se adjudicó este modesto equipo en lo que se considera una de las mayores hazañas de la historia del balón. De la Segunda inglesa, a ocupar el trono continental.

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Es día de partido en El Molinón, como señalaría en su canción el grupo 'Banda Nocturna', y todo eso le viene a la cabeza a Geoff Saul. Un hincha insobornable del «Forest», matiza, no del «Nottingham», nacido en esta ciudad en 1951. Habla perfectamente castellano, pero su acento y su roja camiseta de los 'Tricky Trees' le delatan. El atuendo es parte de la liturgia. Muchos sportinguistas reconocen el inconfundible árbol del escudo, con las dos estrellas coronando en la parte izquierda de su elástica.

¿Qué le motiva a viajar hasta Gijón y ver al Sporting? «Vengo todos los años a El Molinón, como mínimo a un partido. Depende un poco del tiempo que esté en la ciudad. Mi mujer, mis suegros... todos son de Gijón. Me gusta el fútbol y me gusta mucho el Sporting. Mi equipo es el Forest, pero en España, solo el Sporting», explica sonriente. Antes de que el equipo de Asier Garitano se enfrente y pierda contra el Burgos en un partido loco, Geoff aprecia ciertos trazos comunes entre dos clubes que compartieron a Miguel Ángel Guerrero como futbolista: «Las ciudades son similares de tamaño, los colores de las equipaciones -camiseta roja y pantalón blanco el Forest-, los estadios tienen más o menos 30.000 personas...».

A sus 74 años, su vida laboral discurrió como profesor de formación profesional para los que «no tenían el inglés como primer idioma». Así, explica, «trabajé mucho con refugiados, inmigrantes, en muchos sitios distintos: nací en Nottingham, pero viví en Leicester, en Valladolid, en España, y en otros países». Hoy reside en Birmingham, aunque su corazón sigue en la ciudad de Robin Hood, a donde viaja cada vez que el Forest juega en el City Ground, su estadio, en la rivera del río Trent.

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También está en Gijón, una ciudad que le «encanta» y que conoció por su mujer, Nieves Díaz Cueva. El hijo de ambos, Jack, visita con frecuencia la ciudad y tiene su grupo de amigos. «He visto a todos los grandes de España ser derrotados por el Sporting en El Molinón: al Barcelona, al Madrid... Pero lo más impresionante que vi fue el 1-0 contra el Milan, con el golazo de Jaime», recopila sobre sus vivencias en El Molinón, mientras se confiesa un privilegiado por haber podido ver a los «Cundi, Ferrero, Mesa, Castro, Quini y toda esta gente».

Quini y Preciado

Algo parecido le sucede con el Forest, habiendo sido testigo directo de toda la etapa de Brian Clough, quien, como Manuel Preciado y Quini en Gijón, tiene una estatua en el centro de la ciudad. «En Nottingham decimos que Brian Clough is a 'football genius', un genio del fútbol, no habrá nunca nadie como él. Vi su primer partido con el Forest, con una victoria ante el Tottenham en la Copa, cuando todavía estábamos en Segunda, y el último, una derrota en casa contra el Sheffield United».

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En las dos mágicas finales de la Copa de Europa, en Múnich (triunfo ante el Malmö, en 1979) y Madrid (victoria contra el Hamburgo, en 1980), por supuesto, estuvo. «Y estuve también en las semifinales, en los partidos de Nottingham. Me perdí los partidos de fuera porque vivía en España y entonces era complicado. Para la de Múnich tuve que coger una semana libre en el trabajo. Pero es que fue algo histórico», machaca.

Hoy, a los pies de El Molinón, entre recuerdos, expresa en voz alta un deseo: «Me gustaría mucho ver jugar algún día al Forest con el Sporting, aunque fuera un amistoso. Pero lo mejor, el sueño, sería ver a los dos en la 'Champions'». Robin Hood también lo aprobaría.

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