El sportinguismo llora a Marcel Sabou: «Era mucho más que un compañero, fue un gran luchador»

«En lo deportivo está todo dicho, pero yo me quedaría con esta última etapa, humanamente más complicada». A primera hora de la tarde de este martes, la alcaldesa Carmen Moriyón acudió al tanatorio de Cabueñes para trasladar el pésame a la familia del exfutbolista del SportingMarcel Sabou, fallecido este lunes tras una larga batalla contra la ELA. «Tiene una familia espectacular, en lo que se refiere a su mujer y dos hijos y me gustaría poner en valor eso», incidió la regidora de Gijón a las puertas del complejo fúnebre, resaltando que «no siempre un paciente con esta enfermedad puede sentir esa compañía hasta el final».

Distintas autoridades y personalidades del mundo del fútbol fueron pasando a lo largo de la mañana por la sala 5 del velatorio, en el que la viuda de Sabou, Liliana, recibió con entereza cada una de las visitas ataviada con una bufanda del Sporting, el club en el que el exjuagdor rumano dejó quizá su mayor huella. «Es una pérdida muy relevante para el Sporting y el sportinguismo no solo por su historia como jugador. Su figura se ha engrandecido mucho más por la lucha contra una enfermedad tan complicada», expuso David Guerra. El presidente ejecutivo y el exjugador José Antonio Redondo acudieron en representación de la entidad rojiblanca para mostrar sus condolencias en nombre del club. Guerra se refirió a Sabou como «un ejemplo de superación» por «las ganas que ha tenido de vivir y el tiempo peleando».

Familiares, amigos y allegados acudieron al complejo de Cabueñes durante toda la mañana. «Pena por su vida, por su mujer a quien conozco de hace años y demás», sintetizaba el que fuera su compañero Marcelino Elena desde allí. Con la sensación de que «la vida no ha sido justa con él» abandonaba el espigado centrocampista, ex del Sporting y Newcastle entre otros, la sala.

«Los recuerdos de cuando vine del Valencia y regresé al Sporting en 1995» era lo primero que se le venía a la mente a Eloy Olaya cuando se le preguntaba por el exjugador rumano. «Compartimos dos temporadas, era muy abierto y muy simpático». Olaya dibujaba ayer a un tipo «humilde» y «profesional», que lo dejaba todo en el campo y «al que la vida golpeó de forma tremenda con esta enfermedad».

Sabou pasó tres intensas temporadas en Gijón. Llegado del Racing, su cercanía lo hizo convertirse rápido en uno de los jugadores más queridos de la parroquia rojiblanca. Los últimos doce años de vida, desde que le diagnosticaron la ELA, engrandecieron su figura. «Tanto dentro como fuera del campo era un fenómeno», acertaba a decir el exguardameta rojiblanco Claudio Silva. Gallego y rumano no compartieron vestuario, pero el aprecio por Sabou era grande entre todos los veteranos del club, como también mostraba Manolo Jiménez, presente en el velatorio gijonés. «Como futbolista lo demostró todo, pero como persona lo superaba con creces».

A Caco Morán, promocionado al primer equipo en aquellos años, se le veía afectado: «Siempre te pillan por sorpresa estas cosas». El técnico analista del Sporting destacaba lo «contagioso» de su espíritu y catalogó a Sabou de «ejemplo». Todos coincidían con el mismo mensaje: «Marcel era mucho más que un compañero, pero por encima de todo era un luchador». Es la huella que deja.

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