«La epigenética podrá ayudar a enfermedades como la demencia»
Manel Esteller Director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras ·
«Me gustaría descubrir algo que diera pistas para cánceres más resistentes como el de páncreas o de cerebro y avances para los tumores en niños»El director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras ha sido el encargado de inaugurar en el ISPA el ciclo de charlas, patrocinadas ... por Janssen, de relevantes investigadores oncológicos de España. Manel Esteller (Sant Boi de Llobregat, 1968) es uno de los científicos españoles más relevantes en el ámbito de la epigenética y sus aplicaciones en el cáncer. Tiene el mayor factor de impacto total y el mayor número de citas entre los científicos biomédicos que investigan en el país. En Asturias pudo compartir tiempo e intercambiar información con colegas de investigación como los del área de Epigenética del Cáncer y Nanomedicina, que encabeza Mario Fernández Fraga.
-Ha venido a un ISPA recién acreditado por el Instituto de Salud Carlos III. Por lo que conoce, ¿cuál es el nivel investigador de Asturias?
-Siendo una comunidad relativamente pequeña, y estando alejada de los núcleos de comunicación, tiene un nivel investigador superior al que le tocaría por porcentaje por habitante. Hay áreas muy buenas, como la del cáncer, donde es muy boyante. La acreditación del ISPA le reconoce unos estándares internacionales excelentes, lo que les permitirá captar financiaciones específicas muy importantes.
-En general, ¿goza la ciencia de buena salud?
-A nivel mundial, ha permitido que una pandemia fuera controlada, junto a otros factores, con el desarrollo de vacunas de última generación. La ciencia como tal goza de buena salud y puede enfrentarse a retos. Lo que no goza de buena salud es la financiación de la ciencia. Nosotros dentro de Europa tenemos que presionar para que haya aún más financiación de excelencia, que se invierta en infraestructuras científicas o en formación de nuevos investigadores.
-Situarla, por tanto, en las agendas políticas y económicas.
-Así es, porque si no se habla de una cosa, no existe. Y si no hablamos de ciencia e investigación no figurará en las agendas políticas y económicas y no tirará adelante ni en consejos de administración, ni en consejos de ministros, ni en las comunidades.
-¿Confía en que la atención y posición que ha adquirido la ciencia con la pandemia perdure?
-La memoria humana suele ser bastante corta. Aunque ha habido bastantes cosas que han madurado en estos dos años. Hay toda una impronta de investigadores biomédicos que han estado formados durante este tiempo y la tecnología desarrollada va a ser usada para otras muchas cosas. Un ejemplo son las vacunas. Fueron con una tecnología muy novedosa que se pensaba que no serviría para nada práctico, que sería una distracción de los laboratorios para saber cómo funciona el ARN. Sin embargo, ha originado un tratamiento que ha demostrado una eficacia correcta para frenar esta pandemia.
Epigenética
-Vayamos a su especialidad: la epigenética que, para entendernos y según una definición suya, si la genética es como una orquesta, la epigenética es su director. El epigenoma es la suma de los procesos químicos que activan o desactivan genes. ¿Con qué descubrimiento en esta área se queda?
-Hay varios, pero quizá el más importante fue el encontrar que la epigenética alterada forma una parte esencial en el desarrollo del cáncer. La alteración es la misma, pero la más característica es que hay unos genes buenos, anticáncer, protectores de la transformación, de los que se pierde su actividad. Se apagan. Y eso se debe a que unas marcas químicas que se añaden lo silencian.
-¿Y esas alteraciones epigenéticas son causa o consecuencia del cáncer?
-Algunas son causa clara. Por ejemplo, hay tumores pediátricos donde solo hay alteraciones epigenéticas. Hay leucemias, linfomas, que son por alteraciones epigenéticas claras. Mientras que si hablamos de cáncer hereditario, las causas genéticas son muy importantes. Otros están entre medias. Por ejemplo, cuando una persona fuma lo que está haciendo es provocar cambios genéticos y epigenéticos en sus células y es un caso muy difícil de discernir cuando contribuyen uno u otro.
-¿Qué papel juega la epigenética en relación a otras áreas de la genética respecto a la medicina personalizada?
-Hoy en día cuando se tiene un cáncer te hacen un panel de genes y miran 30 o 50 genes y te dicen si ese tumor es sensible a uno u otro fármaco. De esos que miran, unos 20-25 son genéticos, pero hay 10-15 que ya son pruebas epigenéticas puras. Eso va creciendo, como para detectar tumores de origen desconocido, que hay pruebas epigenéticas que permiten decir dónde se originó una metástasis.
-¿Y cuál es o debe ser el papel de la epigenética en la medicina regenerativa?
-Es un aspecto muy importante. Todas las células del cuerpo humano tienen el mismo genoma, como una de la frente y una del bazo, pero hacen cosas muy distintas. Su epigenoma es diferente. ¿Cómo creamos un tejido nuevo? Reprogramándolo. Tienes una célula diferenciada de la piel, pero la reprogramas cambiando sus patrones epigenéticos para que ahora se parezca a una neurona, que quizá pueda utilizarse en pacientes con enfermedades neurológicas o raras, como el síndrome de Rett. Los cambios epigenéticos son esenciales para comprender la formación de nuevos órganos.
-¿La epigenética también podrá ayudar a otras enfermedades como las neurológicas?
-Exactamente. Porque si en el cáncer tenemos hoy tasas de curación globales de un 65%, las de curación de las enfermedades neurodegenerativas son 0%. Los mecanismos de la memoria tienen que ver con cambios epigenéticos, sobre todo con proteínas que empaquetan el ADN, y sabemos que en ratones, por ejemplo, ha sido posible devolver memoria usando fármacos epigenéticos. Estas pueden ser las primeras fases para empezar a pensar en la epigenética como ayuda en enfermedades tipo alzhéimer o demencia.
-Es cuestión de tiempo entonces.
-Sí. Lo que está claro es que la memoria, ya sea a corto o largo plazo, tiene que ver con mecanismos epigenéticos. Aquello que recordamos está puesto en nuestras células de una forma química que son estas marcas epigenéticas.
-¿Por qué aumenta el riesgo de un cáncer con la edad desde esa perspectiva epigenética?
-Porque las células cada vez que se dividen pueden generar un error. Si tienes ocho años, se han dividido pocas veces y hay pocas probabilidades de que se genere un error, pero con 65 años llevas otros tantos con células dividiéndose y en cada división puede generarse ese error.
-Llegados a este punto, ¿qué le gustaría descubrir?
-Algo que diera pistas para los cánceres más resistentes, como el de páncreas y del cerebro. Y también avances importantes para los tumores en niños, que tienen un porcentaje de curación de un 80-85%, pero queda ese 15% que son resistentes. Estaría muy bien llegar al 100% del tumor pediátrico.
-¿Investigación básica, traslacional o clínica? Se lo pregunto porque hay gente que dice que la traslacional, en la que se mueve usted, no profundiza tanto como la básica.
-Soy poco corporativista. A mí me gusta la investigación en todos los campos. En la biomédica, me gusta tanto la básica, que busca mecanismos íntimos de la enfermedad, como la traslacional, que busca la relación con la patología; y la clínica, en la que se está mirando si hay respuesta o no de un fármaco. Las tres me gustan y son igual de importantes. Pero la calidad de todas ellas ha de ser la misma. Nuestra exigencia tiene que ser de calidad. Si es elevada, no importa que sea básica en un gusano o más aplicada en pacientes.
-¿Por dónde pasa el futuro de la investigación?
-Estamos viendo en los laboratorios un cambio en cómo son. Ahora vemos que cada vez hay más gente sentada en ordenadores, cuando antes en un 95% eran personas con batas ante probetas. Hay mucho análisis de datos, inteligencia artificial... La bioinformática ha refinado y hecho cambiar mucho la ciencia y hay matemáticos e ingenieros en los laboratorios. Y es muy importante que estén porque aportan un visión distinta al problema.
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