«No se trata de vivir 200 años, sino de vivir con buena salud hasta el final»

Segunda jornada de AsturiasInnova+ dedicada a la biomedicina y el envejecimiento con José María Pérez Freije, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo, y Mario Fernández Fraga, investigador del CSIC en Asturias experto en epigenética. Juntos, con José María Urbano como guía, fueron transitando por los caminos que la ciencia nos abre para saber cómo y por qué envejecemos y qué hacer para hacerlo mejor, que al fin y al cabo es lo que importa. Pérez Freije lo dejó claro muy pronto: «No se trata de vivir 200 años, sino de vivir con buena salud hasta el final», resumió con el beneplácito de su colega, que escuchó atento todo el proceso que le llevó en el laboratorio de Carlos López Otín a meterse a fondo en el estudio del envejecimiento, y muy especialmente en el análisis de la progeria, una enfermedad «terrible» que sitúa la esperanza de vida de quienes la padecen en torno a los 15 o 20 años.

La progeria es una enfermedad, pero el envejecimiento, como aclararon ambos, es simplemente una parte más de la vida. Y en cómo se desarrolla influyen el fondo genético de cada persona y los estilos de vida. Con esas premisas claras, hay que centrarse en lo que interesa, en esos comportamientos que pueden hacer que tengamos una vejez mejor. «A veces nos obsesionamos con la genética, y en el caso del cáncer hay personas que incluso están dispuestas a quitarse mamas y ovarios por el riesgo genético, pero sin embargo fuman», relató Pérez Freije, convencido de que ese no parece el mejor camino. La cuestión es llevar una vida equilibrada sin obsesiones. «Tampoco conviene caer en la paranoia, si te gusta tomarte un vino, te lo tomas, pero no la botella entera. Esto es algo que está al alcance de todo el mundo y tiene un impacto clarísimo», resumió. Por cierto, el mejor consejo que aporta la ciencia para envejecer más despacio es apostar por la frugalidad: reducir la ingesta calórica funciona.

Una vida saludable incluye lo dicho, pero, como se encargó de explicar Fernández Fraga, conviene no olvidarse de que la medicina también está detrás de que vivamos más y mejor: «La esperanza de vida viene determinada por el fondo genético y el estilo de vida, pero también por los avances en la atención médica que reciben los pacientes».

Hay un debate científico sobre cuál será la esperanza de vida máxima del ser humano. Para algunos, no hay límites; para otros, sí: «Yo creo que, como el resto de las especies, tenemos un límite genético que no sabemos exactamente dónde está, pero probablemente estemos cerca, porque hemos conseguido condiciones de vida muy favorables. Y eso no es malo. Es condición inherente a la especie y tenemos que aceptarla, tampoco podemos volar ni respirar bajo el agua», concluye Mario Fernández Fraga.