Comprar tu propia cara, y la de otros, ya es posible en Japón

Ojeroso, con algún grano que incordia, la piel apagada o luciendo un vistoso orzuelo nacido a traición. A veces, uno se despierta con tan mala cara que desearía esconder su rostro tras una careta. Conseguirlo, sin perder la propia imagen, ya tiene solución gracias a una tienda japonesa, que comercializa máscaras hiperrarlistas.

El asombroso parecido genera estupor. La imagen se crea en tres dimensiones tomando como referencia fotogafías y a una escala del 105 por ciento y el resultado obtenido por la tienda Kamenya Omonte ha dado la vuelta al mundo.

El primer cliente que participó en el proyecto The Face fue el propietario del negocio, Shuhei Okawara. La máscara de su rostro anodino voló y ahora existen réplicas de su imagen en diversos rincones de Tokio. A los siguientes participantes, les ofreció más de trescientos euros por permitir 'clonar' su rostro.

El fenómeno permite ahora ver la misma cara, idéntica, en distintos lugares del planeta. Al igual que ocurre con cualquier troquel, la creación del molde es la parte más cara del proceso pero, una vez asumido ese coste, la elaboración de copias sale mucho más económica.

«El número de personas que tienen la misma cara que tú aumentará en el mundo», augura el negocio. Más allá de esconder el propio rotro bajo una versión mejorada y neutra del mismo, los compradores también pueden llegar ser, al menos en apariencia, quienes siempre soñaron.