Empresas asturianas investigan biocombustibles a base de algas

El proyecto Algabio consiste en la investigación para la introducción de micro algas en el proceso de producción de biocombustibles con un mayor rendimiento que los elaborados actualmente. La empresa asturiana Bionorte, perteneciente al Grupo Isastur, trabajará en este proyecto junto a las firmas también asturianas Biogas Fuel Cell -líder del proyecto- y Tecnomet.

El primer paso de esta investigación es conseguir «una tecnología viable de cultivo y cosechado de micro algas como materia prima inagotable y no contaminante para la producción de biodiésel de segunda generación», según explica el Grupo Isastur en un comunicado.

Está previsto que en este trabajo participen especialistas de las Universidades de Oviedo y de Valladolid, que serán los encargados de servir de apoyo en varios de los pasos del proceso de investigación.

Algabio, que está financiado parcialmente por el Gobierno del Principado, a través de los fondos Feder 2007-2013, tiene como finalidad conseguir un combustible con mayor rendimiento que los actuales. En concreto, el del biodiésel producido a base de algas es unas 300 veces superior al que se alcanza con el elaborado con soja y unas 25 sobre el que se consigue con palma. Además del rendimiento, las algas tienen otra ventaja destacada, como es que su crecimiento es mucho más rápido que el de las plantas oleaginosas, pues se consigue en sólo unos pocos días.

De todas formas, los investigadores son conscientes de que la industria española del biodiésel se encuentra con numerosas dificultades. Además del continuo cierre de plantas productivas, las que aún están operativas producen a una capacidad muy inferior a la instalada -se calcula que el 77% de ellas no se encuentran operativas-. Otro problema es el derivado de las prácticas desleales en los mercados internacionales que hacen necesaria la introducción de nuevas materias primas en la fabricaciones de biocombustibles para que no se interfiera en la cadena alimentaria y se favorezca la competitividad con mejores rendimientos o costes más bajos.

Menos emisiones

Precisamente, aquí es donde las microalgas entran en juego, dado que recientes estudios sobre el cultivo de algas microscópicas las consideran ideales para la producción de biocombustibles debido a la reducción de emisiones de efecto invernadero y a la alta productividad que consiguen. Esta circunstancia se mide por los metros cúbicos de bioaceites producidos por cada kilómetro cuadrado de superficie cultivada. Los datos son más que elocuentes, dado que las algas tienen un rendimiento de entre 10.000 y 20.000 metros cúbicos por cada kilómetro cuadrado cultivado, mientras que la colza llega a los 120, la soja, a los 40; la mostaza, a los 130, y la palma, a los 600.

La investigación para la utilización de algas en la producción de biodiésel comenzó en la década de los años 90 del siglo pasado, en la Universidad de New Hampshire (Estados Unidos), que propone la utilización de algas que tengan un contenido en aceite mayor del 50% y que crecerían en estanques de plantas potabilizadoras. La producción del biodiésel de algas aún no se ha llevado a cabo, por lo que este grupo de empresas asturianas esperan poder aplicarlo en un futuro en la planta de producción que Bionorte tiene en el polígono industrial de La Florida, en el concejo de San Martín del Rey Aurelio.