Las hijas del asturiano asesinado en Argentina tienen miedo y piden protección policial
Fue Giselle quien desconfió de su cuñado y, cuando comprobó que había salido del edificio con una bolsa sospechosa, alertó a su hermana, que consiguió arrastrar, mediante un engaño, a su marido a la comisaría
ELCOMERCIO.ES
Jueves, 26 de enero 2017, 17:56
Las hijas del empresario lenense asesinado el sábado en Buenos Aires, Roberto Fernández Montes, han declarado a Clarín que tienen miedo y han pedido protección policial. «Tenemos miedo de que vengan por nosotras», han asegurado Giselle, de 32 años, y Natalia, de 34, al diario argentino.
«Hace 13 años que estaba con Santiago. El que hizo esto no es quien yo conocí. Es impensado, todavía no lo puedo creer. Tengo miedo de lo que nos puedan llegar a hacer, porque se ve que tenía una vida ajena a nosotras, desconocida», ha reconocido Natalia Fernández, esposa de Santiago Corona, también de 34 años y principal acusado por el crimen. Además hay otros dos detenidos y un prófugo de la justicia.
Natalia, que tiene dos hijos con el presunto asesino, recuerda que su padre y su marido eran «compinches» y que la relación se torció cuando el negocio de Roberto Fernández Montes, una empresa de alquiler de maquinaria de construcción, empezó a ir mal. Según ha contado, su esposo reconoció en un primer momento ser el culpable de la desaparición de un dinero, pero luego lo desmintió acusando a su suegro de mentiroso.
La mujer ha relatado cómo Santiago Corona controlaba sus actos, no permitiéndole ni tener lleve de su casa, y ha argumento que seguía con él porque la amenazaba con quitarle la custodia de sus dos hijos o hacerle daño. Por ese motivo Roberto Fernández Montes nunca se atrevió a denunciar.
«Él pensaba en sus hijas, en sus nietos. Nunca se hubiera animado a denunciarlo», explica María del Carmen Liñeira, pareja del empresario desde hacía 13 años y quien recopiló las pruebas del fraude de Santiago Corona, que llevó a 'Mini Vial', la empresa del asturiano, a la quiebra.
A mediados del año pasado de Fernández Montes comenzó a recibir amenazas y es precisamente a ese entorno al que ahora temen las hijas. «Ellas necesitan estar protegidas porque recibieron amenazas y porque hay un tercer implicado que está prófugo, tienen que tener custodia», ha argumentado Matías Morla, el abogado de la familia.
Según publica Clarín, fue Giselle quien descubrió que habían matado a su padre. Ella compartía piso con su él y, tras encontrar indicios en casa de que algo malo había sucedido, pidió las grabaciones de las cámaras de seguridad. Una vez comprobó que alguien había salido del edificio con una bolsa sospechosa y que podría ser su cuñado, pidió a su hermana que saliera de casa rápido con sus hijos. Pero Natalia se encontraba con el presunto criminal y no quería levantar sospechas con su nerviosismo, así que trató como pudo de convencerle para acudir a la Policía, alegando que tenía que realizar unos trámites. «En ese momento me cayeron todas las fichas y entré en crisis. Traté de disimular lo más que pude porque él se quería quedar en casa con los chicos hasta que lo convencí de que también tenía que ir», ha narrado al periódico con angustia.
Cuando llegaron a comisaría, los agentes ya habían visto las imágenes aportadas por Giselle y Santiago Corona fue detenido.