La mejor casadiella del mundo se cocina en Turón

Su abuela, Maruja, estaría muy orgullosa de ella. Porque gracias a su receta, María Barredo Sánchez ha conseguido ser una de las triunfadoras del VIII Concurso Mundial de Casadiellas, organizado por la Hermandad de la Probe, de La Foz de Morcín. Con esa receta familiar, que ha pasado por tres generaciones, esta turonesa se hizo con el premio a la mejor casadiella para alumnos de escuelas de hostelería. Ella lo es de la de Aller.

Un vaso de vino blanco, uno de aceite, un sobre de levadura, media cucharada de sal, harina y unas buenas manos, además de la inestimable ayuda de su madre, Ana María, le sirvieron a María para hacerse con el galardón, en un certamen con cuatro categorías: mejor casadiella artesana profesional; mejor casadiella casera; mejor casadiella para escuelas de hostelería y mejor casadiella para los participantes de Morcín. El jurado marcó normas y condiciones. Por ejemplo, que todos los participantes debían entregar seis unidades con un peso máximo de 70 gramos cada una, y que debían ajustarse a los parámetros de elaboración tradicional asturiana. Debían de estar rellenas de nueces, avellanas o una mezcla de ambas, pudiendo ser aderezadas con azúcar y anís. La base de la masa tenía que ser de hojaldre o cualquier otro tipo de pasta. Por último, podrían ser elaboradas fritas o al horno.

María Barredo lleva toda la vida vinculada al mundo de la cocina, aunque desde hace dieciséis años de manera más profesional. Actualmente trabaja en la cafetería La Brújula, en Mieres, y estudia primero de Dirección de Cocina en la Escuela de Hostelería de Aller.

Natural de Villapendi, Turón, en el concejo de Mieres, la protagonista admite que «lo que más ilusión me hizo del concurso fue ver que la receta familiar recibiera un premio». Esa receta de la abuela Maruja, que conservó la hija, Ana María, y con la que ahora triunfa la nieta. «No tiene truco», bromeó la ganadora. De hecho, hizo las casadiellas con su madre (debían presentarlas ya elaboradas). En realidad, cualquier plato triunfador tiene sus trucos. En su caso, uno de ellos es conseguir que la masa quede lo más elástica posible, no demasiado dura, para poder incluir bien el relleno.

Master class en Alicante

Con unos buenos ingredientes, de calidad, la tarea empieza mezclando el aceite y el vino blanco, para después incluir la sal y la levadura. Echar harina poco a poco, según pida. A continuación, remover la masa con las manos. El siguiente movimiento consiste en moldear la masa con el rodillo y dejarla lista para incluir el engrudo o relleno, «sin dejar mucho tiempo de reposo». Una taza de nuez molida, media taza de azúcar y seis u ocho cucharadas de licor «mitad anís y mitad Brandy», son los elementos para hacer el relleno, que debe quedar en el centro, «imprescindible que no llegue a los bordes».

Los últimos pasos consisten en envolver la masa, dar forma cortando con un cuchillo en ambos lados, para después echar por encima agua y azúcar. Para finalizar, freirlas en aceite de oliva y, en unos minutos, saldrán las mejores casadiellas del mundo.

Unas casadiellas con premio. El que María Barredo recibió fue un medallón bañado en oro y una invitación por parte del Instituto Técnico de la Panadería y Pastelería Asturiana, dependiente del Gremio de Artesanos Confiteros del Principado de Asturias, para una master class de dos días de duración, y valorada en 450 euros, impartida por José Ramón Marcos Candela en sus instalaciones de la Pastelería Crujiente, en Redován, Alicante, los días 30 y 31 de enero. María y el resto de ganadores tendrán la oportunidad de aprender de uno de los pasteleros más reconocidos, y de llevar las recetas de sus casadiellas a otros lugares de España.