El acusado de matar a Silvia Hernández en Roces afronta 22 años de cárcel
El juicio a Celestino V. G. dará comienzo el 28 de mayo en la Audiencia Provincial mediante la modalidad de jurado popular
La Sección Octava de la Audiencia Provincial acogerá a partir del 28 de mayo el juicio a Celestino V. G., acusado de matar a su compañera sentimental, Silvia Hernández, en su domicilio de Roces en marzo de 2016. La vista oral se celebrará mediante la modalidad de jurado popular durante cuatro sesiones. La fiscalía solicita una condena de 22 años de prisión por el delito de homicidio, a los que suma otros diez de libertad vigilada.
La víctima, de 34 años, tenía una minusvalía del 70%, reconocida por la Consejería de Vivienda y Bienestar Social del Principado. La acusación pública sostiene que ambos mantenían una relación sentimental desde 2012 y que el 13 de marzo de 2016 «la pareja se dirigía hacia su domicilio e inició una acalorada discusión en la calle, en el transcurso de la cual el acusado le dijo a la mujer: «Hija de puta, te voy a matar».
Una vez entraron en casa, «continuaron discutiendo, tomando el acusado la decisión de acabar con la vida de su pareja, por lo que cogió un cuchillo de cocina de 22 centímetros y se lo clavó en al menos dos ocasiones en la zona torácica y a nivel de la línea axilar». «Durante todo ese día, el acusado, consciente de que la mujer estaba aún con vida tumbada en la cama sin poder levantarse, agonizando, no procedió llamar a los servicios médicos ni a prestarle ningún tipo de auxilio», apunta la calificación de la fiscalía.
La víctima, de 34 años, tenía una minusvalía psíquica reconocida del 70%
No fue hasta aproximadamente las 6.17 horas del día 14 cuando llamó a los servicios de emergencia, que inmediatamente se personaron en el lugar y constataron que Silvia había muerto. Previamente, el acusado, «con el objetivo de aparentar que la mujer aún se encontraba viva, le cogió su teléfono móvil y realizó una llamada desde el mismo al suyo propio. Fue detenido el mismo día del crimen.
Entre la víctima y el presunto agresor habían mediado varias órdenes mutuas de alejamiento por los continuos episodios violentos que protagonizaban.