Piden salvar las chimeneas de la mina de La Soterraña por su «importante» valor patrimonial

Es una de las opiniones que lanza el director conservador del Museo de Geología de la Universidad de Oviedo, Luis Miguel Rodríguez Terente. «Se lo van a cargar todo con este plan de descontaminación, en el que se incluyen tres chimeneas. Hay una de ladrillo, que es imponente; otra, de hormigón; y la tercera es de piedra caliza, que es única en Asturias». Señala que estas estructuras reflejan tres épocas diferentes. La función que tenían era la de evacuar los gases que se generaban lo más lejos posible. «En este momento es preciso lanzar un mensaje claro, que es preciso hacer una reflexión para optar por la protección de estos elementos». En el futuro, se podría, incluso, hacer una ruta en la que se haga referencia a la actividad que allí se desarrolló. De lo contrario, nadie se va a acordar. Es como cuando se mantienen los castilletes».

Fue una explotación muy rica y parte del mineral que generó la actividad sigue allí debajo. Es necesario limpiar la zona y eliminar muchos de los elementos industriales que realmente acumulan elementos tóxicos. Y aunque la última actividad intensiva, como tal, dio comienzo en los años 50, hay estudiosos que ya hablan de extracción de mercurio en la época romana. Ya en la moderna, dio comienzo a principios del siglo XX. La chimenea de piedra, al parecer, fue construida en el siglo XIX, en la época de La Fábrica de Mieres. La última data de la segunda mitad de la década de los 50 del siglo pasado.

El plan de descontaminación es una actuación que recoge una inversión cercana a los ocho millones de euros (7,98) procedentes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. El presupuesto regional para 2024 ya contempla una partida de más de cuatro millones.

La actuación contempla el mencionado encapsulado que se construirá, en detalle, en la zona de la escombrera superior por ser la menos contaminada. Se creará un vaso de seguridad que permita aislar de forma eficiente estos residuos. Su superficie será de unos 3.630 metros cuadrados. Será impermeable y estable en el tiempo para que impida que los elementos contaminados salgan a la superficie, y que las aguas de infiltración de pluviales se contaminen. Para ello se emplearán diversas técnicas combinadas, como una geomalla, material geotextil o una lámina de arcilla, entre otras, para después tener una cubierta vegetal.