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En el barrio de La Villa se respira aún mucho nerviosismo y tensión. No es para menos. La explosión de gas de este lunes ... en Mieres que derribó un edificio y dejó a dieciocho personas heridas, tres de ellas de gravedad, ha dejado a todo el vecindario angustiado, pero en parte «aliviado» porque no haya habido consecuencias mayores, ya que «podría haber sido una desgracia». Algunos han perdido sus casas, sus pertenencias, sus recuerdos y buena parte de los vecinos de la zona afectada han pasado la noche realojados en hoteles del concejo. Esta mañana han podido acercarse a sus casas y coger algunas bolsas y petates para pasar los próximos días.
«Hemos dormido como hemos podido... Mal, nerviosos, pero a la vez bien de haber pidido ayudar algo». Son palabras de Berto Tiberie, un vecino de la zona que tras la deflagración y pese al caos del momento, de no saber bien qué pasaba, no lo dudó un segundo y se echó a la calle para ayudar a los heridos.
Estaba en su casa cuando se produjo la explosión; de repente sonó «¡bumba! muy fuerte» y «al salir a la calle para ayudar a nuestros familiares vi a dos obreros que estaban bajo los escombros, llenos de sangre. No podíamos dejarlos ahí», narra con la angustia aún en el cuerpo. Los sacaron de la 'zona cero' a la calle y hoy le dieron la noticia de que estaban vivos. «Cuesta decirlo porque estamos mal, pero también estoy feliz de la vida de que esas personas estén vivas», agrega.
A Arturo Suárez la brutal explosión le pilló llegando a casa de trabajar. Acababa de aparcar el coche cuando ocurrió el estallido que sumió a toda la zona en un denso humo negro. «Estaba cruzando por la carretera cuando salió todo por los aires. Yo me libré, pero a una chica que caminaba por mi lado le cayó encima una teja en la cabeza», detalla este vecino. Vio cómo de repente de esa densa humareda oscura salía un obrero completamente cubierto de polvo nehro, «y empezaron a caer cascotes de todos lados. Podría decirse que mi casa me salvó la vida porque la onda expansiva me hubiera llevado por delante».
Su familia estaba dentro de casa cuando ocurrió la deflagración. «Mi hijo de 10 años se asustó muchísimo porque me vio desde la ventana cuando estaba aparcando y de repente pasó la explosión y dejó de verme. Yo quería entrar a por ellos, pero no veía nada. Fue bastante angustioso, pero estamos aquí. Hemos pasado la noche en un hotel como hemos podido, agrega Arturo que, quiere agradecer la colaboración de todos los equipos que han trabajado intensamente desde ayer en la zona y de las autoridades. «Tuvimos un apoyo fenomenal por parte de todo el mundo, desde Barbón, el alcalde, la delegada del Gobierno, los concejales, Cruz Roja, Policía, Bomberos... Todos se han comportado genial», subraya este hombre que respira algo aliviado tras el gran susto de ayer.
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