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Pudo ser una tragedia aún mayor. Algunos testigos hablan de que si la explosión en Mieres se llega a producir a las siete de la tarde, con los niños sin colegio y muchos de ellos jugando en la calle, lo ocurrido podría haber tenido consecuencias terribles. Lo fueron, pero también, como aseguró el presidente del Principado Adrián Barbón, «estamos ante un milagro. El milagro de Mieres». No se produjeron víctimas mortales, aunque hubo 18 personas heridas, tres de ellas graves y una que a última hora de este lunes valoraban trasladarla a la Unidad de Quemados del Hospital de La Paz, en Madrid.
Todo empezó alrededor de las dos de la tarde en el barrio de La Villa. Un fuerte olor a gas comenzó a propagarse por el vecindario, generando una gran preocupación entre los residentes del entorno. En ese momento había dos obras en la calle Ramón y Cajal: una en la vía pública y la otra en una vivienda. Las primeras investigaciones apuntan a que los operarios que trabajaban en la calle, en unas labores de cambio de suministros eléctricos, perforaron una canalización de gas ciudad durante una de las catas. Acudieron agentes de la Policía Local y también técnicos de la empresa Elecnor para tratar de determinar el origen de la fuga de gas. Cortaron el suministro y se encontraban realizando las labores de revisión cuando pocos minutos después de las cuatro de la tarde «se escuchó un bombazo desde todo Mieres», que dejó a la población petrificada.
Olor a gas En torno a las 14 horas se comenzó a notar un fuerte olor a gas en la calle Ramón y Cajal y alrededores.
Alerta El Centro de Coordinación de Emergencias del 112 Asturias recibió el aviso a las 16 horas. En las llamadas indicaban que se había producido una gran explosión y había al menos siete personas heridas y posibles atrapados.
Víctimas Se produjeron 18 heridos, tres de ellos graves. Una mujer, con quemaduras de gravedad. Se descartan víctimas mortales.
Desalojo Varios edificios cercanos al derruido fueron evacuados. Sus inquilinos han sido realojados en hoteles y residencias.
Investigación Para determinar las causas del siniestro. Todo apunta a la perforación de una canalización.
Varios operarios salieron despedidos, un edificio de tres plantas se derrumbó en cuestión de segundos, el bloque contiguo sufrió un incendio y varios inmuebles presentan importantes destrozos. Muchos vecinos huyeron despavoridos de sus casas. La mujer propietaria del edificio derruido salvó su vida gracias a que había salido a la calle apenas unos minutos antes, preocupada por ese fuerte olor a gas que no cesaba. Los peores parados fueron varios jóvenes que estaban reunidos en la parte trasera de la casa, en un espacio público. «Salimos corriendo y vimos la desolación y a varios chicos entre los escombros. Como pude, con ayuda de más gente, los sacamos, había alguno que estaba bastante mal», explicó José Antonio Rubio, vecino de la calle de la brutal explosión que convirtió a Mieres en «un escenario de guerra». En pocos minutos comenzaron a llegar a la zona cero los bomberos del parque de Mieres y también Bomberos de Asturias, una decena de ambulancias y UVIs móviles del SAMU, la Unidad Canina de Rescate, un centenar de agentes de la Policía Nacional (con unidades especializadas de la Jefatura Superior de Policía de Asturias) y hasta el Tedax. Comenzó la evacuación de los heridos al mismo tiempo que se aseguraba el perímetro ante el temor de que se repitieran las explosiones.
Los perros especializados en búsqueda de personas empezaron con las labores de rastreo en los aproximadamente diez metros de escombros a los que quedó reducida la vivienda derrumbada. La mayor preocupación de los servicios de emergencia era que hubiese personas atrapadas en el interior. Después de cuatro horas de intensos trabajos, se descartó la existencia de fallecidos o atrapados.
Con los heridos evacuados al Hospital del Valle del Nalón, al Álvarez-Buylla de Mieres y al HUCA, y mientras los rescatadores trabajaban en las labores de rastreo, más de dos centenares de vecinos desalojados de sus casas permanecían en la calle a la espera de poder regresar a sus viviendas a «por algo de ropa y medicamentos». Algunos buscaron cobijo en casa de familiares y amigos, pero otros tuvieron que ser realojados en hoteles y residencias de la zona hasta que se garantice que la estructura de las viviendas no ha resultado dañada.
«Lo han perdido todo», decía conmocionado por el suceso el alcalde de Mieres, Manuel Ángel Álvarez: «Ahora nos centramos en las víctimas, pero también en la gente que perdió sus casas y todo lo que tenían hasta que puedan recuperar la normalidad y que no será fácil dadas las circunstancias». Muchos niños acompañados de adultos tuvieron que ser arropados y abrigados con las mantas facilitadas por la Cruz Roja. «Salimos con lo puesto al escuchar el estruendo, no nos dio ni tiempo a ponernos el abrigo y la niña salió hasta descalza...», relataba una mujer una hora después.
Dan Giurbureanu esperaba junto a la cinta policial «a poder entrar en casa a coger las pastillas para el corazón. Me dio un infarto hace poco y, claro, con este susto no estoy para dejar de tomarlas justo hoy», se resignaba, agradecido, por otra parte, de que «a mis nietas de dos meses y dos años no les haya pasado nada». Vivían justo al lado de la vivienda derrumbada y su casa ha quedado «muy afectada», dijo. «Retumbó toda la cuenca», incidía.
El presidente del Principado, Adrián Barbón, llegó al puesto avanzado de mando a media tarde y mostró su cariño y apoyo a los vecinos afectados. «Estamos completamente volcados», dijo, para a continuación apuntar que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le había llamado para interesarse por lo ocurrido y ofrecer el apoyo y los recursos del Estado necesarios.
La delegada del Gobierno, Adriana Lastra, explicó que «se están investigando las causas de la explosión. Parece ser que había dos obras en la misma calle y se va a hacer un estudio para saber qué ocurrió». Añadió que «se mantendrá el perímetro de seguridad de 150 metros en previsión de que puedan producirse nuevas explosiones» y que permanecerá desplegada «la Unidad de Intervención Policial (UIP) para evitar pillajes porque, lamentablemente, estas cosas ocurren y deben evitarse».
Tanto el presidente del Principado, como Lastra y el alcalde mierense agradecieron a las fuerzas de seguridad y socorro su impresionante despliegue y el esfuerzo realizado. Hasta allí se desplazaron policías locales, nacionales, efectivos de Bomberos de Asturias, Tedax, la Unidad Canina de Rescate de Asturias, los miembros de la UIP, Protección Civil y Cruz Roja, además de sanitarios.
La consejera de Salud, Concepción Saavedra, dio el parte de los heridos: uno de los más graves es un joven de 22 años –E. M. F.– que presentaba un politrauma y un traumatismo craneoencefálico. Una mujer de 64 años –M. D. S.– presentaba un severo traumatismo craneal y quemaduras. Hay otras cuatro personas ingresadas por policontusiones. En el lugar fueron atendidos por los sanitarios el resto de heridos leves y varios vecinos que sufrieron crisis de ansiedad por el impacto emocional de lo ocurrido.
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