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El histórico expresidente de la Sociedad de Festejos de Pola de Siero, Jenaro Soto, habla para EL COMERCIO sobre el futuro de la ... entidad ante la crisis generada por la directiva saliente. ¿Quiere volver a dirigirla? «De verdad que no quiero; otra cosa es que vea peligrar su futuro. Antes de su desaparición, doy un paso adelante», afirmó en una céntrica cafetería de la villa.
Parece que se ha especializado en regresar ante situaciones conflictivas; volvió en 2012 tras la marcha de Manuel Freije –quien le sucedió en el puesto hace más de veinte años– y, ahora, puede ocurrir lo mismo con una junta que lo echó hace poco más de cuatro años. Pero Soto sabe que un posible regreso no sería fácil por el «veto» de esa directiva, que ahora forma la gestora: «Habrá guerra y estoy dispuesto a acudir al juzgado», advierte.
La crisis en la Sociedad de Festejos se veía venir, y durante el pregón del último Carmín se adivinó tormenta cuando la presidenta, Lucía Noval, anunció desde el balcón del Consistorio su marcha de la entidad. La directiva saliente mantuvo un enfrentamiento constante con el alcalde, el socialista Ángel García, 'Cepi', a cuenta del dinero recibido a modo de subvención, que se calificaba de insuficiente para las fiestas polesas. «Llegaron con anuncios de modernización y de mejora, y mintieron a la sociedad polesa; al final, se han enfrentado con todo el mundo y no saben hacer autocrítica. El problema es que lo que han hecho es defender sus intereses personales», dijo Soto en referencia a un hostelero de la localidad.
La primera gran cita festiva de La Pola tendría que celebrarse en menos de un mes, Les Comadres, el próximo 27 de febrero. «Son como el perro del hortelano; no organizan y no dejan que se pueda hacer algo. Ajustaron los plazos de las asambleas para mantener un pulso con el alcalde», acusó Soto. «Es que ya no da tiempo para preparar un programa de actividades; y es una pena porque se trata de la celebración más antigua de la villa, que data de principios del 1500».
Soto asegura tener miedo por la «posible merma» del patrimonio de la sociedad si se abre un proceso de disolución; «además de los locales –unos 60.000 euros–, están las marcas registradas de Les Comadres, los Güevos Pintos y El Carmín, que tienen un valor incalculable. De aceptarlo la asamblea, podrían incluso venderlas a una empresa», alerta el expresidente de la sociedad.
No hay novedad alguna desde la última asamblea del 27 de diciembre. Pero esto no se debe a que la gestora formada no quiera actuar, según explicó recientemente la presidenta saliente, Lucía Noval: «Aún no está fechada –una nueva reunión para abordar el futuro del colectivo– porque falta información pertinente del Principado. No es porque no nos dé la gana de hacer nada».
Los hoteleros ya comenzaron a organizar menús especiales de Les Comadres sin esperar a la entidad.
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