Abren las salas de espera en centros de salud y las visitas hospitalarias son más flexibles

Los centros de salud asturianos vuelven a disponer libremente de sus salas de espera. Y, en los hospitales, se permite de nuevo el acompañamiento permanente de los pacientes, además de ampliar el horario de las visitas. Ese es, en líneas generales, el nuevo escenario que se abre en los dispositivos sanitarios de la región después de casi tres semanas en riesgo cero por coronavirus.

Aunque se reducen las restricciones, el ámbito sanitario sigue considerándose «vulnerable», así que esa flexibilización tiene matices. Más en detalle: las salas de espera deberán estar bien ventiladas y los asientos mantendrán una separación «segura» entre usuarios que no pertenezcan a un mismo grupo familiar. En cuanto a los hospitales, los horarios de las visitas se ampliarán progresivamente, en función de los servicios y las instrucciones médicas.

Ni se recuperará la laxitud anterior a la pandemia ni las visitas estarán reducidas a 60 minutos al día, como viene ocurriendo todos estos meses. La idea es establecer un régimen de visitas de tres o cuatro horas, durante las cuales únicamente podrá permanecer un familiar por paciente en las habitaciones múltiples y dos, si las habitaciones son individuales. El acompañamiento podrá ser permanente en el caso de pacientes pediátricos; personas con discapacidad o deterioro cognitivo; enfermos con cuidados paliativos; postoperados en las primeras 24 horas tras la intervención quirúrgica; y embarazadas.

Lo que se mantiene como siempre es la obligación de usar en todo momento la mascarilla dentro de centros de salud y hospitales. Aun así, los profesionales sanitarios respiran aliviados ante la nueva situación epidemiológica, que Álvaro González Franco, jefe del servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), considera «moderadamente optimista».

El riesgo, en cualquier caso, no ha desaparecido. «Está concentrado en espacios interiores, mal ventilados y con aglomeraciones», precisa González Franco. Por tanto, se recomienda extremar las precauciones en estos entornos o evitarlos en la medida de lo posible. Por lo demás, «en este momento, claramente de baja presión del coronavirus, ya no tiene sentido mantener las mismas restricciones que hasta ahora».

Por poner un ejemplo: «Una cosa es llevar mascarilla cuando se camina por una zona rural, que no hay por qué, y otra muy distinta estar jugando la partida en un bar durante varias horas». Que el control del coronavirus se haya dejado a criterio ciudadano no convence, sin embargo, a José Antonio Vidal, neurólogo del Hospital de Cabueñes y representante del Sindicato Médico Profesional. Coincide en que, «actuando con prudencia, estamos ante los últimos coletazos de la pandemia». Pero advierte de que «la mayor parte de la población vive ya como si todo hubiese pasado». Y eso precoupa a los profesionales sanitarios.

Por eso, insisten en que, pese a la eliminación del grueso de restricciones que venían aplicándose hasta ahora, «hay que mantener con cierta intensidad medidas como el lavado de manos, la distancia interpersonal o el uso de mascarilla en interiores o aglomeraciones». En el caso de José Antonio Vidal incluso duda de «si ha sido o no aconsejable» haber trasmitido una sensación de normalidad «antes de ver qué pasa con la tercera dosis de la vacuna contra la covid y con la campaña de la gripe». Dos «incertidumbres» pendientes de resolver y que, en su opinión, pueden determinar la evolución epidemiológica.

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