«Si alguien no puede ir de vacaciones o a un bar o tener actividades de ocio, es pobre»

Elena Rúa (Oviedo, 1980) es la responsable en Asturias de Ayuda en Acción y, junto a su equipo, cada vez tiene más labor. La mala coyuntura económica ha provocado que uno de cada cuatro ciudadanos se encuentre en riesgo de pobreza o exclusión social. Un 5% de quienes no corren dicho riesgo, no pueden permitirse 'lujos' como comer carne dos veces a la semana o calentar el hogar.

-Más de 260.000 asturianos se encuentran en riesgo de pobreza o de exclusión social. Cómo valora este dato.

-Bueno, Asturias no tiene ni mucho menos la peor situación de toda España. Estamos viviendo momentos delicados que afectan a todos los países y eso supone que haya más personas pobres que hace años. Para nosotros, simplemente con que haya una persona pobre ya es un drama, pero hay que tener en cuenta el contexto.

-Según su afirmación, parece que solo queda resignarnos.

-En absoluto. Hay que luchar contra la pobreza y no se pueden escatimar esfuerzos. Pero también hay que ser justos. Tanto el Gobierno de España como el de Asturias han adoptado una batería de medidas que sirven como dique de contención. Eso sí, hay margen de maniobra y siempre se puede mejorar.

-Y será necesario que se haga, porque somos el sexto país de la zona euro con la inflación más alta y el quinto con mayores costes energéticos. Eso sin hablar de los sueldos, porque en esa estadística ya no estamos tan bien situados.

-Somos conscientes del drama que está viviendo mucha gente. Hay muchas personas que no pueden llenar el depósito del coche o que ni tan siquiera pueden mantener su vivienda a una temperatura aceptable. Ahora bien, ¿Qué pasaría si el Ejecutivo no hubiera aplicado estas medidas? La situación sería mucho peor.

-Antes se refería a que el Gobierno tiene margen de maniobra para seguir combatiendo la pobreza. ¿Qué opciones tiene?

-Los políticos deben tener en cuenta que hay tres derechos esenciales: la educación, la sanidad y la vivienda. Si se garantiza el cumplimiento de esas tres cuestiones, se habrá dado un gran paso hacia adelante.

-¿Para garantizar el derecho a la vivienda plantea la injerencia del Gobierno de turno en la propiedad privada?

-No. Propongo que se creen parques de vivienda pública tanto a nivel de compra como de alquiler. Y, por supuesto, que no se permitan alquileres abusivos y se proteja a las personas más vulnerables.

-¿Y quién decide si un precio es abusivo? Eso es una injerencia en toda regla.

-Hay opciones para hacerlo sin obligar a los propietarios a establecer unos precios fijos. Hay que explorar todas las vías para no caer en ilegalidades y tampoco vulnerar los derechos de nadie, es decir, ni el del propietario ni el del inquilino.

-¿Cuántas personas no tienen un hogar en Asturias?

-Desconozco la cifra actual, pero el problema no se reduce solo a cuántas personas no tienen un hogar. Quien está en esa situación se encuentra en una estado de gravedad extrema, pero muchos también viven en infraviviendas. Con este nombre, hacemos referencia a aquellos pisos en los que no se cumplen unas condiciones vitales mínimas.

-¿Cuál es la medición adecuada de la pobreza?

-Creo que el modelo actual presenta numerosas ventajas. Hasta hace unos años se consideraba pobre a quien no tenía para comer o, incluso, a quien no tenía ni tan siquiera un hogar. Ahora el concepto se ha ampliado y se acerca mucho más a la realidad.

-Hay una serie de preguntas que sirven para determinar si alguien se encuentra en el umbral de pobreza. Una de ellas plantea si uno puede permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año. Yo pensaba que esto era un privilegio.

-Nadie por no poder irse de vacaciones pasa a ser pobre. Eso sí, si no puede hacerlo y tampoco cumple con otros parámetros se le incluye dentro del umbral. Cuando una persona no puede irse de vacaciones, no puede realizar actividades de ocio con sus amigos si estas incluyen algún tipo de gasto, o no puede permitirse acudir a un bar o a un restaurante, también es pobre. En la vida no todo es pagar una factura o el alquiler del piso.

-Hasta hace pocos años sí lo era.

-Pero en la vida hay que progresar. No nos podemos quedar estancados. El Instituto Nacional de Estadística lo ha hecho y ha conseguido cuantificar la pobreza con un método mucho más preciso, ya que se da cuenta de que, detrás de cada cifra, hay una persona que no puede cumplir con sus proyectos vitales, ni con sus aspiraciones.

-No piensa eso el Gobierno de Pedro Sánchez, que con las críticas al cálculo del PIB y del IPC ha provocado la dimisión del presidente del centro, Juan Manuel Rodríguez. Si cambian los criterios de medición de la pobreza, las estadísticas mejorarán y el Ejecutivo podrá venderlo como un mérito propio.

-No me puedo pronunciar sobre los cambios que se produzcan en este organismo, pero no creo que la persona que lo lidere tenga la capacidad de cambiar los criterios de medición. Supongo que esto lo consensúan los equipos y que se mantienen más allá de quién sea el máximo responsable. Sería un error cambiarlos porque creo que son los que mejor reflejan la realidad.

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