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Parada de los trabajadores del Café Dindurra junto al dueño del establecimiento y presidente de Otea en Gijón, Ángel Lorenzo. JOAQUÍN PAÑEDA

«El virus no entiende de horas, los hosteleros solo queremos trabajar»

Los hosteleros gijoneses secundaron el paro nacional del sector para reclamar la ampliación de la hora de cierre y ayudas directas

Miércoles, 17 de marzo 2021, 02:00

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La mañana soleada de ayer en Gijón no ayudó. O sí, según se quiera ver. Lo hizo en el sentido de que las terrazas estaban llenas, ya pasease uno por el centro de la ciudad o se fuese a los barrios cercanos. No, porque con ese tranquilo café o vermú de mediodía poco invitaba a sumarse a los diez minutos de parada simbólica organizada por Otea en defensa de la hostelería.

Aunque el llamamiento era para los dueños de los locales, y sus empleados se invitó a sumarse a proveedores y consumidores Los primeros y segundos cumplieron. ¿Más o menos de lo esperado? Depende. Si tomamos como referencia el paseo de Begoña de Gijón, al menos tres establecimientos salieron puntualmente a las doce de la mañana, cartel en mano, recordando que llevan un año de lucha y pidiendo «salvar a la hostelería». Tampoco hubo bajadas de los portones, pero sí una interrupción del servicio durante esos minutos que evidenciase la situación que atraviesa el sector.

La gente no se para, sí se acercan curiosos ante los carteles y cámaras de prensa a la puerta. ¿Qué sucede? Se lo explican. No se suman a la foto pero sí les trasladan su apoyo. En acto principal en Gijón, aunque no diferente al resto, se realizó a las puertas del Café Dindurra. Tenía cierta lógica, de él es dueño el actual presidente de Otea en Gijón, Ángel Lorenzo. «Hemos convocado esta protesta simbólica para recordar el año duro que hemos tenido, en el que durante cinco meses hemos estado cerrados al 100%, siete con restricciones bestiales y el ocio nocturno sin haber reabierto en todo este tiempo», explica. Lorenzo recalca el compromiso de los hosteleros contra la propagación de la covid, pero «creemos que ya estamos haciendo lo que nos mandan así que queremos poder ampliar el horario de cierre porque sino no podemos sobrevivir». Se refiere a las 20 horas actuales, momento en el que tienen que bajar la persiana. Otea lleva toda la semana peleando porque este se amplíe hasta las 23 horas para poder servir cenas, y máxime ahora que, con el cambio de hora, anochecerá más tarde. De momento, o al menos hasta que pase la Semana Santa no parece que esto vaya a ser así dado que el decreto del Gobierno asturiano ha fijado el toque de queda a las 22 horas para ese periodo. «El virus no entiende de horas, solo queremos trabajar; si es posible dar comidas a mediodía, ¿por qué no cenas?», se pregunta Ángel Lorenzo a quien «no le convence» el argumento de mantener la restricción horaria para evitar la cuarta ola.

La hostelería gijonesa aún no ha hecho cálculos de las pérdidas de puestos de trabajo en este año pero, a nivel regional, Otea las sitúa en torno a los 5.000 trabajadores, de un sector que emplea a 30.000. A ello se suman muchos locales que no podrán volver a abrir. «No es solo nuestro egoísmo de empresarios es que Gijón se convertirá en una ciudad triste cuando paseas y lo único que ves son locales con carteles de se alquila, se vende o se traspasa». Sobre el correcto cumplimiento de los protocolos sanitarios en los locales, el presidente de Otea señala que «a veces el cliente no entiende las normas sanitarias; les tenemos que decir que se pongan la mascarilla porque no se saben al 100% todas las normas».

Pocos metros más allá del Café Dindurra está la cervecería Scourmont. También con su dueño, Marcelino Alonso, a la puerta, cartel en mano, dos empleados y algunos amigos que se sumaron a la protesta. Alonso da por perdida la Seamana Santa. Aunque preocupado con ello, pone el acento en algo no menor, las ayudas. «Necesitamos que lleguen, y cuanto antes», recalca, para añadir que aún siguen esperando las de noviembre. «Aún no tenemos esas y ya vamos a encadenar dos convocatorias sin cobrar ninguna». En esta reclamación está también el presidente de Otea en Gijón quien recalca que «no se trata de ningún capricho, sino que las necesitamos urgentemente para poder sobrevivir y reactivarnos». ¿La relación con los dirigentes políticos? «De todo nos enteramos por vosotros, los periodistas», concluye.

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