Coronavirus en Asturias | Los escollos en la vuelta al colegio

Doce días de margen tienen los directores de los colegios para tenerlo todo listo para la vuelta a clase el 22 de septiembre. Un respiro, dicen. Aun así, hay asuntos que les siguen preocupando. Especialmente los relacionados con aquellos espacios a los que hay que prestar especial atención para minimizar todo riesgo de contagio. La entrada es uno de ellos. De hecho, una de las principales recomendaciones de los epidemiólogos es evitar aglomeraciones, por lo que los centros ya están solicitando la «colaboración y responsabilidad» de las familias para garantizar que se guardan las medidas se seguridad y que las entradas y salidas se puedan hacer de forma escalonada, tal y como recogen las instrucciones de inicio de curso.

El acceso a clase es uno de los principales quebraderos de cabeza de muchos equipos directivos. Yolanda López Fueyo, directora del colegio Jovellanos de Gijón, con más de 640 alumnos, advierte desde hace semanas de que «debería reducirse media hora la jornada a todo el alumnado» para poder facilitarlo. «Tendría que haber más flexibilidad. Lo que no pueden decirnos es que entremos entre las nueve y las diez y los niños salgan entre las dos y las tres. Un niño no puede entrar a las diez y marcharse a las tres sin comer. Deberían ser coherentes y la fórmula, otra».

Los baños -que tendrán que limpiarse un mínimo de tres veces al día y en los que niños y personal de limpieza no podrá cruzarse- son otras de las inquietudes. Sobre todo después de que el ministerio indicara el jueves que «la higiene de manos se realizará de forma frecuente y meticulosa al menos cinco veces al día». Aparte de que hay centros que cuentan con cuatro lavabos para 200 alumnos, «cumplir con ese requisito, sin aglomeraciones, implica que los niños no van a hacer otra cosa», añade Fueyo. «Supondría que mientras estás dando clase tendrías a cuatro niños (dos niños y dos niñas) fuera en el baño. Bastaría con la limpieza antes de entrar, al subir del recreo y antes de la merienda». Los vestuarios deberán desinfectarse, como mínimo, dos veces al día, según el protocolo regional.

En el comedor habrá que guardar también la distancia de seguridad de 1,5 metros, salvo en el caso de los alumnos que pertenezcan a un mismo grupo de convivencia estable. La petición del ministerio (y que así viene recogido también en el protocolo de Asturias) es que haya sitios fijos. El orden de prelación para el uso del servicio hasta el aforo máximo admisible será: alumnado transportado con derecho a comedor gratuito; niños de familias económicamente desfavorecidas, alumnado de Educación Infantil y luego el resto. Para Maite Fernández, directora del colegio Carmen Ruiz-Tilve, de Oviedo -con 600 alumnos, de los que 400 utilizan el servicio-, «ésta es mi mayor preocupación: con dos turnos no puedo atender toda la demanda».

Los docentes creen que en las aulas -donde habrá veinte alumnos en todos los cursos de Primaria- «va a ser difícil la transmisión. Los grupos se han organizado por optativas y con poco profesorado. Ahora bien, los niños son niños y, aunque haya 1,5 metros de seguridad, el contacto sobre todo entre los más pequeños va a ser inevitable, como así ocurrirá en el recreo», donde se zonificará el espacio para limitar el contacto con otros grupos y se establecerán turnos. Aun así, el ministerio recomienda ventilar «entre 10 y 15 minutos al inicio, al final de la jornada, durante las clases, manteniendo las ventanas abiertas todo el tiempo que sea posible». Preocupación hay entre el profesorado de tres a seis años, cuyo alumnado no requerirá mascarilla (sí se recomienda en el autobús). Han preguntado sobre el tipo de mascarilla que deberán utilizar los docentes para evitar contagiarse. Les recomiendan las quirúrgicas, pero se consultará con Prevención de Riesgos Laborales.