Coronavirus en Asturias | «No esperábamos que esta segunda ola llegara tan pronto»

La segunda quincena de octubre supuso el punto de inflexión. Desde entonces, el volumen de ingresos en plantas hospitalarias y en la UCI motivados por la covid-19 se ha disparado en el Principado, al mismo ritmo que lo hacían los contagios. Este viernes, la cifra de pacientes en los hospitales asturianos superaba los 570 -entre casos de covid confirmados y sospechosos-, de los que 74 se encontraban en unidades de cuidados intensivos. Son registros a los que no se llegó en ningún momento durante la primera ola de la pandemia. «La situación es grave». Lo reconoce sin ambages la directora del área de gestión clínica del pulmón del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), Marta García Clemente.

El servicio de neumología, el de medicina interna y el de geriatría son los tres que se reparten la atención a los pacientes con covid-19. Entre el personal sanitario cunde la preocupación ante la fuerza de una segunda ola que ha sorprendido no tanto por su fuerza, que también, sino por su anticipación. Porque pocos esperaban que Asturias registrara las cifras actuales a estas alturas del otoño. «Pensábamos que el pico podría llegar en la segunda quincena de noviembre, pero no en octubre. No esperábamos que llegara tan pronto», asume el coordinador clínico de geriatría del Monte Naranco.

Allí, la primera ola la consiguieron capear con un total de 40 camas que esta vez se han revelado insuficientes. Tras varios días de plena ocupación, el hospital ovetense -al que se derivan los pacientes de más de 75 años no susceptibles de ingresar en UCI- abrió la tarde del viernes una tercera unidad con 30 camas adicionales. En el HUCA está todo preparado para abrir ya la que sería la sexta planta de hospitalización para pacientes covid.

Marta García Clemente resume así cómo han sido estos últimos días de octubre: «Estábamos en una situación controlada, pero esta última semana el número de ingresos aumentó mucho: unos veinticinco cada día, entre los dos servicios», dice refiriéndose a neumología y medicina interna. «Y estamos viendo pacientes mucho más jóvenes que en la primera ola. De unos 50 años o incluso menos. Ahora mismo tenemos varios de dieciocho, veintitantos y treinta años con neumonías graves», señala para hacer ver que la enfermedad también puede atacar con fuerza a los jóvenes. No obstante, ocurre como en la primera ola. Las mayores complicaciones suelen presentarse en un paciente mayor de 60 años, con patologías previas, como diabetes o hipertensión.

Quien ingresa en planta por la covid-19 pasa, de media, unos ocho días en el hospital. Unos doce si es un paciente de geriatría (los mayores de 75), según el estudio realizado por profesionales del Monte Naranco con datos de la primera ola, cuando atendieron a más de 120 pacientes, el 69% mujeres y con una media de edad de 88 años. «Eran pacientes con mucho riesgo». El 80% presentaba enfermedad cardiovascular y un 50%, enfermedad renal crónica. «De media, tenían nueve diagnósticos previos y tomaban una media de ocho fármacos». Entonces, la tasa de mortalidad fue del 33%; similar a otros registros europeos y casi diez puntos por debajo de los registros norteamericanos. «Supongo que influenciado por el tipo de sistema sanitario de uno y otro país», reflexiona José Gutiérrez que aclara que, en Asturias, la edad del paciente nunca ha sido un criterio para decidir su ingreso o no en una UCI. «Puede tener cincuenta u ochenta años. Todo depende de la situación de salud previa, de si el ingreso en UCI va a aumentar su calidad y expectativa de vida. Y eso es así tanto ahora como antes de la pandemia».

De lo que puede ocurrir en los próximos días y semanas, pocas certezas y muchos temores. «Esperemos que lo que estamos viviendo ahora sea un pico que podamos controlar y dentro de poco empiecen a reducirse los contagios. Pero nos preocupa que no sea así y esto se mantenga los tres o cuatro próximos meses», dice el coordinador clínico de geriatría de Monte Naranco.

Idéntica preocupación se palpa entre el personal de neumología. «Cansado, porque ya veníamos de una situación anterior complicada», y sin apenas vacaciones ni tiempo para recuperar fuerzas, ya lidia con esta segunda ola. «Por suerte», agradece García Clemente, «de momento no tenemos bajas» en el equipo de 23 neumólogos, seis de ellos dedicados exclusivamente a la covid, porque el servicio no ha suspendido el resto de actividad habitual. «Se está haciendo un sobreesfuerzo».

La directora de la unidad de gestión clínica del pulmón del HUCA confía en que suceda aquí lo que en el hemisferio sur, que superó su invierno con menos incidencia de la gripe y otros virus respiratorios, pero «no sabemos qué va a pasar». Esa es la principal diferencia entre la primera y esta segunda ola. Esto es, que aquella comenzó «cuando habíamos acabado ya con la gripe» y ahora, en mayor o menor medida, el SARS-CoV-2 convivirá con el virus influenza (el de la gripe) y otros virus respiratorios. «Confío en que su incidencia sea menor, porque si no, el sistema sanitario se vería en una situación de saturación muy grave».

«Si los datos siguen descontrolados, un confinamiento temporal de la población puede ser necesario para evitar el colapso de la sanidad», asegura el presidente del Colegio Oficial de Médicos, Alejandro Braña. De la misma opinión es el presidente del Colegio de Enfermería, Esteban Gómez. «Sabemos bien dónde se producen los contagios y hay que tomar medidas para evitarlos. El confinamiento perimetral y el toque de queda están dando los resultados esperados y no podemos ir dando bandazos porque el sistema se hunde», asegura.