La tercera ola afianza su descenso en Asturias

La principal diferencia entre la anterior ola –la sufrida entre octubre y diciembre– y la actual es la velocidad de la propagación. En aquella segunda oleada se tardó aproximadamente un mes desde que los contagios comenzaron a remontar a mediados de octubre hasta que se alcanzó el máximo el 18 de noviembre, con una incidencia acumulada de 14 días de 650 casos por 100.000 habitantes. El descenso hasta el nivel 3 de alerta epidemiológica llevó tres semanas.

La antesala de las navidades presentaba un rostro relativamente amable, con una progresiva caída de los contagios hasta alcanzar un mínimo de incidencia acumulada de 111 casos el 28 de diciembre. A partir de entonces se reactivó la escalada, que adquirió tintes definitivamente graves el 14 de enero, cuando Asturias entraba de nuevo en el nivel 4, con 257 casos por 100.000 habitantes. Había llegado la temida tercera ola. Esta vez fueron solo necesarias poco más de dos semanas para escalar hasta su cúspide, el 2 de febrero, con una incidencia de 656. Y a partir de entonces, los contagios volvieron a reducirse poco a poco.

El nuevo descenso comenzó justo dos semanas después de la puesta en marcha del sistema de cierres por concejos, el 19 de enero. Es verdad que una semana antes, el día 12, ya se había cerrado Grado por lo desorbitado de sus índices, pero el método se estrenó oficialmente para toda Asturias el 19 con los concejos de Avilés, Castrillón y Corvera, a los que se han ido añadiendo otros municipios en las últimas semanas. Y desde entonces el resultado ha sido generalmente satisfactorio en cuanto a la contención de la pandemia, pero de forma desigual.

A nivel regional, la incidencia a 14 días refleja una clara bajada, situándose el sábado (último dato disponible) en 436 casos por 100.000 habitantes, una caída de más del 33% respecto al pico del pasado día 2. De modo paralelo, también se reduce la propagación entre los mayores de 65 años, en este caso un 36%, para ubicarse en una tasa de 365,4. En ambos casos aún queda mucho para disminuir hasta los umbrales que permitan bajar al nivel 3 de alarma (250 casos para la población general, 150 para los mayores), pero la dirección es la adecuada.

Esta mejora global se debe, obviamente, a la disminución de los contagios en los concejos confinados, aunque el ritmo de descenso varía según el territorio. El caso de Grado, por ejemplo, es espectacular: del clímax de incidencia alcanzado una semana después de su cierre (2.422) se ha pasado a los 102 de este sábado, un desplome del 95%, aunque las autoridades sanitarias consideran que aún no es prudente levantar las restricciones, como sí ha sucedido en Llanes, Noreña, Salas y Valdés.

En Oviedo, la bajada de la incidencia en la última semana es del 38%, situándose en los 353 casos por 100.000 habitantes; en Gijón la tasa es más elevada (419,8 casos), pero también ha caído, en este caso un 25%. Avilés muestra un peor índice (615), pero es un 44% menor al de hace una semana. Precisamente hoy la Consejería de Salud evaluará la situación en Avilés, Castrillón y Corvera para decidir si continúa con las restricciones al máximo, sin abrir ni siquiera las terrazas.

Que los contagios estén bajando no significa que los sanitarios estén más desahogados. El sábado se produjeron 29 ingresos en planta y siete en UCI, frente a 20 altas. En Asturias hay 520 pacientes hospitalizados con confirmación o sospecha de covid-19 y otros 129 en intensivos, lo que supone la ocupación más alta en UCI desde que empezó la tercera ola. Cuatro de cada diez camas de intensivos están ocupadas por pacientes con el virus.

Además, el sábado fallecieron siete personas: seis mujeres de 73, 78, 85, 88, 99 y 101 años y un hombre de 86.

La tasa de positividad también continúa elevada, en el 7,86%, casi tres puntos por encima del umbral del 5% que la OMS exige para considerar controlada la pandemia.