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Yésica González, en Siero. PABLO NOSTI

Coronavirus en Asturias | «Vivimos momentos demoledores, algunos tendrían que venir y verlo»

«Estamos al límite de nuestras fuerzas, el trabajo sale porque la gente tiene buena voluntad», afirma Yésica González, enfermera UCI

EVA FANJUL

GIJÓN.

Martes, 3 de noviembre 2020, 02:46

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«A las personas que no toman conciencia de lo que está pasando les invitaría a que visitasen una UCI, tan solo durante media hora o 54 minutos. Tiempo suficiente para comprobar lo que vivimos allí, el dolor, la intensidad del trabajo, lo que supone u turno de diez horas con el EPI», asegura Yésica González, enfermera del UCI del Hospital de Cabueñes, en Gijón.

Advierte de que lo que se vive en esta segunda ola no tiene nada que ver con la primera. «Cada vez llegan pacientes más graves y más jóvenes», asegura. Edades que pueden ir de los 31, 34, 48, 53 o 65 años. Por eso, advierte a los ciudadanos de que «nadie está libre de enfermar y hay que extremar las precauciones». Por eso pide a la gente que «se conciencie» y a las autoridades sanitarias que «nos doten de medios».

La tensión asistencial es tremenda y los medios escasos, asegura. «Estos pacientes requieren de una atención constante, de movilizaciones cada poco tiempo para evitar que se produzcan úlceras por presión y mover a un paciente exige que todo el personal esté dentro», indica. Las neumonías son «muy complejas y exigen muchos cuidados», detalla. Sin embargo, en Cabueñes además del trabajo nos falta material, tenemos que meter a mano las constantes de cada paciente cada hora.

Asegura que en la primera ola, tenían problemas con el material de protección, pero en esta «no es que tengamos miedo, sino que no damos abasto». Describe cómo en el momento en el que queda una cama libre, «la higienizamos y entra otro paciente a ocuparla. Por eso decimos que son camas calientes, porque no enfría y vuelve a estar ocupada».

«Impotencia». Así describe la sensación que comparten en su trabajo diario. Asegura que lo están pasando «muy mal porque no hay personal, tenemos a compañeras con bajas, tenemos una mala gestión de medicina preventiva y salud laboral». Cuando sale algún compañero positivo, «el resto del turno se tiene que poner en cuarentena por ser contacto estrecho y no hay gente para sustituir».

«No damos abasto»

La carga de las sustituciones en cuidados intensivos recae entonces en el resto de compañeros del servicio que acaban doblando o quedándose sin el descanso. «Muchas compañeras que saben lo que es ponerse un EPI y estar en intensivos no se quedan en casa cuando ven que falta personal y alguien tiene que doblar y quedarse allí 14 horas. Así que vuelven al trabajo, pero eso no es voluntario, es por conciencia y compañerismo». Esta situación, está llevando a la plantilla «a la extenuación». No obstante, el «trabajo sale por la buena voluntad de los profesionales y por la unidad frente a una situación injusta y durísima». Otro gran problema es que no hay suficiente personal de enfermería con el perfil de UCI. «Aquí no se trata de cubrir huecos, sino de hacerlo con el personal cualificado».

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