«Cuarenta años de reconversión muy dura han mellado la autoestima de los asturianos»
El jefe del Ejecutivo regional precisa que «la fiscalidad empresarial es la misma en toda España» para negar que Asturias sea una «isla fiscal»
Tras la exposición inicial de Barbón, el director de EL COMERCIO, Marcelino Gutiérrez, abrió el turno de preguntas con una apreciación más centrada en ... lo personal que en lo político. Anotó Gutiérrez que a Barbón se le notan dos rasgos en su ideario: su particular empeño en la defensa de la igualdad entre géneros y el orgullo de pertenencia a la comunidad asturiana.
Convino Barbón en la pertinencia de ambas afirmaciones, y las desarrolló. Sobre el empeño ya no solo suyo, sino de todo su Gobierno con la igualdad, el presidente subrayó que es tanto más importante cuanto que «estamos en una ola de involución machista contra los avances del feminismo», y precisó que «el feminismo no es machismo a la inversa, sino igualdad». Por ello, insistió en que desde Asturias «tenemos que ser freno de esta ola de involución machista».
Respecto al orgullo de ser asturiano, el presidente aludió a él tanto en positivo como para reconocer que la región ha visto afectada su autoestima por su historia reciente por los efectos de «cuatro décadas de reconversión, muy duras que han mellado la opinión de los asturianos sobre sí mismos». Por eso mismo también abogó por que «los asturianos volvamos a creer en nosotros mismos» y para ello esbozó un programa de Gobierno en el que la apuesta por «la vía fiscal asturiana» basada en la que la progresividad de los impuestos y en la redistribución que garantice una prestación de los servicios públicos a todos los ciudadanos, se sitúa como parte fundamental.
«Estamos en una ola de involución machista contra los avances del feminismo. En Asturias tenemos que ser el freno»
Esa identificación de orgullo de patria chica con un modelo concreto y partidario de fiscalidad tuvo una contestación, en forma de pregunta, del auditorio. Se le cuestionó a Barbón que si «Asturias seguirá siendo una isla fiscal» y sobre el riesgo de que «empresas punteras han avisado de que igual se cambian de región por el impuesto de sucesiones». De hecho, al formularse estas preguntas hubo un murmullo aprobatorio reiterado. Barbón argumentó que «no es que haya que subir impuestos porque sí, y de hecho durante la última legislatura la carga fiscal ha descendido, pero no igual para todos, porque nuestra vía se basa en las deducciones para quienes menos ganan frente a quienes bajan los impuestos para todos».
Y se puso a sí mismo como ejemplo: «Se ha hablado, incorrectamente, de deflactación. Si se aplicase en los términos que se sugirió, a mí, por mi sueldo como presidente del Principado, esa deflactación me habría bajado el IRPF en 315 euros, mientras que a un salario medio, con el que apenas se llega a fin de mes, solo se le bajarían 80. ¿Eso es justo?», cuestionó. Y respecto al concepto de «isla fiscal», el presidente, como el consejero de Hacienda en su comparecencia en la Junta del pasado martes, quiso precisar que «la fiscalidad empresarial es la misma en toda España, donde hay diferencias en la fiscalidad a las personas físicas».
Fuimos los primeros
Recordando la baja autoestima de los asturianos antes aludida y también para reforzar la posición de la comunidad autónoma en el contexto de las regiones españolas, Barbón finalizó su intervención inicial recordando que Asturias fue la comunidad política que, como reino de Asturias, «surgió en primer lugar de todas las que hoy en día componen el Estado español». Admitió que aunque «hoy estamos mejor que ayer y que hace cuatro años» percibe también «miedo al futuro después de 40 años de reconversión durísima, y sobre sí mismo anotó que tiene la misma ilusión que hace cuatro años, o 50 meses que se cumplían hoy de su llegada al cargo, pero que también tiene «más experiencia al servicio de mi gran pasión que es Asturias».
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