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Víctor Manuel se dirige hacia el estrado para dar lectura al pregón ayer en Cenera.

Víctor Manuel: «El de Cenera es mi valle»

«Hubo un tiempo en el que soñé que las cosas me irían bien y que volvería de Madrid con un 'haiga' y 'perres' para montar una cafetería»

ALEJANDRO FUENTE

Sábado, 18 de octubre 2014, 00:29

Fue un pregón que evocaba una de sus canciones, en la que se repetía un mismo estribillo: «Este es mi valle». Víctor Manuel acudió puntual, a las siete de la tarde, para abrir la fiesta de que organiza la Asociación Cultural Serondaya en Cenera. El mierense se dejó sacar fotos -muchos 'selfies' con móviles y grandes 'tablets'- con los fans y vecinos que se congregaron bajo la carpa instalada para la celebración. Víctor Manuel relató la época de su niñez, sus recuerdos más íntimos con su familia y sus inicios artísticos. En muchos momentos incluso se le rompió la voz, algo impropio en él, pero es que la emoción fue más fuerte que él.

«Este era mi valle y un poco más cada 27 de septiembre», decía en alusión a la fiesta de los Mártires de Valdecuna. «Tengo algunas fotos sentado en un prado, con cinco o seis años, comiendo algo con una servilleta de tela sobre las rodillas; mi madre era muy curiosa. Y en esa foto están padre, madre, mi hermano, mis tíos...», decía. Y en este momento el cantante no pudo contener la emoción removida por los recuerdos y rompía a llorar arrancando un intenso aplauso del numeroso público asistente a la lectura del pregón.

«Este valle era el mío sin yo saberlo. Desde muy pequeño veníamos de fiesta y ese día ya quedó macado para siempre en el calendario. Puedo estar a miles de kilómetros, en la otra esquina del mundo y cada 27 pienso en el valle y en vosotros. Yo no sabía, corriendo por los prados siendo un chavalín, que era feliz. Solo te das cuenta de las cosas cuando las pierdes», añadía.

Fue un 27 de septiembre de 1955, continuaba, el que recordará siempre. «Mi madre había salido de un cáncer y su promesa era llegar de rodillas hasta los santos con la familia detrás. Llegó hasta San Cosme y San Damián y se echó a llorar; y lloramos todos». Tras estas palabras, de nuevo tuvo que ser arropado por el público. «Yo quería ser cantante y me instalé en Madrid en 1964. En Mieres había debutado en el teatro Capitol. No lo había contado en casa, pero se enteraron. En Madrid, aturdido por una ciudad inabarcable, la nostalgia y la melancolía me aplastaban. Y en algún tiempo soñé que las cosas podían irme bien y que volvería a Mieres con un 'haiga' y con 'perres' para poner una cafetería», relataba.

Pero el tiempo se fue estirando y esa melancolía se convirtió en canciones que solo hablan de Asturias, de la mina o de su familia. «Sin buscarlo, encontré en lo más íntimo, en lo más local, lo universal». Y lanzó un mensaje para la Asociación Cultural Serondaya: «A ver cuándo me invitáis a cantar en la Panera».

Homenajeados

Tras el pregón, la Asociación Cultural Serondaya homenajeó a los nonagenarios del valle, a un total de 38 personas. La más anciana es Sagrario Fernández, que nació en 1914, y no pudo acudir al acto. No porque esté mal de salud, sino porque ya le cuesta un poco moverse y acudir a este tipo de actos, contaba el presentador de la velada y miembro de la asociación, Fulgencio Argüelles.

Después del reconocimiento a los mayores, en el que participaron el alcalde del concejo, Aníbal Vázquez, y el consejero de la Presidencia, Guillermo Martínez, comenzaron las actuaciones del Coro Minero de Turón y de la Rondalla de Figaredo. La fiesta continúa en Cenera hoy por la mañana con una sesión vermú bajo la carpa y, ya por la tarde, con actividades propias del otoño asturiano, como es el amagüestu, la esfueya del maíz o la degustación de sidra dulce.

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