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Una hembra de jabalí, con tres jabatos en un paisaje montañoso. EFE
La caza aumenta la población de jabalí

La caza aumenta la población de jabalí

Expertos analizan en La Felguera la problemática y apuestan por aplicar el modelo alemán

M. M. C. /M. V.

LANGREO.

Domingo, 2 de junio 2019, 01:42

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En las últimas décadas se está produciendo un crecimiento exponencial de la población de jabalíes en toda Europa. Es un problema que afectada tanto a las zonas rurales, con importantes daños a la agricultura, como a las urbanas, si bien la aparición de estos animales en las ciudades los ha puesto de actualidad, ya que son continuos los vídeos y fotografías en los que aparecen campando a sus anchas por las calles en busca de comida. Hace apenas un mes pudo verse a dos suidos adultos paseando por el entorno del pozo Fondón, en el centro urbano de Langreo. Esa problemática fue analizada ayer por especialistas en el concejo, concretamente en la Casa de Cultura de La Felguera, en un seminario sobre biología y ecología del jabalí. Participaron medio centenar de personas de Asturias, León y Zamora y estuvo organizado por la Asociación de Vigilantes de Seguridad Privada de Asturias (Avispa), el Fondo Para La Protección De Los Animales Salvajes (FAPAS) y la Asociación Unificada de Guardias Civiles de Asturias (AUGC).

Los expertos consideran que algo falla. La presencia de jabalíes fuera de su hábitat lo confirma. Mientras, las autoridades proponen atajar el problema y potenciar su caza, los expertos optan por «aplicar el modelo alemán disminuyendo la presión sobre las matriarcas. Ellas son las que enseñan a cazar, si desaparecen los jabatos salen a explorar zonas pobladas», apuntaba Jorge Cuesta, coordinador de Avispa. Los expertos que acudieron ayer a Langreo concluyeron que la actual «superpoblación está directamente relacionada con la caza intensiva de ejemplares, especialmente matriarcas». Además de otros factores ya conocidos como el abandono rural, los cultivos intensivos o el crecimiento de espacios naturales, según explica la Fundación para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas). Una de las claves parece estar en la caza indiscriminada y sin rigor técnico.

¿Cuál es la solución que se está alcanzando? Parece ser que en los grupos familiares de jabalíes tiene el mayor peso la hembra matriarca, ya que sería la encargada de controlar la manada. Su desaparición supondría también el descontrol del grupo familiar. Hay países que han decidido proteger por completo a estos ejemplares, como ocurre en Alemania, que ha aprobado una ley federación que prohibe dar caza a determinados ejemplares de los grupos familiares. Además, el infractor es denunciado y sancionada «por causar daños a la agricultura».

Hay que tener en cuenta que Asturias es un territorio especialmente afectado por la expansión de esta especie, generando problemas en las zonas rural y urbana, pero con una gestión basada en la caza de ejemplares. Pero hay que tener en cuenta que el de la caza es solo uno de los aspectos a tener en cuenta para el control de la población de jabalíes, pues hay otros como la escasez de depredadores naturales, la disponibilidad de alimentos y los cambios en su hábitat. Según los datos del Sadei, en solo quince años se han cazado más de 116.000 ejemplares, a pesar de lo cual su población ha superado ampliamente los 60.000 individuos.

Disponibilidad de alimento

Por otro lado, los expertos también apuntan que la disponibilidad de alimento ha incrementado su éxito reproductivo y modificado sus estrategias vitales, con un adelanto de la edad de madurez y un incremento del número de crías por camada. Por todo ello, cuantos más son cazados, más suidos nacen.

Lo que todo el mundo parece tener claro es que es necesario controlar la población de jabalíes, ya que también causan problemas al ser humano. Se calcula que en España superan el millón de ejemplares y son los responsables del 33% de los accidentes de tráfico ocasionados por animales, con 10.352 choques con vehículos en 2017 (618 en Asturias). Pero es que también pueden transmitir enfermedades al ganado, como la tuberculosis y la peste porcina africana, mientras que el hombre le puede contagiar la triquinosis, la hepatitis E o la fiebre hemorrágica Crimea-Congo, entre otras.

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