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Los scouts, el 20 de julio, cuando se instalaron en un campamento en Sellaño, en el concejo de Ponga. XUAN CUETO

Diez horas de rescate «duro y difícil»

La Guardia Civil batalló hasta las 4.30 horas de ayer para sacar a 25 scouts de un desfiladero | Los adolescentes fueron descolgados con cuerdas por un risco en Los Beyos en mitad de la noche, bajo un fuerte viento y aguaceros

RAMÓN MUÑIZ

GIJÓN.

Jueves, 25 de julio 2019, 01:18

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Dos operaciones de rescate de scouts tuvo que desplegar la Guardia Civil para evacuar a sendos grupos llegados de Madrid y Cataluña, resultando la más «dura y difícil» la 'batalla' que se libró entre Amieva y Ponga, según su propia descripción. El aviso del 112 llegó a la Comandancia de Gijón a las 18.20 de la tarde del martes y el despliegue se prolongó hasta las 4.30 de la madrugada de ayer, dada la precaria situación de las víctimas. Fueron diez horas en mitad de chubascos, vientos, rocas resbaladizas y la obligación de ir asumiendo a cada paso la solución menos mala. Es así como los 23 adolescentes y dos monitores del colegio madrileño Nuestra Señora del Pilar tuvieron que hacer de tripas corazón y aferrarse a las cuerdas para salir del risco en el que habían acabado.

Los chicos llegaron a Asturias la semana pasada con sed de aventura y ayuda a los demás. Instalaron su campamento en una finca privada de Sellaño (Ponga). En total el contingente es de 150 jóvenes de entre 6 y 18 años. Los mayores fueron los primeros en alcanzar el lugar y levantar las tiendas. Como parte de su labor, 28 de ellos, de entre 15 y 18 años, se ofrecían a los vecinos para ayudar con lo que estuviera a su alcance, sea la limpieza de caminos o la recogida de hierba. A cambio recibían comida casera y una experiencia de cómo ganarse el sustento. Los más pequeños tienen los movimientos restringidos, y aprenden dentro del propio campamento. La idea de los scouts era quedar en Asturias hasta el próximo domingo, tiempo que planeaban invertir en el preceptivo descenso del Sella pero también en marchas de montaña de entre dos y tres días. Ahí es donde todo se torció. El primer aviso que recibió la Comandancia reconocía que los 23 jóvenes y sus dos monitores estaban desorientados entre Ponga y Amieva. Tras consultar los medios aéreos disponibles, despegó desde La Morgal un helicóptero que recogió a dos especialistas activados del retén de la Sección de Rescate e Intervención en Montaña (Sereim) con base en Cangas de Onís. Aprovechando las últimas horas de sol, peinaron desde el aire el desfiladero de Los Beyos buscando a los chicos.

Los localizaron a las 20.30 horas, en un cortado «de una ladera muy escarpada y con pradería herbosa de muy difícil acceso», detalla la Guardia Civil. Estaban agotados, sin agua, y a 750 metros de altitud en la cara que da vista al propio desfiladero. Lo ideal habría sido ir rescatando uno a uno a los excursionistas, opción que los especialistas tuvieron que descartar. «Con gran dificultad debido al fuerte viento que azotaba la zona y lo vertical del terreno», los dos especialistas de rescate desembarcaron de la aeronave mientras el piloto iba en busca de otro refuerzo. Consiguió dejarle en la zona antes de que la noche le obligara a regresar.

«La operación se llevó a cabo en un marco de gran dificultad por la pendiente, casi vertical»

Los especialistas alcanzaron al grupo de scouts y procedieron a echar cuerda ladera para salir del lugar. Hasta ocho reuniones fijaron, de 60 metros cada una. Los jóvenes iban descolgándose así por las vías, uno a uno. La maniobra se fue repitiendo en 30 ocasiones. «Todo esto hizo que la evacuación se ralentizara enormemente, al tener que llevarla a cabo con grandes dosis de seguridad, dada la inexperiencia de los rescatados», detalla el instituto armado. Para colmo, al inicio de las maniobras una tormenta descargó un fuerte aguacero que «humedeció y complicó la situación aún más de lo que ya era de por sí», al volver el terreno y las rocas más resbaladizas.

Dada la complejidad de la situación, otros dos especialistas se sumaron. Pasada la una de la noche se unieron otros cuatro miembros del grupo de bomberos para echar una mano en los últimos tramos.

Finalmente a las 4.30 de la madrugada todos los componentes del grupo madrileño fueron reunidos en la N-625 a la altura de Puente Ponballón, donde con vehículos de Seguridad Ciudadana de Cangas de Onís y de Arriondas se les pudo desplazar hasta el campamento de Sellaño. «El rescate se hizo en un marco de gran dificultad debido a la gran pendiente, casi vertical de roca», subrayan en la Guardia Civil, quien hizo un esfuerzo mayúsculo para que la operación concluyera sin ningún herido.

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