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Emilio Serrando recogiendo un premio que le otorgó EL COMERCIO. Arnaldo García

«Emilio Serrano es un personaje irrepetible en la historia de Asturias»

Quienes compartieron con él trayectoria y proyectos destacan su importancia para el turismo y la industria agroalimentaria de la región

Olga Esteban

Gijón

Martes, 7 de octubre 2025, 15:45

«Esto lo resume todo: pasará a la historia como una persona irrepetible, como un personaje irrepetible en la historia de Asturias, no solo por su buen hacer en la destilación, sino por su buen hacer en la sociedad». Samuel Trabanco, gerente y tercera generación de llagareros de Sidra Trabanco, describe así quién fue Emilio Serrano Quesada, «gran amigo». Su huella, deja claro, va mucho más allá de la industria agroalimentaria. Trabanco es uno de los muchísimos allegados, amigos, compañeros en alguna de las muchas facetas a las que dedicó su vida, vecinos de su querida Ribadesella… que este martes describían a una «buena persona», a un «visionario», a un pionero que solo ha dejado dos cuestiones pendientes tras su fallecimiento: conseguir la Denominación de Origen para el aguardiente de sidra de Asturias y dar el pregón del Sella el próximo año.

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Emilio Serrano Quesada (1933), empresario comprometido, alma de Los Serranos, impulsor del turismo en la región, de Fitur, del 'Asturias, paraíso natural', del Salón del Gourmet… falleció a los 92 años en la pequeña aldea riosellana de Collera. Hijo Predilecto de Ribadesella, el Ayuntamiento de la localidad ha decretado dos días de luto. Su alcalde, Paulo García, ha lamentado la pérdida de un «vecino ejemplar que destacó tanto en su faceta empresarial como intelectual. Fue un incansable impulsor de la actividad turística de Ribadesella, una persona generosa, solidaria, dialogante y sobre todo un gran embajador de Ribadesella, la tierra que amaba profundamente».

De hecho, era risosellano y «selleru», recuerda su amigo Alberto Estrada, con quien compartió muchos años de trabajo en la Asociación Amigos de Dionisio Huerta. Un compromiso que hizo posible que en aquel año «raro» de 1968 en el que el descenso a punto estaba de cancelarse, pudiera salir finalmente adelante gracias a Serrano y algunos más.

Los amigos de la entidad compartieron el último rato con él en agosto. Aunque la edad era la que era y tuviera que batallar con inconvenientes como la sordera (que inspiró su último libro, sobre el silencio), aún hubo tiempo de charla, risas, de dedicar algún ejemplar, como solía hacer siempre, y hacer una petición: «Alberto, quiero dar el pregón del Sella el próximo año». Ante la reticencia de Estrada, «se puso a cantar. Yo le había dicho que estaba 'flojín', pero me quedó claro que se venía arriba. Decía que se imaginaba sobre el puente…» Le faltó ese pregón, que hubiera incorporado sin duda al libro en el que estaba recopilando los muchísimos que pronunció a lo largo de su trayectoria.

No impulsó solo el Sella cuando peligraba. Es que como «visionario», que dicen quienes más compartieron con él, impulsó citas y proyectos que ahora demos por hechos. Por eso, la patronal del turismo asturiana, OTEA, ha sido de las primeras entidades en reconocer la importancia de su figura. «Somos muchos quienes valoramos y reconocemos el intensísimo trabajo que desarrolló por el bien de Asturias y, en particular, por el impulso de su sector turístico, especialmente en la comarca oriental», admite su presidente, José Luis Álvarez Almeida, dice tajante que «Asturias se construye y crece gracias al esfuerzo y al compromiso inquebrantable de personas con una personalidad tan intensa como la de Emilio Serrano. Por su legado y por su entrega a nuestra tierra, quedará siempre en nuestro recuerdo».

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OTEA (como los Amigos de Dionisio Huerta, que le homenajearon también hace un tiempo), reconoció su labor en 2011, entregándole «con todo merecimiento» el título de Embajador de la Asturianía, el máximo galardón que concede nuestra asociación. Este reconocimiento se otorgó por sus valores y su inmensa dedicación a la esencia y el turismo de nuestra región».

Como recuerda Ana Soberón, vicepresidenta del Clúster Rural, «siempre fue una persona abierta a la colaboración». Es solo una de las muchas cualidades de las que habla su amigo Samuel Trabanco, esa «disposición, siempre, a ayudar en todas las situaciones». No escatima en elogios el llagarero: «Me quedo con la satisfacción de haber conocido a una persona maravillosa, noble, con ese saber estar…». Alguien que «peleó mucho» por la industria agroalimentaria de Asturias, que «construyó, literalmente, porque construimos la estructural» aquel primer Salón del Gourmet, con el propio Trabanco y Marino González, de COASA. Un salón que ya lleva 40 ediciones y que en la 41 bien podría, apunta Trabanco, homenajear a Serrano.

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