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Gijón
Martes, 15 de abril 2025, 14:06
Y el pleno de la Junta General del Principado saltó por los aires. Tras la dimisión en directo de la consejera de Transición Ecológica, Belarmina Díaz ... , muy cuestionada por sus actuaciones respecto al control de la mina de Cerredo, en la que el pasado 31 de marzo murieron cinco mineros por una explosión de grisú, durante su etapa como directora general de Minas, la sesión plenaria en el Parlamento asturiano quedó reducida a un último punto, en el que Vox cuestionaba al Principado la política respecto a las universidades privadas.
Un último punto que estuvo marcado por la polémica, y no precisamente por lo sucedido en el debate entre la portavoz de Vox, Sara Álvarez Rouco, y el consejero de Ciencia, Innovación y Universidad, Borja Sánchez, en la que era la primera comparecencia del consejero tras su baja para tratarse un cáncer de colon. Un último punto marcado porque, antes de que Sara Álvarez Rouco llegara a la tribuna, el presidente del Principado, Adrián Barbón, se había dirigido al escaño de Belarmina Díaz, que recogía sus cosas para marcharse, tras haber anunciado que había dimitido la noche anterior. Tras abrazarla, los diputados del PP aseguran que Barbón se dirigió a Álvaro Queipo para reprocharle «su baja catadura moral» y que «no le haya cogido el teléfono».
Unas palabras que no son audibles para el público ni recogidas por los micrófonos de la emisión en directo del pleno, pero que llevan a protestas desde el PP y a que, desde la mesa de Presidencia, José Agustín Cuervas-Mons, como vicepresidente segundo, intentara hablar. «Hombre, no se puede atacar a mi portavoz», se oye decir al diputado del PP, frase que corta severamente el presidente de la Junta. «Señor vicepresidente segundo, haga el favor de comportarse en la mesa como corresponde a un miembro de la mesa» le gritó Juan Cofiño.
Tras ese cruce de palabras, Cuervas-Mons se levantó de la mesa y fue a sentarse desde su escaño. Desde allí, cuando acabó la intervención del consejero de Ciencia, reclamó la palabra, algo a lo que se negó Cofiño. «Pido la palabra». Gritaba el del PP. «No la tiene», le respondía en el mismo tono Cofiño«. »Me acojo al punto 103.1b del Reglamento de la Cámara«, intenta decir Cuervas-Mons. »Le llamo al orden, señor diputado«, cortó Cofiño, a lo que el aludido respondió »Me da igual« para seguir intentando explicar que ese punto del reglamento le permite pedir la palabra por alusiones, en este caso del presidente regional al presidente del PP asturiano. »Segunda llamada al orden«, siguió enumerando Cofiño hasta la tercera y, como consiguiente, »queda usted expulsado de la sala«. »Qué falta de imparcialidad«, le espetó Cuervas-Mons mientras Cofiño decretaba la suspensión del pleno durante cinco minutos.
No llegó a consumirlos y, al reanudar la sesión, el PP, al que le correspondía una intervención en materia de aranceles, decidió retirarla. «Señor presidente, la retiro porque esto es una vergüenza», le dijo a Cofiño el diputado del PP, y presidente del partido en Gijón, Andrés Ruiz. Mientras todos los diputados del PP abandonaban el pleno, el presidente de la Junta dio por terminada la sesión «hasta mañana, a las 9 de la mañana».
Una cita a la que no podrá acudir Cuervas-Mons. «En toda mi vida parlamentaria no he vivido nada así: el presidente del Principado se comporta como como si fuera un hooligan y el presidente de la Junta mira para otro lado, es inadmisible», explicaba a la salida el diputado del PP. Entiende él que «El señor Cofiño y el PSOE están muy nerviosos», pero reiteró que «no puede ser que Barbón se comporte como un hooligan».
También reprochó el «esperpento» vivido hoy en la Junta, «con una consejera que había dimitido la noche anterior. Es un espectáculo lamentable», puesto que la propia Belarmina Díaz dijo que había dimitido anoche y que esa dimisión había sido aceptada por Adrián Barbón. «No se puede venir al pleno del Parlamento habiendo dimitido el día anterior», criticó Cuervas-Mons quien cree que «el PSOE está en proceso de descomposición y el Gobierno tiene problemas que están a la vista. Esto no es jugar limpio».
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