Fallece Jesús Fernández, padre del periodista de EL COMERCIO Daniel Fernández

El miércoles pasado, 18 de junio, siguió su rutina. Por la mañana, hizo el crucigrama de LA VOZ DE AVILÉS, el periódico hermano de EL COMERCIO que leía a diario. En el decano de la prensa asturiana su hijo, Daniel Fernández, es hoy Jefe de Área de Asturias y Política y con él compartió la mañana. Por la noche, con su benjamín, David, vio empatar (otra vez) a su segundo equipo, el Real Madrid. El segundo porque, sin duda, el club que ocupaba la parte del corazón que no llenaba su familia, era para el Sporting. Más rojiblanco que Quini, dicen de él, que se fue cumpliendo su socarrona promesa: «No veré al Oviedo en Primera». Y así será.

Cuando el sábado, 21 de junio, por la noche el equipo de la capital asturiana se bata en el duelo decisivo contra el Mirandés, para intentar volver a la máxima categoría del fútbol español, Jesús Fernández, Espina para todos, habrá sido enterrado en el Cementerio Municipal San Andrés, de Pravia, tras el funeral que se celebrará al mediodía del mismo sábado en la Colegiata de Pravia.

Un adiós que se prevé multitudinario para una persona que se fue como vivió: con tranquilidad. Una enfermedad tan rápida como fulminante puso fin a 80 de años de vida de los que, la gran mayoría, tuvieron como escenario Pravia. A la villa llegó a los diez años desde Bodenaya, en La Espina. En ella se casó, hace 51 años, con Isabel, el amor de su vida. Desde ella acudió a trabajar cada día a Asturiana de Zinc hasta su jubilación. En ella ha visto crecer a sus hijos. Y la boda de Daniel con Raquel. Y, con permiso del resto de la familia, en ella ha disfrutado de la joya de su corona: sus nietos.

Si por el Sporting sentía pasión, por Diego y Esther ya era devoción. Taxista de su nieto fue hasta que el universitario sacó el carnet de conducir. Y era seguidor acérrimo de sus partidos, en el Villa de Pravia. Como también sacaba pecho con los resultados en baloncesto de su nieta, de la que coleccionaba, además, los vídeos con sus actuaciones como pianista. Unos nietos que le tuvieron siempre como referente. Para ellos era Jesús, no Espina como a él y a su hermano Toni les conocen todos.

Ese todos que hoy le velan en la sala 3 del Tanatorio Santa Catalina, de Pravia. Y recuerdan la firmeza de sus convicciones. Sus debates en el 'senado', el que él y sus amigos formaban en los bancos del parque Sabino Moutas, donde discutían sobre las pensiones, el empleo, la política... Una de la que no fue ajeno, puesto que militó durante casi toda su vida en la Agrupación Socialista de Pravia. Unas tertulias que también montaban en el Rincón de Marcelo y en el bar Óscar, citas obligadas de su peregrinaje diario. Unos lugares en los que Jesús fue siempre Espina, pero, sobre todo, fue el padre de David, Dani y Raquel, el güelu de Diego y Esther, el marido de Isabel y el hermano de Toni. Y el rojiblanco más fiel.

 

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