Adiós a Noel Zapico, un asturiano clave en la Transición

Nació en 1934 en La Roza, en el concejo de Langreo. Hijo de Suso, minero, una actividad que marcó su vida. Noel Zapico, histórico dirigente del sindicato vertical y figura clave de la Transición en España, falleció ayer en su casa. Tenía 89 años.

Noel Zapico comenzó a trabajar como pinche en la empresa Carbones Asturianos y, posteriormente, cursó estudios de perito Mercantil y Graduado Social y se licenció en Ciencias Políticas. Durante el franquismo tuvo una activa vida política, primero desde el Sindicato Vertical, siendo el último presidente del Consejo Nacional de Trabajadores (1976), y luego como procurador en las Cortes Generales, desde 1964 hasta su disolución en 1977. También fue delegado de los trabajadores de España en la OIT, donde defendió la estructura vertical del sindicalismo de la España de la dictadura. Durante su etapa como sindicalista, se desarrollaron leyes destinadas a la minería, como el coeficiente reductor para la jubilación o un plan para luchar contra la silicosis que concluyó con la creación, en Oviedo, del Instituto Nacional de Silicosis.

Junto a su labor sindical se encuentra la política, que desempeñó como procurador en las Cortes Generales, jugando un papel importante en la Transición hacia la democracia.

Precisamente en este periodo, y en buena parte por su estrecha relación con el gran arquitecto de la Transición, el gijonés Torcuato Fernández-Miranda, fue el encargado de desmadejar el entramado del sindicalismo vertical, a la vez que el entonces presidente de las Cortes, Fernández-Miranda, junto al del Gobierno, Adolfo Suárez, hacían lo propio con el sistema político franquista.

Noel Zapico, de hecho, y por su cargo de presidente del Consejo Nacional de Trabajadores, fue uno de los ponentes de la Ley de Reforma Política, que abría la puerta a la legalización de los partidos y sindicatos en España, tras cuarenta años de prohibición, y devolvía a los españoles la soberanía que el regimen franquista les había arrebatado. Justo a la vez que cesaba como procurador decidía abandonar también el Consejo Nacional de Trabajadores para, como él mismo anunció entonces, «dejar paso a las libertades».

El primer contacto de Noel Zapico con la política fue en 1962, con la 'huelgona' de los mineros asturianos. Él mismo recordaba que su primera intervención en público fue con 24 años, recién casado, ante más de 3.000 mineros en Sama de Langreo. Aquella huelga duró casi dos meses, hasta que el Gobierno accedió a varias de las reivindicaciones de los mineros, que reclamaban mejoras salariales y de las condiciones de trabajo. Sin embargo, lo prometido no se cumplió y en agosto volvieron las movilizaciones. El régimen quiso desactivarlas con el destierro de más de 200 mineros, lo que añadió aún más tensión a la situación.

En otoño se celebraron elecciones sindicales y Zapico arrasó. Trabajaba entonces en Carbones Asturianos y, como él mismo recordaba en varias entrevistas, «me dirigí a Franco y le pedí la vuelta de los desterrados». El regimen se 'ablandó' y los desterrados, aunque de forma lenta, regresaron a sus hogares.

Debido a su prolífica labor como dirigente del sindicalismo vertical, no fueron pocas las veces que departió con Franco en El Pardo y con el Rey Juan Carlos en la Zarzuela. Con este último, especialmente, llegando a fraguar una amistad. De hecho, Noel Zapico recordaba en varias entrevistas como él fue uno de los poquísimos españoles que conocía de primera mano que Adolfo Suárez iba a ser el designado por el monarca para llevar el timón del convulso viaje que supuso la Transición desde un regimen dictatorial hasta la democracia. «Apenas lo sabíamos cuatro personas», afirmó en varias ocasiones.

Noel Zapico defendía la apertura de España hacia un sistema democrático. Eso sí, sin ruptura. «A la ley desde la ley», decía Torcuato Fernández-Miranda para defender el modelo de la Transición llevado a cabo en España, sin ruptura, sin más revolución que la de utilizar las leyes franquistas para entrerrar el franquismo. Y así fue como Zapico defendió, siendo uno de los ponentes, la Ley de Reforma Política que iniciaba el camino hacia la democracia.

Sus años al frente del sindicalismo vertical y sus contactos internacionales le llevaron a tener mucha información sobre las actividades de los partidos políticos y las posiciones que otros gobiernos marcaban sobre el futuro de España tras la muerte del dictador. Por eso siempre defendió que en el proceso de la Transición no podía dejarse fuera al PCE. Su posición al respecto le granjeó grandes enemigos. Especialmente entre los militares. Adolfo Suárez había ofrecido a Noel Zapico ser ministro de Empleo para su primer Gobierno. Sin embargo, su posición respecto a Partido Comunista dio al traste con este nombramiento, debido a la oposición de los militares. «Aceptaban la democracia, pero no que se legalizara el PCE», recordaba el propio Zapico.

Una vez constituidas las primeras Cortes de la democracia, en 1977, Noel Zapico aparcó su etapa política activa. No obstante nunca se desligó de ella. Manuel Fraga, con el que también mantuvo una estrecha relación, le llamó para ayudarle a fundar Alianza Popular. De hecho fue uno de los artífices del partido en Asturias, junto a Claudio Fernández Junquera e Isidro Fernández Rozada. Posteriormente participó, también, en la refundación de este partido, naciendo de ella el Partido Popular.

En 1995, con el primer y hasta ahora único gobierno del PP en Asturias, presidido por Sergio Marqués, Noel Zapico fue nombrado director general de Cooperación y en 2006 ocupó el cargo de adjunto a la Procuradora General del Principado, María Antonia Fernández Felgueroso.

Entre los reconocimientos que ha tenido Zapico se encuentran la Medalla de oro al Mérito en el Trabajo, la Medalla de Plata de la Juventud, la Encomienda de la Orden de Cisneros, la Gran Cruz al Mérito Civil y la Cruz de Caballero de la Legión de Honor Francesa.

La capilla ardiente con sus restos mortales ha quedado instalada en el tanatorio de Los Arenales, en Oviedo. El funeral en su recuerdo tendrá lugar hoy, a las 13 horas, en la iglesia parroquial de San Francisco de Asís, de Oviedo.