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La Unidad Canina de los Bomberos de Asturias se aseguró de que no hubiera más cuerpos sepultados.

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La Unidad Canina de los Bomberos de Asturias se aseguró de que no hubiera más cuerpos sepultados. JUAN CARLOS ROMÁN

Fallece sepultado por un argayo un vecino de Aller de 77 años mientras daba un paseo

Una piedra de siete metros se desprendió por la lluvia y se llevó por delante todo lo que encontró en su camino

ALEJANDRO FUENTE

BOO (ALLER).

Viernes, 20 de diciembre 2019, 01:53

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Un vecino de Boo, en Aller, falleció ayer sepultado por un impresionante desprendimiento de tierra y rocas mientras caminaba por un camino en el núcleo de Puenxo, muy cerca de su vivienda. El argayo se produjo poco después de las cinco y media de la tarde. Una gran piedra de unos siete metros de alto, se desprendió, al parecer, a causa de la intensa lluvia y se llevó por delante todo lo que encontró en su camino. La fatalidad quiso que Antonio Lesmes, de 77 años, pasara en ese momento por el vial que da acceso al pueblo de El Picu. Jubilado de la mina -trabajó en el Pozo Santiago- estaba soltero. Era, además, una persona muy conocida y querida por los vecinos de la zona.

Hasta el lugar donde se produjo el argayo se desplazaron efectivos de Bomberos de Asturias de las bases de Mieres y La Morgal, además de agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local. El aviso al 112-Asturias lo dio un vecino de la zona, Marcelino Alonso. «Estaba caminando por la zona y pude ver a un conocido que estaba atravesando el argayo; fue cuando me dijo '¡hay un cuerpo!», contaba. «Yo no me acerqué, porque parecía que había riesgo de nuevos desprendimientos», añadía. Todos en el pueblo hablaban de la identidad de la víctima, pero esta no se confirmó hasta que se pudo recuperar el cuerpo, casi a las ocho de la tarde, ya sin luz natural. Mientras, distintos vecinos se habían ido reuniendo a la puerta de su casa. «No hay nadie y él es el que falta en el pueblo; además, alguien lo vio por la zona antes del argayo», comentaban.

Los peores presagios se confirmaron por las autoridades desplazadas hasta el lugar de desprendimiento. La víctima era Antonio Lesmes. Y la noticia caía como un jarro de agua fría. «Era una persona a la que gustaba dar paseos por aquí», decían. El Pleno del Ayuntamiento de Aller se suspendía por la tarde nada más se supo lo que había pasado. El alcalde, el socialista Juan Carlos Iglesias, el portavoz del PP, Juan Sutil, y otros ediles de la Corporación acudieron a la zona.

Tras recuperar el cuerpo, la Unidad Canina de los Bomberos rastreó la zona para confirmar que no habría más víctimas sepultadas bajo la montaña de tierra bajo la atenta mirada de los vecinos mientras los agentes de la Guardia Civil les advertían: «No se acerquen más que esto se puede venir abajo». No es la primera que la tierra se lleva por delante lo que encuentra en su camino en Puenxo. «Los argayos aquí son constantes, mire la carretera, está toda remendada», decía Manuel Faes. También recordaba, como lo hacía Fernando López, que hace casi treinta años un enorme desprendimiento sepultó varias viviendas a pocos metros del argayo de ayer. «Entonces las casas ya estaban desalojadas, porque habían empezado a aparecer numerosas grietas y los vecinos se marcharon». Uno de los residentes de Puenxo decía que no tenía miedo.

«Sí, si cae otra roca de esas nos lleva, pero qué hago, ¿dormir en la calle?». Advierten de que esto puede volver a ocurrir. «Todo se debe a los antiguas explotaciones mineras; el agua se filtra y rompe la tierra». De hecho, la localidad mantiene un litigio con Hunosa para que asuma su responsabilidad en la zona.

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