Feijóo se presenta como el mejor líder para Asturias y critica la descarbonización «guay» del Gobierno

A Oviedo llegó como una estrella, que solo la ausencia de la habitual alfombra azul que se coloca con motivo de los Premios Princesa recordaba que lo del Teatro Campoamor era un mitin. O siendo exactos, un acto de partido, porque aquí no hay más rivales. Sí un público entregado en una escenografía medida al detalle, y que no falló, a pesar de haberla montado con solo una semana de margen. Una hora antes de la llegada del presidente gallego, puertas del teatro cerradas y largas colas, hasta los 1.500 inscritos que abarrotaron el interior. Treinta minutos de antelación: llegada del alcalde Alfredo Canteli, Agustín Caunedo y los secretarios generales asturiano y gallego, Álvaro Queipo y Miguel Tellado, respectivamente; el público toma su asiento. Poco después de las 17.30 horas, el coche del presidente de la Xunta aparca en la Junta General. Paseo, con fotógrafos, durante los metros que separa el parlamento del teatro. Llegada. Baño de multitudes. «Te queremos mucho en Asturias», se escucha repetidamente. «Yo también esta tierra, tuve una novia asturiana», responde Feijóo.

Había ganas de dar carpetazo a los episodios recientes. Ayer podía ser el día. Núñez Feijóo reconoció que «dejar Galicia es difícil», pero dice, «es el momento en el que se necesitan liderazgos, proyectos y certezas». El lunes se vota su candidatura. La única para liderar el PP. Pero el discurso de ayer bien podría ser el de una precampaña hacia la Moncloa. Cargó contra Pedro Sánchez, contra Yolanda Díaz, el Gobierno de coalición, la gestión de la pandemia y, ahora, la de la crisis económica ya echada encima. Y contra la transición energética, que para algo la parada de ayer era en Asturias. «Han cerrado todas las centrales térmicas a la vez porque es muy guay y mientras Alemania decide abrirlas y tener 40 en funcionamiento». Núñez Feijóo culpó al Ejecutivo central de los cierres de Alcoa, entre otros, en Avilés. «Esto de ser súper guay está muy bien para los que no han visitado una acería en su vida o visto una cuba de aluminio».

A Sánchez le afeó que pretenda culpar de todos los males a la guerra al tiempo que Nadia Calviño defiende que España es de las que salen peor paradas. «Esto no es serio y lo que no es serio es lo contrario de un buen gobierno». De él censuró que le preocupe más «una serie de televisión sobre su vida» o «crea que poniendo un tuit se solucionan todos los problemas». Del Gobierno de coalición criticó que «cuando un presidente no puede nombrar a sus ministros, tiene que asumir que aceptar imposiciones y vetos, no solo no liderará ese gobierno, sino que no liderará su país», y avanzó que él no aceptará «cuotas, imposiciones ni vetos». Y de Yolanda Díaz, no entiende que se le permita montar una plataforma «usando el Gobierno para debilitar al Gobierno». Con todo, reiteró «la mano tendida del PP, pero sin ser un cheque en blanco».

Se despidió de Asturias con aplausos de un teatro Campoamor entregado y, con cierto retraso, puso rumbo a Santander.