«Franco nunca fue investido como rector honorario de la Universidad de Oviedo»
La comisión de la Ley de Memoria Histórica propone retirar dos elementos franquistas y señalar otros cuatro
L. MAYORDOMO
OVIEDO.
Viernes, 21 de junio 2019, 03:30
El 19 junio de 1939, el claustro de la Universidad de Oviedo -integrado por diez miembros, además del entonces rector Sabino Álvarez-Gendín Blanco- aprobó «por aclamación» otorgar el título de rector honorario a Francisco Franco. Según reveló ayer la profesora Carmen García, coordinadora de la comisión sobre la aplicación de la Ley de Memoria Histórica, creada el año pasado, las investigaciones llevadas a cabo han permitido determinar que «Franco nunca fue investido como rector honorario de la Universidad de Oviedo». Pese a ello y dado que el título sí le fue concedido, la retirada que pretende la institución académica no solo se ajusta a lo recogido en la ley sino que, a su juicio, «no es más que el restablecimiento de la verdad frente al falseamiento del escenario promovido por aquel claustro y sostenido en el tiempo hasta el final de la dictadura». Así lo indicó Carmen García en la presentación ante el claustro de las conclusiones del trabajo «honesto» realizado por la comisión este último año.
Otras propuestas son las de retirar la lápida de homenaje al citado rector, por su «carácter apologético del régimen franquista». En ella se lee: «Purificada por el fuego surgió esta universidad de entre sus ruinas. La promoción de estudiantes soldado al excelentísimo señor don Sabino Álvarez-Gendín Blanco, alma de esta empresa. Oviedo 17-1-1970». Por el mismo motivo se plantea la retirada del monumento a los caídos inaugurado en 1941 y ubicado junto al rectorado, en el que figura la lista de los fallecidos del bando vencedor.
En cambio, por razones de conveniencia artística y arquitectónica, se ve conveniente mantener el escudo «con simbología característica de la dictadura» situado en el Paraninfo y en el que se hace alusión a la reconstrucción de la Universidad. Su retirada podría causar «daños no deseados», justificó la experta, que recordó que en realidad, tras el incendio sufrido en 1934, la reconstrucción se inició ese mismo año, y no en el 36, como figura en esa inscripción. Junto a el escudo se colocará una placa que aclare todos estos términos.
Un descubrimiento
Es lo mismo que se hará con las vidrieras del rectorado y la biblioteca histórica. Y con una prácticamente desconocida inscripción en piedra, en latín y alusiva a la guerra y los vencedores que la propia García reconoció que, pese a estar ubicada en su facultad, «me costó encontrar. Y mira que es enorme...».