La historia de la bandera de Asturias

La creación de la bandera se remonta a los acontecimientos del 9 de mayo de 1808. Tras la lectura de una carta que narraba los eventos del levantamiento del 2 de mayo, el pueblo enfurecido inició la insurrección contra Napoleón; convirtiendo aquel mes de mayo en uno de los más turbulentos de la historia del Principado. Los mariscales de Napoleón respondieron con la orden del fusilamiento de 58 ovetenses recluidos por las revueltas de aquel día. El 25 de mayo, el día siguiente al asalto de la Fábrica de Armas de Oviedo, la Junta General del Principado crea el ejército de Asturias y se apoya en sus nuevas fuerzas aliadas: el ejército británico. Sin embargo, a pesar de contar con más de 9.000 soldados y 595 oficiales, el Principado todavía no poseía una bandera que lo representase, por lo que iniciaron la creación de una

«Con este signo se protege al piadoso, con este signo se vence al enemigo» fue el lema propuesto por Jovellanos, quien en un informe histórico, redactó las características de la primera bandera del Principado. En dicho documento, el ilustrado propone que el fondo sea tanto de color rojo como azul, aunque éste último acaba siendo el más reconocido y usado. También sugiere la utilización de la insignia que había sido utilizada por los reyes astures en antaño: 'la Cruz de la Victoria'.

De los brazos de esta cruz amarilla cuelgan las letras griegas alfa y omega, que simbolizan el principio y el fin de todas las cosas. La versión de bandera que fue a la guerra se distinguía también por la inscripción «Asturies xamas vencida», que acabó desapareciendo con el paso de los años. Con esta insignia y estos colores los soldados asturianos fueron a la guerra y lucharon hasta alcanzar la victoria final.

Tras la dictadura franquista, en 1977 Avilés se convirtió en la primera región que izó la bandera asturiana oficialmente. Sin embargo, la oficialidad de esta no llegó hasta el año 1990 cuando se aprobó la Ley de la bandera con las características de la versión actual. Sobre el color azul que tiene de fondo, se desconoce su significado inicial pero muchas personas lo atribuyen al mar Cantábrico que rodea la costa. En cambio, en lo que respecta a la Cruz de la Victoria, sí que existe un simbolismo y una historia a tener en cuenta. Según la leyenda, en la Batalla de Covadonga (772) Pelayo enarboló la Cruz de la Victoria ante sus tropas y sus enemigos cayeron rendidos ante su poder. De ahí que muchos asturianos asocien la leyenda con la insignia que lleva siglos siendo el emblema heráldico del Principado.

Se dice que dicha cruz es la que se encuentra custodiada en la catedral de Oviedo. La reliquia ha sido sometida a numerosas pruebas de carbono 14 que han confirmado que la madera que la compone pertenece a un roble de doscientos años más tarde, es decir, a la época del rey Alfonso III. Así se desmontan, por tanto, todas las especulaciones que atribuyen su origen a la época de don Pelayo y, se confirma, a su vez, la versión apoyada por los historiadores: que la cruz había sido encargada y donada al Principado por el rey Alfonso III en el año 908.