«Están al pie del cañón, salvando vidas y jugándose la vida por la gente»
Luis Manuel Riesgo, padre del joven sanitario fallecido el domingo, agradece el homenaje de los compañeros del Hospital de Jove a su hijo
MARCO MENÉNDEZ / ALICIA GARCÍA-OVIES
GIJÓN / LUANCO.
Martes, 9 de febrero 2021, 02:11
Todos los trabajadores del Hospital de Jove participaron ayer en un emotivo homenaje a Pablo Riesgo, técnico en cuidados auxiliares de enfermería, de solo 26 años, que falleció el domingo en el HUCA al sufrir un fallo multiorgánico. El joven, que en noviembre pareció haber superado la covid-19 tras sufrir una neumonía bilateral, tuvo que volver a ser ingresado la pasada semana y, de forma totalmente inesperada, falleció el domingo. Todo el personal del Hospital de Jove quiso rendir ayer un sentido reconocimiento a este sanitario vocacional, con un lugar especial para sus padres, Luis Manuel Riesgo y Montserrat Rivero, y su novia, Inés Suárez, que en todo momento sintieron el calor del personal sanitario.
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Todo ocurrió muy rápido. Según relató el padre de Pablo, «no sabemos cuál fue la causa exacta de su fallecimiento, para eso se le hizo la autopsia. Los médicos no saben por dónde pudo venir. Empezó el lunes con dolor de garganta y el miércoles ingresó. El sábado me llamó para decirme que lo bajaban a UCI para tenerlo más controlado y de ahí fue en picado».
El padre del joven sanitario se mostró muy crítico, durante el homenaje a su hijo, con aquellas personas que no siguen al pie de la letra las recomendaciones sanitarias: «Es una vergüenza que la gente no cumpla las medidas. Nosotros solemos pasar las navidades con mi madre y mis hermanos, pero este año las pasamos solos en casa porque éramos convivientes. No era el momento de juntarse. Pablo estuvo en primera fila en la lucha contra la pandemia, y a pesar de tener 26 años era muy responsable». Y tan responsable era que, tras haber superado aparente mente la enfermedad «tenía claro que quería volver. Decía que sus compañeros estaban haciendo muchos turnos. Yo le dije que descansase más, pero no hubo manera», recuerda.
Durante el homenaje en el centro sanitario, Luis Manuel Riesgo sacó fuerzas de flaqueza y, tratando de contener la emoción, quiso agradecer las muestras de cariño a «toda esta familia que es el Hospital de Jove, desde la dirección, a los doctores, enfermeros, auxiliares, celadores, limpiadores, cocina... Todo el mundo». Se mostró abrumado y aseguró que su hijo también lo estaría: «Para él era su segunda familia y os estaremos siempre agradecidos. Y él, que lo está viendo, estará alucinado, porque era muy sencillo y nunca se imaginó, el pobre, tener tanto cariño por parte de tanta gente».
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«Cuidar a los sanitarios»
Pero Luis Manuel Riesgo fue más allá al reclamar tanto de la clase política como de la propia sociedad «cuidar a los sanitarios», porque «están al pie del cañón, trabajando por todos, salvando vidas y jugándose la vida por la gente. Están cayendo un montón y mi hijo ahí está de ejemplo».
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Los dos centenares de profesionales del Hospital de Jove, familiares y amigos que al mediodía de ayer participaron en este acto de reconocimiento y homenaje a Pablo Riesgo apenas podían contener la emoción. Los aplausos resonaron durante más de dos minutos no solo en la explanada del aparcamiento central del hospital, sino también desde todas las ventanas del centro sanitario. Y es que Pablo era un profesional muy querido por todos.
Uno de sus compañeros, David Muñiz, fue el encargado de leer una carta de despedida. Aseguró que «en estos casos las palabras no encuentran boca para ser pronunciadas ni renglones sobre las que escribirlas». «Aquí está tu segunda familia llorando», aseguraba ante un silencio sepulcral solo roto por los sollozos de compañeros y familiares, apuntando que la del Hospital de Jove es «esa familia con la que te tocaba compartir tantos momentos de sudor, apuros, dudas, dolor, enfados y, por qué no decirlo, risas».
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David Muñiz relató los duros momentos sufridos por los sanitarios del centro en su lucha contra la pandemia y el esfuerzo realizado día a día por la plantilla: «Ahí estábamos todos, remando al unísono como el mejor equipo de traineras, con un único objetivo, salir de esto de una vez por todas y, por supuesto, juntos». Pero no pudo ser así y el inesperado fallecimiento de Pablo Riesgo deja a un excepcional equipo de sanitarios rotos por el dolor. «Esta vez el viento, convertido en huracán, ha decidido colarse entre nosotros para borrar algo más que huellas, arrebatándonos algo más doloroso y eso no lo perdonamos. Es tan injusto...», decía Muñiz en nombre de todos sus compañeros.
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Eso sí, dejó firme la convicción de todos los trabajadores de seguir luchando, ya que «no nos vamos a rendir, porque igual que siempre eras el primero en echar una mano, el primero en no querer dejar un trabajo inacabado, nosotros haremos lo mismo, porque seguiremos funcionando como si fuésemos uno. Porque sabemos que así estarías tú si fuese otro el que estuviese en tu lugar. Lo haremos por ti».
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La memoria de Pablo Riesgo perdurará en el Hospital de Jove, ya que «seguirás en nuestra cabeza, en nuestro corazón, en nuestra memoria. Porque jamás te olvidaremos, querido compañero». La música de gaita también sirvió de homenaje de despedida para Pablo y uno de sus compañeros interpretó la 'Marcha d'Antón el neñu'.
«Un compañero de 10»
Los compañeros de Pablo estaban abrumados. «El corazón no le cabía en el pecho. Era un joven muy sincero, muy trabajador y siempre con una sonrisa. Era todo corazón», explicaba Mari Paz Blanco, muy emocionada tras el homenaje. También Enol Zapico, su compañero en Urgencias, indicaba que «era un compañero de 10, trabajador, tranquilo, siempre arrimando el hombro». Fue Zapico quien lo ingresó la semana pasada: «Le subió a la habitación y me decía 'Enolín, vamos a salir. Pasamos los dos la covid y aquí estamos'. Y yo le decía 'Sí, Pablín, estate tranquilo que nada más que salgamos vamos a arrimar el hombro'».
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Aida Colado también resalta que «siempre tenía una sonrisa. Nos extrañamos cuando volvió, pero dijo que ya estaba bien y tenía ganas de trabajar. Era muy buen chaval, predispuesto a todo». Su compañero Héctor Fabio Vega cree que «se reincorporó demasiado pronto. Se quejaba de que se ahogaba y no estaba bien para trabajar». Rubén Fernández le califica como «un luchador» y «un compañero 10», mientras que David Muñiz remarcó que era «un chaval tranquilo y muy trabajador».
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