La justicia tardará «al menos un año en recuperar la normalidad» en Asturias tras las huelgas
Procuradores y abogados alertan de que el conflicto laboral de los funcionarios «se ha cerrado en falso porque no han logrado nada»
«Se trata de un cierre en falso; el conflicto continúa». Es la conclusión que extraen los profesionales de la abogacía y los procuradores, además ... de los propios implicados en la pugna laboral, los funcionarios de justicia, tras poner fin a la huelga indefinida el pasado martes, día 4; se inició el 22 de mayo tras enconarse el conflicto con el Gobierno. Previamente, desde el 17 de abril, los paros fueron parciales. Pero las reclamaciones, aseguran las formaciones sindicales, ya se plantearon mucho antes al ministerio de Pilar Llop sin ser escuchados. La inactividad en los juzgados -primero fue por la movilización de los letrados- ha generado la suspensión de unos 10.000 actos judiciales solo en Asturias. Y lo que preocupa todavía más: hay otros 4.000 sin turnar, que están a la cola. «Va a costar mucho recuperar la normalidad en la región; un año en el mejor de los casos», afirma la responsable del Colegio de Procuradores de Oviedo, Encarnación Losa. Un periodo que el decano electo del Colegio de Abogados de Oviedo, Antonio González-Busto, eleva hasta los dos. «Eso si no regresan las movilizaciones tras el verano», añadía el representante de los letrados.
Ese martes llegaba el anuncio desde el comité de huelga, formado por la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), el Sindicato de los Trabajadores de la Administración de Justicia (STAJ), CC OO y UGT: se decidía por unanimidad aplazar el paro, al menos, hasta el próximo septiembre. ¿Los motivos? Por un «agotamiento económico que supone una movilización de tan largo alcance, algo que las familias y los trabajadores no pueden soportar indefinidamente»; y porque la coincidencia del conflicto con el periodo estival «ha ocasionado un lógico descenso en el seguimiento de la huelga indefinida motivado por la necesidad de descanso y, en muchos casos también, por la de conciliación». El Gobierno se negaba a mantener una negociación con los sindicatos hasta la formación del nuevo Ejecutivo tras las elecciones del próximo 23.
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Paralización de la LOEO El comité de huelga reclama frenar la tramitación parlamentaria de la Ley Orgánica de Eficiencia Organizativa (LOEO) hasta que no se alcance un acuerdo para su modificación en la Mesa Sectorial de la Administración de Justicia.
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Solo funciones propias El reconocimiento profesional y retributivo de las funciones que realmente realizan todos los cuerpos funcionariales, eliminándose la acumulación en el cuerpo de letrados de Administración de Justicia de funciones que finalmente realizan y son delegadas a los cuerpos generales sin compensación alguna.
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Retribuciones. Se reclama el incremento del Complemento General del Puesto, de aplicación para todos los cuerpos generales y especiales y para todos los ámbitos territoriales (transferidos y no transferidos) 430 euros mensuales para médicos forenses y facultativos; 400 euros mensuales para gestión y técnicos especialistas de laboratorio; 375 euros mensuales para tramitación y ayudantes de laboratorio; y 350 euros mensuales para auxilio judicial.
«Ya les hemos dicho a los funcionarios en huelga que no habrá negociación hasta después de las elecciones»; era una declaración de Tontxu Rodríguez, secretario de Estado de Justicia, el pasado mes en Gijón. Él es el foco de las iras de los trabajadores; cuatro representantes sindicales se encerraron en la sede del ministerio, a principios del pasado mes, tras abandonar el segundo de Pilar Llop la mesa de negociación en Madrid.
Abogados y procuradores ya dan el año «por perdido». Esta huelga de funcionarios se sumó a la anterior de los letrados de justicia. «Estábamos desde enero prácticamente sin actividad», afirmaba Losa y eso ha generado hasta una merma de la facturación de hasta el 80% en algunos casos en ambos colectivos. En el Principado, apuntaba la decana de los procuradores, la justicia «funcionaba bastante bien», si se compara con otras comunidades autónomas. «Un proceso judicial completo, hasta con una apelación, tardaba en resolverse una media de entre ocho y diez meses». Ahora, revelaba Losa, «ya tengo señalamientos de juicios para marzo de 2023, actuaciones que han estado señaladas en tres o cuatro ocasiones y han sido sucesivamente anuladas por las huelgas».
Asegura que solo se trata de una impresión personal suya, pero González-Busto prevé que tanto los profesionales como el propio Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) tendrán que consensuar un «plan para recuperar la senda de la normalidad». ¿Qué implicaría? Más trabajo, ampliar horarios tanto de mañana -señalar antes las vistas- como por las tardes. «Todos vamos a tener que hacer esfuerzos», destacaba.
'Patata caliente'
El pasado miércoles regresaba «cierta normalidad» a los juzgados. «Confiamos y esperamos que este anuncio de suspensión de huelga desemboque en una desconvocatoria definitiva, y que los acuerdos a que se llegue tengan la virtualidad de evitar conflictos similares futuros», manifestaba el decano del Colegio del Abogacía de Gijón, Benigno Villarejo, a través de una circular. «Sí, las notificaciones llegan de nuevo y los funcionarios están en sus puestos, pero se trata de una maquinaria que cuesta volver a poner en funcionamiento», decía Antonio González-Busto.
Todos los actores tienen más que claro que este problema se va a tener que abordar nada más se forme el nuevo gobierno y de manera urgente. «El conflicto pervive, porque los funcionarios han mantenido una huelga, con el perjuicio económico que ello supone -ha sido la movilización más larga que ha padecido esta administración-, y no han conseguido absolutamente nada», alerta Encarnación Losa. «Es perturbador solo pensar que la parálisis de los juzgados puede regresar; la gente está sufriendo mucho ya que esto nos afecta sobremanera, porque no podemos hacer nuestro trabajo a pesar de que el conflicto no nos incumbe para nada. Somos una especie de rehenes en una pugna laboral que no era nuestra y en la que no pudimos atender a nuestros clientes», añadía Losa.
Tanto abogados como procuradores advierten de que se puso en duda la tutela judicial efectiva a los ciudadanos. «Esta ministra no tuvo talante dialogante, hace pensar desde fuera que la justicia importaba poco, pero se trata de una administración esencial, a la que los ciudadanos acuden cuando tienen que resolver un conflicto y a que se cumplan sus derechos; si la persona no está protegida, pues apaga y vámonos», lamentaba la procuradora.
«Se ha cerrado en falso porque no hay acuerdo, pero estoy convencido en que el nuevo Gobierno, sea del color que sea, tiene que llegar a un arreglo con los funcionarios; no hubo conflicto laboral en España que no acabe en acuerdo», afirmaba el decano electo de Oviedo.
Movilización viva
«La huelga se aplazó, pero la movilización va a mantenerse y esta interrupción temporal no es una suspensión de las protestas», se advierte desde las formaciones sindicales de los funcionarios de justicia. Por eso, no se han anulado dos convocatorias de huelga para las jornadas del día 11 -habrá una concentración ante el Palacio de la Moncloa- y otra el 20, por una protesta en Logroño, coincidiendo con cumbre de la Unión Europea en materia de justicia. Paralelamente, se convocarán concentraciones ante las delegaciones del gobierno y se proseguirá con el «seguimiento» de la campaña electoral del partido en el Gobierno (PSOE). «Continuaremos con las presiones a los políticos para explicar nuestras reivindicaciones y para que el próximo Ejecutivo sepa que tiene una cuenta pendiente».
Además, los sindicatos quieren que el conflicto sea protagonista en la campaña electoral; ya se han reunido con varias formaciones políticas para trasladarles la situación e, incluso, se entrevistaron con el secretario general de la Federación Socialista Asturias (FSA-PSOE) y presidente del Principado, Adrián Barbón, quien se comprometió a mediar ante el Gobierno «sin que sepamos nada al respecto», se quejaban los funcionarios. Por eso, en los actos políticos de los socialistas, los trabajadores quieren estar presentes para recordar que el problema sigue ahí y que no han sido capaces de lograr una resolución.
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