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Alumnos del IES Doña Jimena, en Gijón, al inicio de este curso. C. SANTOS

Entre el Latín, la sintaxis y los suspensos

Un alumno de cuarto de ESO estudia ahora bajo su tercera ley educativa. Las reglas del juego vuelven a cambiar ya este curso y aún más los próximos

Lunes, 6 de diciembre 2021, 01:05

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Esta vez, las reglas del juego cambian incluso con el curso iniciado. Hace apenas unas semanas los directores de los centros educativos de Asturias remitieron a la Consejería de Educación, apurando los plazos legales, la temida Programación General Anual, que tanto trabajo (y quebraderos de cabeza) les da. Pues bien, los de Secundaria tendrán que modificarla, porque septiembre comenzó con los exámenes de recuperación de ESO previstos y agendados, y tres meses después de arrancar las clases ya se sabe que esos exámenes desaparecerán este mismo curso. Y se confirma así un nuevo cambio. Y una nueva polémica.

A falta del gran pacto educativo que tantos reclaman, pero que nunca se logra, la realidad es que un alumno de cuarto de la ESO va a estudiar bajo su tercera ley educativa. Por el momento, este año desaparecen los exámenes de recuperación para esa etapa y se establecen nuevas formas de evaluación y promoción, que incluyen poder llegar a la EBAU con una materia suspensa, lo que ha generado un enconado debate en la comunidad educativa. Pero es que hay mucho más y están por llegar nuevas asignaturas, contenidos y horarios. El peso de las decisiones autonómicas, la mayor autonomía de los centros y la introducción de la perspectiva de género en todas las materias han sido tres de las grandes batallas.

Para empezar, habrá nuevo currículo de Primaria, que entrará en vigor el próximo septiembre en los cursos impares. La polémica, como no podía ser de otro modo, acompaña el borrador. La nueva asignatura de Valores Cívicos, que se incorpora a partir de quinto, y en la que se debatiará sobre afectividad, sexualidad y violencia de género, ya ha dividido al arco político. Mientras que los partidos de izquierdas la ven «vital», los de la derecha la tachan de «imposición ideológica». En medio, docentes y alumnado, rechazando siempre la politización de la enseñanza. «Se podría haber llegado a un sencillo consenso entre formaciones políticas y la comunidad educativa sobre aquellos valores en los que estamos de acuerdo y el alumno de Primaria debe conocer y respetar», indica David Méndez, profesor de Didáctica de la Facultad Padre Ossó.

Yolanda López Fueyo, directora del colegio Jovellanos de Gijón y miembro del comité de directores de Primaria, cree, en cambio, que «los valores tienen que estar incardinados en la vida del centro. No entiendo los valores como una asignatura que se da un día o dos a la semana, en un libro o por trabajos».

En lo que están de acuerdo los docentes es que una polémica así ensombrece otros aspectos claramente positivos de la ley, como la enseñanza por competencias. «Lo importante es el aprendizaje, no tanto el currículo», dice el decano de la Facultad de Educación y Formación del Profesorado, Celestino Rodríguez. «El nuevo se adapta a los tiempos que llegan, aunque muchos de los aspectos que se plantean ya se están haciendo por iniciativa de los buenos profesionales de los centros. Me refiero a proyectos de innovación, proyectos por ámbitos...», afirma.

En realidad, muchas de este cuestiones ya se trabajan en Primaria. Quizás en Secundaria el cambio deba ser mayor. Porque la agrupación de materias, por ejemplo, es algo más novedoso en esa etapa. Aunque las voces de alarma no saltaron por eso, sino por la falta de concreción de cuestiones específicas en el nuevo curriculum.

Más libertad a los centros

Lamentaban los docentes, por ejemplo, que no apareciera la regla de tres o los Reyes Católicos en el listado de contenidos obligatorios, entre otras muchas cuestiones. La idea es que la nueva ley deja mucha más libertad a los centros y los docentes para organizar los contenidos. En el trasfondo, la idea cada vez más creciente de que el currículum educativo en España es demasiado amplio y la vieja batalla entre la memorización u otras formas de enseñanza y aprendizaje.

Los cambios continúan en Bachillerato, empezando por la introducción de una nueva modalidad: el Bachillerato General, destinado a alumnos que no vayan a necesitar una formación específica en letras o ciencias en sus estudios universitarios. Y el listado de asignaturas se concreta en 42 materias distintas, con contenidos renovados. El Estado ha marcado los 'saberes básicos' y son ahora las comunidades las que deben completar el horario.

Alarmas

En ambos ciclos se han encendido las luces de alarma por dos cuestiones principales. Primero, por el lugar en el que quedan las enseñanzas del Latín y el Griego, materias cuyos docentes han salido a la calle a protestar y a pedir el blindaje de las Humanidades. La cuestión es que, con la nueva ley, la Cultura Clásica deja de ofertarse como optativa en cuarto de ESO y en el primer ciclo se establece como optativa entre «un mar de asignaturas, lo que hace prácticamente inviable que salgan adelante los grupos». En cuatro, Latín deja de ser troncal. En Bachillerato de Humanidades, el Griego competirá con cuatro asignaturas más y en el nuevo Bachillerato General no se ofertan ninguna de las dos. La Asociación asturiana de profesores de Latín y Griego ha puesto el grito en el cielo.

La segunda gran polémica es el vuelco a la enseñanza de Lengua. El planteamiento es que haya menos análisis sintáctico y más aprendizaje de comunicación, tanto oral como escrita. Y, en el medio, un encendido debate sobre el nivel de comprensión lectora del alumnado, de la expresión oral y escrita y del por qué los estudiantes llegan a la Universidad cometiendo faltas de ortografía.

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