La asistencia a los cines Odeon duplica la del verano pasado

Así, desde el inicio de esta etapa estival, las diez salas han visto sus localidades habilitadas cubrirse un 50% más que en el mismo periodo de 2020, en buena medida gracias a los grandes estrenos cinematográficos de este año. Títulos como 'Operación Camarón', 'Viuda Negra' o 'A todo tren', esta última parcialmente rodada en Avilés, «han sido un atractivo muy interesante para los espectadores, que poco a poco han ido llenando nuestras salas».

Quien así se expresa es Gustavo Sánchez Álvarez, que ostenta la gerencia del Odeon corverano. Pero, a su juicio, además de lo seductor de la cartelera, el segundo elemento determinante está siendo el tiempo; en concreto, el mal tiempo. «Estamos teniendo muchos días que no invitan a ir a la playa», asegura. Algo que, añadido a las dificultades que aún existen para viajar a ciertos destinos extranjeros, ha hecho del séptimo arte una opción lúdica nada desdeñable.

Para Sánchez, la progresiva pérdida del miedo a posibles contagios es la que ha sentado las bases para posibilitar esa realidad. «Poco a poco, la gente entiende que la cultura es segura; en definitiva que el cine es seguro», afirma. Y esgrime como prueba el hecho de que, desde el inicio de la crisis del coronavirus, «no se ha detectado ni un solo brote en ninguna de las salas de España».

No obstante, es precisamente en ese punto donde haya el que, en opinión de Sánchez, es el gran matiz que subrayar esta temporada: la prohibición, establecida por el Gobierno del Principado, de consumir comida o bebida en el interior de las salas. «Es una medida que respetamos, pero que en ningún caso podemos compartir», asegura. «Supone un agravio con respecto a otras comunidades autónomas en las que sí se puede, que son todas salvo Asturias y Cantabria».

Para el gerente del Odeon de Trasona, dicha realidad entraña tres problemas. «Económicamente, tener la cafetería cerrada implica pérdidas; laboralmente, esa clausura nos fuerza a mantener a hasta ocho profesionales en ERTE. Y, socialmente, el espectador sigue asociando el cine con el consumo de palomitas y refrescos. Quitarle eso es disuasorio».