Asturias afronta el fin de la mascarilla con un aumento de ingresos y contagios

La ministra de Sanidad, Carolina Darias, está convencida de que lo peor de la pandemia ya ha pasado y que la alta protección vacunal de la población hace que la repercusión de la covid-19 sea menos grave. Razones suficientes, en su opinión, para enfocar la situación epidemiológica de un modo más normalizado. Con esa idea, se ha tomado la decisión de no hacer ya cribados masivos; de contabilizar solo los contagios que afectan a la población vulnerable; de suprimir las cuarentenas; y de eliminar, tras la Semana Santa, el uso de la mascarilla en espacios interiores.

Regular el uso de la mascarilla es competencia del Gobierno estatal, no de las comunidades autónomas. El decreto ley anunciado por Carolina Darias debe, por tanto, ser aprobado en el Consejo de Ministros que se celebrará mañana, antes de que el miércoles pase a ser efectivo mediante su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Lo dispuesto por esta nueva norma jurídica en relación a la pandemia será de aplicación en todo el territorio nacional, independientemente de la situación epidemiológica que presente cada comunidad.

A partir del próximo 20 de abril, la mascarilla dejará de ser obligatoria en los espacios interiores. Salvo en los ámbitos sanitarios y sociosanitarios, como centros de salud, hospitales o residencias geriátricas, donde seguirá siendo necesario su uso, al ser considerados entornos vulnerables. También habrá que ponérsela en el transporte público y en el caso de que una persona de positivo en coronavirus. Actualmente, solo los trabajadores de los centros sanitarios y sociosanitarios tienen que guardar cuarentena. El resto puede hacer vida normal, aunque usando mascarilla FFP2 durante 10 días.

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Una vez que entre en vigor el nuevo decreto ley, las mascarillas desaparecerán de los centros escolares. A día de hoy, los estudiantes ya no tenían por qué utilizarla en los recreos. A partir del miércoles, tampoco tendrán que hacerlo dentro de las aulas. En cuanto a los centros de trabajo, queda a criterio de los equipos de prevención de riesgos laborales la gestión de esta nueva fase epidemiológica. Desde la Administración se les insta a establecer «las recomendaciones que consideren oportunas dependiendo de las circunstancias de cada establecimiento o empresa». En cualquier caso, con el nuevo decreto ley, el uso de la mascarilla pasa a ser algo voluntario.

Según la ministra de Sanidad, la retirada de las mascarillas cuenta con el beneplácito de «prácticamente» todas las comunidades. De ese «prácticamente» se desprende que no todos los gobiernos autonómicos aprueban la decisión con el mismo convencimiento. El Principado es de los que han mostrado más cautela, porque «aquí siguen en aumento las hospitalizaciones por covid», advierte el consejero de Salud, Pablo Fernández. Antes de este fin de semana festivo, había en los hospitales asturianos 247 personas ingresadas con confirmación de covid. Se teme que, en los próximos días, pueda superarse la barrera de los 300 pacientes.

Asturias registra más de 500 contagios de covid al día. Pero, según la estrategia de vigilancia epidemiológica que ahora se utiliza para monitorizar la pandemia, el nivel de riesgo lo determinan las hospitalizaciones y la incidencia en mayores de 60 años, colectivo considerado vulnerable junto con inmunodeprimidos y embarazadas. En las plantas de los hospitales, la tasa de nuevos ingresos y ocupación de camas duplica la media nacional, aunque la situación de las UCIs es más favorable. También el número de casos detectados en mayores de 60 años: 812 contagios por 100.000 habitantes en 14 días frente a los 435 diagnosticados de media en España. Mañana que se aprueba el decreto ley sobre el uso de la mascarilla saldrán nuevos datos epidemiológicos.