La mitad de los nacimientos que se producen en Asturias son de madres que superan los 35 años

En uno de cada tres nacimientos que se han producido este año en Asturias, las madres tenían entre 35 y 39 años. Y en más del 13% de los casos, superaban los 40. Un porcentaje que multiplica por siete la cifra de embarazadas que daban a luz con esa edad a principios de siglo. En sintonía con estos datos, Asturias es la segunda comunidad autónoma -por detrás de Galicia- con más embarazos tardíos de toda España, que ya de por sí lidera el ránking de los países europeos en este indicador que tanto dice sobre la actual situación socioeconómica.

«La media de edad no deja de aumentar. Ahora, tenemos muchas mamás por encima de los 34 años. Incluso mayores de 45. Y, aunque ya sea algo más excepcional, también hay algún embarazo de mujeres de 50 años o más», constata Ángel Martínez, jefe de Ginecología y Obstetricia del Hospital de Cabueñes, en Gijón, donde se atienden la mitad de los partos que se registran en Asturias.

A lo largo de este año, se produjeron en la región 2.564 nacimientos, de los cuales 864 fueron de madres con edades comprendidas entre los 35 y los 39 años, el grupo etario más numeroso, según el último informe que ha emitido el Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre natalidad. Las estadísticas revelan, además, que el número de mujeres de entre 40 y 44 años que dieron a luz en el primer semestre de 2023 prácticamente dobla a las de 20 a 24 años, horquilla de edad que imperaba antes del cambio de siglo.

Siguiendo con los datos oficiales, la información aportada por el INE revela también que la mitad de los nacimientos registrados en Asturias son de mujeres que superan los 35 años. Que hubo 340 partos de madres tardías -es decir, mayores de 40-, y dos de ellas se encontraban ya en la cincuentena. O que el porcentaje que representa este dato con respecto al cómputo total de nacimientos registrados en Asturias -concretamente, del 13,2%- casi duplica el que Asturias acumulaba por estas fechas en 2016, último ejercicio del que da cuenta el Instituto Nacional de Estadística.

«La gente tarda cada vez más en poder emanciparse económicamente y en poder permitirse tener hijos», explica el doctor Martínez. Eso, desde el punto de vista social. Desde una perspectiva médica, «los tratamientos de reproducción asistida están permitiendo que muchas mujeres que retrasan la maternidad puedan ser madres». En España, dentro de la sanidad privada, no existe límite legal de edad para recurrir a estos tratamientos. Aunque sí hay un consenso entre los expertos en fertilidad de desaconsejar que se apliquen a mujeres mayores de 50 años.

En cuanto a la sanidad pública, las técnicas de reproducción asistida se administran hasta los 40 años cumplidos. La Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Universidad Central de Asturias (HUCA), órgano de referencia para abordar los problemas de fertilidad en el Principado, ampliaba su espacio y plantilla a finales de 2022, precisamente, para poder incrementar el número de tratamientos de fecundación in vitro. El objetivo: llegar a los 15 ciclos por semana, duplicando así la actividad de los años precedentes.

Actualmente, «la edad por sí misma ya no la consideramos un factor de riesgo» y, por tanto, la vigilancia de los embarazos tardíos sólo es excepcional si confluyen otros determinantes. Es decir, «si las madres están sanas, se les hace un seguimiento normal», apunta el jefe de Ginecología y Obstetricia del Hospital de Cabueñes, que recordaba en su conversación con EL COMERCIO cuando, en los inicios de su ejercicio profesional, «a las madres por encima de los 35 años se les hacía cesárea; eso ha desaparecido».

Ahora que «las mamás están más cerca de los 35 o 40 años que de los veintipocos», la edad se considera «un factor más» entre los muchos que los profesionales tienen en cuenta en el seguimiento de un embarazo. Es más, desde el servicio de Ginecología del Hospital San Agustín de Avilés apuntan que «lo que sí está siendo un problema es la obesidad», por poner un ejemplo de las circunstancias que más pueden afectar a una mujer a la hora de gestar un bebé.

«Otra cosa es qué pasa con la maternidad tardía después del parto. Tirar por el cochecito de un bebé no es lo mismo con 25 años que con 45, aunque las mujeres de esa edad todavía se consideran jóvenes. Ni coger pesos. Ni educar a un adolescente...», señalan los especialistas, partidarios de poner el foco también en «ese sobreesfuerzo que asumen las mamás» que, por distintas circunstancias y motivos, retrasan el momento de tener hijos.