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EL COMERCIO pierde a Marcelino Gutiérrez, su motor
Nuestro director en los últimos siete años, que ha estado vinculado a esta casa durante la práctica totalidad de su carrera periodística, falleció este domingo a los 48 años de edad
Era un enamorado del periodismo, un adicto a la actualidad, infatigable e inasequible al desaliento en el día a día de la Redacción, poco amigo de sentarse en un despacho que siempre tenía la puerta abierta y la mayor parte de las horas estaba vacío. Él prefería rondar la Redacción para oler lo que se estaba cocinando, vivir de cerca las noticias, saber de primera mano qué pasaba aquí y allá, de Deportes a Gijón, de Asturias a Cultura, de El Molinón a la Escalerona, de la Junta General al Museo de Bellas Artes. Siempre pendiente, siempre atento. Marcelino Gutiérrez González cerró el sábado la edición en papel de este diario, la que este domingo se puso en los kioskos, sin saber que en el amanecer ingrato él sería la noticia. El director de EL COMERCIO durante los últimos siete años y medio falleció en la madrugada del domingo en su domicilio de Gijón a causa de un infarto.
Durante toda la jornada de ayer seguía abierta la puerta de un despacho vacío y el silencio atenazaba a una Redacción en estado de shock que recuerda al hombre que hablaba bajito, tanto que a veces costaba escucharle, al jefe exigente pero de trato siempre afable, al trabajador nato que se dejaba la piel cada día por informar más y mejor.
Nació en San Martín del Rey Aurelio en 1975 quien en febrero de 2016 fue nombrado director de EL COMERCIO en sustitución de Íñigo Noriega después de una vida entera en la casa haciendo de todo un poco y siempre con entusiasmo, con ganas, con entrega absoluta al oficio que amaba. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Pontificia de Salamanca, solo ese viaje formativo le alejó de su Asturias natal, donde se desarrolló toda su carrera profesional.
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Toda una vida dedicada a esta casa
Nunca hubo en su vida otro plan que ser lo que fue. Su vocación se hizo contundencia desde muy niño: «O periodista o nada», decía siempre el hijo de José Ramón y Celestina (Tinina) y de su padre, ya fallecido, heredó mucho de ese carácter austero, humilde y laborioso del que hacía gala. Era el mayor de dos hermanos. Y lo fue por empeño propio. Quiso tener una hermana y él la bautizó Ana Vanessa —«no valía que fuera hermano, tenía que ser hermana», recuerda ahora la actual viceconsejera de Cultura del Principado, con la que tenía una estrechísima relación—. Fue cuando ella nació cuando la familia se fue a Urbiés, en Mieres, en cuya escuela rural estudió Marcelino hasta los once años. De allí, a El Entrego, a la Sagrada Familia, y de esa escuela, a los Dominicos de La Felguera antes de tomar rumbo a la universidad que le convertiría en periodista titulado. «Desde que tengo recuerdo, desde chiquitín, quiso ser periodista y además de prensa escrita, no había opción y nunca sabíamos de dónde salía esa vocación por mucho que mi padre fuera un gran lector», afirma su hermana, que encuentra una sonrisa en medio del dolor infinito para recordar esa pasión.
Tenía de joven afición al baloncesto, pero pese a que no le acompañaba la altura, era un buen base, muy, muy peleón, de modo que lo que mostraba en la cancha acabó trasladándolo a la Redacción de este periódico. A él le tocó repartir juego, liderar al equipo en los últimos años. Fue en el año 1998 cuando se incorporó a esta casa y participó en la creación de la edición del diario en la comarca oriental como delegado en la zona. De Llanes a Gijón fue el siguiente paso en un periplo periodístico que en 2003 le llevó a asumir una de las jefaturas de sección en el área de Gijón-Asturias. Se ocupó entonces de reorganizar la red de corresponsalías y de la coordinación de la información local en todas las ediciones del periódico.
En el año 2010 fue nombrado jefe de Edición e Internet, desde donde empujó e impulsó la renovación de los contenidos digitales de EL COMERCIO-LA VOZ DE AVILÉS. Durante esta etapa formó parte del equipo de Vocento que puso en marcha las nuevas áreas digitales y rediseñó los portales de las distintas cabeceras regionales del grupo de comunicación. También llevó a cabo tareas de coordinación de la multimedia del diario. Fue además, durante todos estos años, colaborador en diversos programas de radio y televisión en Asturias.
Un gran tipo
Pero más allá de los datos que conforman su currículo profesional, está el personal, que dibuja por encima de todo la estampa de un gran tipo, un hombre bueno, que deja una mujer, una hija y muchos amigos y compañeros que hoy le lloran y ya le añoran. Detrás del trabajador incansable con un solo vicio, el del tabaco, estaba también el amante del monte, que gustaba de ir a La Seca l'Agua, en San Martín, donde vivían sus tíos, y donde era feliz absolutamente en contacto con la naturaleza.
Aplazadas las entregas de los galardones de EL COMERCIO y los Premios Innova
Estaba previsto que este jueves EL COMERCIO entregara sus premios anuales, que buscan reconocer la excelencia y el ejemplo de personas y empresas en Asturias, que en esta caso han recaído en Edgar Plans, Nacho Manzano, Natasha Lee, Normagroup, Ángeles Gil y Adonfo Rivas, . El Jovellanos iba a ser el escenario en el que festejar también el 145 aniversario del periódico, pero finalmente ha sido aplazada la entrega. Igualmente, la entrega de los Premios Innova, que estaba previsto que se entregarán hoy el Centro Niemeyer, ha sido también aplazada. Reny Picot, TSK, Plexigrid y Arkuos iban a recibir estos galardones. Aún es pronto para saber cuándo se podrán llevar a cabo ambos actos.
Claro que la felicidad más absoluta se la dio siempre su hija Mari Luz, de 21 años, con quien tenía una relación de gran complicidad. Es su vivo retrato y ha heredado de su padre muchas de las cualidades que hicieron de él un gran periodista: responsabilidad, humildad y sacrificio.
El dolor inmenso que a ella le ha dejado su muerte fue el de todos durante la jornada de ayer. La conmoción fue total en Asturias al conocerse el repentino fallecimiento de Marcelino Gutiérrez. Instituciones políticas, organizaciones de toda índole y representantes de todos los ámbitos de la sociedad asturiana y de diferentes medios de comunicación mostraron su pesar por la pérdida de un periodista joven y comprometido con Asturias que siempre fue el gran motor en este periódico.
Durante la jornada de ayer el tanatorio de Cabueñes fue el lugar de encuentro de compañeros y amigos y para su familia, con su mujer, Mari Luz, y su madre, Tinina, recibiendo el cariño de quienes conocieron a Marcelino. Con ellas, su hermana, Vanessa Gutiérrez, que resumía en una frase el sentir de todos: «No sé cómo vamos a vivir sin él».
La vida de Marce -como le llamábamos en esta Redacción- o Nenu -el apelativo familiar que le acompañó hasta el final- fue informar, con rigor y con amor mayúsculo a este pedazo de tierra que le tocó habitar y contar. Reservado, tranquilo, dialogante, Marcelino Gutiérrez será despedido hoy, a las cinco de la tarde, en el tanatorio de Cabueñes de Gijón.