«Las mujeres de mi familia han sido un referente»

Natural de Corollos, en Cudillero, la presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas CSIC, Rosa Menéndez, quiso dedicar la Amuravela de Oro a su madre, Orfelina López, presente en la entrega del galardón. «Las mujeres de mi familia han sido para mí un referente», destacó Menéndez, quien alabó el trabajo de su abuela y de su madre tanto en el campo como en la casa, así como la unidad familiar que propiciaron durante su infancia.

Su familia también está «orgullosa» de Menéndez. «Me encantó que le dieran este premio», decía su madre tras el acto de entrega de la Amuravela de Oro. Explicaba, divertida, que a sus 85 años visitó las instalaciones del CSIC y «me llamaron la atención por hacerme fotos». El de ayer, añadió, fue «al primer acto de reconocimiento a mi hija al que puedo acudir, me queda muy cerca de casa». El hijo de Rosa Menéndez, Alejandro Gallego, incidía en que este premio «es un paso más para visibilizar la labor de la mujer en la ciencia».

Rosa Menéndez, que siempre ha mantenido su vinculación con el concejo de Cudillero, recordó cómo en su infancia jugaba en su pueblo natal. Y que a los diez años tuvo que marcharse del pueblo para estudiar en un colegio en Pravia. Fue ahí donde se inclinó por la rama científica, gracias a uno de sus profesores, Santiago, con el que todavía mantiene el contacto, así como con sus antiguas compañeras, con quienes se junta dos veces al año.

También recalcó que su infancia transcurrió «disfrutando de un increíble entorno de libertad». Entre esos escenarios, los veranos que pasaba en Tabla, el pueblo de su padre, donde jugaba con su prima.

Enamorada de la ciencia, también con afición por la pintura, estudió Químicas en la Universidad de Oviedo y también trabajó en el Instituto Nacional del Carbón.