Borrar
¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO

Una Nochebuena familiar, pero en versión reducida

Habrá reencuentros navideños, pero a la mesa podrán sentarse como mucho seis comensales no convivientes. Y a las doce y media, todos en su casa

REDACCIÓN

GIJÓN.

Miércoles, 23 de diciembre 2020, 02:32

Comenta

Las primeras navidades en pandemia obligan a la contención. Al menos en cuanto al número de invitados que mañana se sentarán a la mesa después de que el Gobierno del Principado hiciera firme este lunes su intención de reducir a seis los comensales (siempre que no sean convivientes), de un máximo de dos burbujas. Eso sí, a las doce y media de la noche, toque de queda mediante, todos en su casa.

Madre e hijo, de compras en La mar de Ana, en el Mercado del Sur. Santos

«Este año, nada de reunión familiar. Cenamos los dos solos»

Era casi una tradición desde hace una década. Carmen González y su hijo, José Manuel Antolín –68 años ella, 28 él– pasaban cada año las Navidades en Tiraña (Laviana), donde están los orígenes de la madre y donde, sobre todo el día 25, solían juntarse «más de veinte», entre hermanas, sobrinos, primos y demás familia. Este año no. Este año las fiestas las pasarán solos, en su casa del centro de Gijón. La pandemia obliga, pero no parece importarles. Con la familia mantienen el contacto todo el año. «Ya habrá más ocasiones. Esta vez, cenamos los dos solos». Más que la Navidad, celebrarán «el poder estar juntos».

Antolín, que por cuestiones laborales lleva cuatro años viviendo fuera de Asturias –primero en Barcelona, y ahora en Madrid– llegó a Gijón el domingo, con la cita del Servicio de Salud del Principado para hacerse la prueba PCR al día siguiente. Dio negativo. Y era lo esperable, porque ya había pasado la enfermedad en septiembre, nada más mudarse a la capital debido a su nuevo trabajo. Afortunadamente, «solo con síntomas leves», apunta su madre.

Para la cena de mañana no prevén «gran cosa». «Yo le habría propuesto salir a cenar fuera, pero no quiere», cuenta el hijo. «No me parecía lo más apropiado», se justifica la madre. Aunque el menú no está cerrado –«no será gran cosa, porque no somos de marisco ni de dulces»– no faltará en la mesa el «buenísimo» jamón de la primera cesta de Navidad que recibe Antolín, gestor de proyectos en McDonalds.

Pese a las restricciones a las que obliga la covid, en los hogares asturianos, al menos, no habrá límites a la emoción de recibir y compartir celebración con los miembros de la familia que, por razones de trabajo o estudio, están prácticamente todo el año fuera de la región.

Las hermanas Raquel y Melanie Da Costa, en su decorada casa. e.C.

«Haremos videollamada y seguiremos sonriendo juntos»

Las portuguesas de nacimiento pero ovetenses de adopción Raquel y Melanie Da Costa, de 27 y 21 años, ya saben lo que es depender de la videollamada para poder ver a los suyos en tan señaladas fiestas. Este año, sin embargo, podría ser el primero que pasen la Nochebuena sin sus padres, ya que actualmente ellos se encuentran en Ibias.

«Las carreteras están cortadas, la nieve ha producido hundimientos e igual no se puede pasar», explican con cierta lástima. Aún así las hermanas han sabido mantener viva la tradición de una familia que se declara firme entusiasta de la Navidad. «Nuestros padres fueron los que nos enseñaron a decorar la casa y disfrutar de esta forma de las fiestas», recuerdan con nostalgia. Llevan desde octubre sin verlos y les echan de menos, pero la seguridad es lo primero. «Yo soy persona de riesgo y este año con tanta aglomeración no pude ni salir a ver las luces, así que engalanamos la casa ya en noviembre para animarnos», cuenta Raquel. «Hay de todo, luces, adornos, espumillón...», contabilizan las jóvenes sobre la mesa del comedor.

No sabrán si mañana cenarán solas hasta última hora, pero lo tienen todo preparado. En esta ocasión han buscado y recopilado un sinfín de recetas, –«sobre todo dulces»– para, llegado el momento, «salir de la rutina de otros años», donde solían encargar la comida a domicilio y disfrutarla en familia. Sea cual sea el menú, «haremos una videollamada y seguiremos sonriendo juntos», dan por seguro.

El lenense Álvaro Núñez y el gijonés José Manuel Antolín salieron hace unos días de Madrid y tienen intención de quedarse con la familia hasta enero. Son las ventajas del teletrabajo.

Jessica de Santana y su hijo Bryan, recién llegados a Avilés. Marieta

«Llevábamos lejos demasiado. Ya era hora de volver a casa»

La emoción embargaba visiblemente el lunes a Jessica de Santana y a su hijo, Bryan Garrido, al desembarcar, una vez en la estación Avilés, del autobús procedente delAeropuerto de Asturias. Brasileños de nacimiento, su ya lejana emigración a tierras españolas les regaló largos años de estancia en la comarca asturiana, hasta que, en 2015, las circunstancias laborales de De Santana la obligaron a hacer las maletas una vez más, a abandonar el Principado y a asentarse en Lanzarote, donde ambos residen en la actualidad.

El reencuentro de madre e hijo con la hermana y sobrinos de la primera, salpicado de emotivos abrazos y gritos de júbilo en pleno andén, sirvió de ejemplo visible de las emociones que embargan a esta familia geográficamente dispersa por la realidad de la vida, pero al fin reunida en estas últimas semanas del año. «Es emocionante volver; no puedo decirlo de otro modo. Llevábamos demasiado tiempo fuera de casa; eso pesa y duele. Ya era hora de volver a casa», admitía De Santana, sin ser capaz de desprenderse de sus sobrinos.

Para Garrido, su hijo, ni siquiera la amenaza del coronavirus habría justificado dejar pasar la oportunidad de retornar al hogar. «Claro que nos preocupa lo que está pasando, pero pensamos que merecía la pena correr el riesgo, en lugar de quedarnos solos en la isla», reconocía. Su satisfacción, no obstante, no empañaba la prudencia. «No vamos a salir. Nos quedaremos en casa, cenaremos y estaremos seguros».

La parraguesa Ana Isora González de Lena aguarda el resultado de una segunda PCR -la primera se la hizo en Varsovia, donde estudia, antes de emprender viaje- para, entonces sí, fundirse en un abrazo con sus padres y su hermano.

Ana Isora González de Lena, ya en su casa de Arriondas, con sus padres, Ana Isabel y Luis, y su hermano JoséMaría. xuan cueto

«Estuve guardando cuarentena para poder venir desde Polonia»

Hasta prácticamente el último momento, la parraguesa Ana Isora González de Lena, de 24 años, estuvo dudando si regresar a su casa desdePolonia, donde cursa un máster, por Navidad. «La convencimos porque hace cuatro meses que se fue y si no, no iba a volver hasta finales de junio», explican sus padres, Ana Isabel Román y Luis Félix González de Lena. «Nosotros somos profesores, así que estamos acostumbrados a tomar muchísimas precauciones», agregan.

A varios metros de distancia, y con mascarilla pese a estar en su hogar, su hija explica que ella también es sumamente cuidadosa: «Durante los últimos días en Varsovia no salía de mi cuarto nada más que para recoger la comida de la cantina y llevármela, estuve guardando cuarentena para poder volver con seguridad», relata. E indica que, como ella, muchos de su compañeros restringieron también sus salidas y contactos para poder regresar con sus familias en estas fiestas. «No fuimos ni a la cena de Navidad de la residencia», cuenta.

Y es que la situación en Polonia lleva semanas siendo «muy delicada, con un gran repunte de los casos». La primera ola, explica Ana Isora, fue muy leve, pero esta segunda está golpeando con fuerza. «Reaccionaron pronto y la hostelería y el ocio llevan meses cerrados», indica.

Antes de volar a España, la joven se hizo una prueba PCR a la que seguirá otro nuevo test ahora que ya está en Asturias. «En el avión había gente sin mascarilla, así que, por asegurarme, voy a repetir el test y mientras tanto sigo manteniendo la distancia y estando en casa con mascarilla», explica, aunque reconoce que tiene «muchísimas ganas» de poder quitársela.

Algo que comparten sus padres: «El reencuentro fue muy emotivo, pero echamos de menos poder abrazar a nuestra hija», señalan. Algo que harán, a buen seguro, en cuanto tengan el resultado del nuevo test.

Tan fuerte como el que Jessica de Santana y su hijo Bryan Garrido dieron a sus familiares nada más bajarse del autobús en Avilés. Todos ellos disfrutarán con sus seres queridos de una Nochebuena que Raquel y Melanie Da Costa aún no saben si pasarán solas en Oviedo.

La familia Núñez Martínez, reunida en San Feliz, Lena. juan carlos román

«Gracias al teletrabajo, podré quedarme en Asturias hasta mediados de enero»

En el pequeño núcleo de San Feliz, en Lena, se ha logrado respirar ese sentimiento que acompaña a una Navidad en familia. Los cuatro miembros de la familia Núñez Martínez podrán cenar juntos en Nochebuena. Álvaro tiene 27 años pero lleva desde los 18 fuera de Asturias; primero estudiando y ahora trabajando en Madrid. Este ingeniero aeronáutico –que desarrolla su actividad en el control de satélites– llegó a la región el domingo por la mañana. «Vine en coche, por la autopista del Huerna, y tengo que decir que no había nada de tráfico ni controles policiales; solo la advertencia del cierre perimetral. Pero yo me dirigía a estar con mi familia». Con esta crisis sanitaria, el joven, que reside en la población de Colmenar Viejo, se encuentra teletrabajando, «por lo que podré quedarme en Asturias hasta mediados de enero».

Este año, «trataremos de recordar a lo parientes más cercanos, a los que están y ya nos faltan. Sin estridencias». Luis Núñez apunta que, sin pandemia, la celebración habría sido muy diferente: «Podrían venir mi madre, que tiene 88 años, y mis hermanas y sobrinas, pero no puede ser, hay que tener precaución», se resigna. «La verdad es que, en estos tiempos tan convulsos, estamos más que satisfechos de poder disfrutar estas fiestas los cuatro juntos», comenta la madre, María Martínez.

Llegado el caso, ya tienen la solución: una videollamada para compartir la cena con sus padres desde Ibias.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Una Nochebuena familiar, pero en versión reducida

Una Nochebuena familiar, pero en versión reducida