Los vecinos de La Prohida, ocho años de batalla por la luz
El Principado afirma no tener competencias para extender la red de suministro que reclama el Defensor del Pueblo
BELÉN G. HIDALGO
TINEO.
Martes, 5 de enero 2021, 02:59
Desde 2013 llevan desconectados de la red de suministro eléctrico los nueve vecinos del pueblo tinetense de La Prohida. Han pasado ocho años desde que aquel corte de luz por impago a la mina de Pilotuerto les condenase al apagón y dejase sin validez el acuerdo con la explotación minera: electricidad para compensar los daños ocasionados por su actividad. En 2017, Somos Tineo puso el caso en conocimiento del Defensor del Pueblo, que inició las actuaciones oportunas ante las administraciones para tratar de hallar una solución. Mientras, los vecinos subsisten con placas solares y generadores. «Es una vergüenza», señalan los afectados.
La última recomendación del Defensor del Pueblo pone la pelota en el tejado de la Consejería de Industria, que afirma a este diario que «el Principado no tiene competencias para realizar una extensión de la red de suministro» y que todas sus actuaciones se ajustan a derecho. Además, asegura haber trasladado ya su respuesta al Defensor del Pueblo. «El único obstáculo a la electrificación de la Prohida es de naturaleza económica», argumenta este organismo, que considera que se trata de «una situación extraordinaria que requiere medidas extraordinarias», por lo que el Principado debe «poner el foco en los derechos de las personas, sin que resulte suficiente un rol pasivo, de mero tramitador de solicitudes y autorizador de proyectos».
«Un pueblo fantasma»
Mientras las administraciones toman cartas en el asunto, los vecinos se han visto obligados a autoabastecerse. «Tuve que poner mucho dinero para instalar placas solares y baterías para poder arreglarme», lamenta Javier Gómez, con cierta resignación.
Manuel Mesa, como su vecino, optó por la energía solar. «Si está muy nublado tienes que tirar del generador porque las placas no son suficientes para abastecer una vivienda», señala este vecino de La Prohida, que confía en que algún día se revierta la situación. Pero a día de hoy, reconoce, que «hay que tener un plan B» por si algo falla.
Los vecinos aseguran que en verano las placas funcionan mejor, pero en invierno deben optimizar los recursos. La vecina María Teresa Rodríguez, que visita el pueblo los fines de semana, ya no hace la colada allí. «Las placas no sirven para mucho. Tengo generadores para ir tirando. La ropa no sale bien y tampoco puedo dejar nada en la nevera», denuncia, esperanzada con que la reactivación de la mina permita una reconexión.
De noche, afirma Rodríguez, «esto es un pueblo fantasma. En estos tiempos no debe haber ningún otro pueblo sin luz».