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El orbayu de agosto mejora la cosecha de fabes

Un clima idóneo durante la floración y la recolección hacen prever que se superarán las 153 toneladas de un «mal» 2016

GLORIA POMARADA

GIJÓN.

Sábado, 21 de octubre 2017, 01:48

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«Agosto es el que da y el que quita». Es la máxima que repiten los productores de faba asturiana para explicar el resultado de la cosecha. Este año, con la recogida ya en marcha, los agricultores puede decir eso de «agosto dio». «Este año va a ser una cosecha mayor que la del anterior», augura Ulpiano Huergo, miembro de la sociedad civil San Martín, que aglutina a seis productores y 20 hectáreas de la parroquia sierense de Argüelles, enclave de «mucha tradición y años de siembra». Con un 80% del cultivo ya recogido, los cosecheros perciben tanto cantidad como calidad en la faba. «No tiene mala pinta, se la ve sana», asegura el productor Santiago Galán.

Tras un 2016 que los agricultores tachan de forma unánime de «malo» a causa de la sequía, las condiciones meteorológicas han respetado este año los tiempos de la faba. «Orbayó algo más y en el momento justo, a finales de julio y principios de agosto», expone Galán. «El agua de agosto es fundamental porque es cuando la planta está empezando a florecer», respalda Huergo. Las condiciones meteorológicas también están respetando la recolección, en la que los agricultores están inmersos desde principios de este mes. «Es importante tener un tiempo favorable para la recogida», indican.

En el Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida de la Faba Asturiana coinciden en el diagnóstico de los agricultores. «Se cree que va a ser una buena cosecha porque al no haber estrés hídrico los cultivos se ven favorecidos», indica Paula Álvarez, directora técnica de la IGP. Las perspectivas halagüeñas vienen también motivadas por el aumento de superficie cultivada entre los cosecheros inscritos en la IGP. Son 166 hectáreas frente a las 134 del pasado año. Entonces, fueron 153 las toneladas recogidas, de las cuales 93,6 fueron certificadas.

Desde que se siembran las primeras plantaciones en mayo, la de la faba es una carrera de fondo, tanto por los reveses de las lluvias y el sol como de las plagas. Tradicionalmente son tres las que afectan a la faba asturiana. «El pulgón y los hongos oidio y 'phoma'», enumera Huergo. Aunque, recuerda, todas «se pueden controlar con tratamientos preventivos».

Una vez culminada la recolección, a principios de noviembre según la previsión de los productores, comienza un periodo en el que se desgrana y se congela la faba «para evitar la aparición del gorgojo, un agujero en el grano».

Sistemas de riego

Más complicada resulta la lucha contra el cambio climático. «Estamos pensando en recurrir al riego por estos cambios en el tiempo. El año pasado ya probamos con riego por tractor, pero no sirvió de mucho. Hay que estudiar el que va por goteo», señala Galán.

Con cuatro riegos en momentos puntuales de sequía, explica, se podrían atajar los problemas de estrés hídrico. No obstante, el gran problema es el económico. «Serían más de 3.000 euros por hectárea y si luego solo coges 500 kilos, no compensa».

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