Patrimonio insta al Arzobispado a «consolidar» la iglesia de San Cipriano para evitar más daños

El reciente derrumbe de parte de la fachada de la iglesia piloñesa de San Cipriano, del siglo XVI, no ha pasado desapercibido para el Principado, que tiene previsto dirigirse al Arzobispado para valorar «qué hacer». «Lo más lógico sería consolidar la estructura para evitar que la ruina vaya a más y que se produzcan más derrumbes», indicó el director general de Cultura y Patrimonio, Pablo León. Por su parte, desde el Arzobispado indicaron ayer que el Servicio de Obras realizará una inspección técnica del templo para «prevenir riesgos en caso de que sea necesario».

La ermita, ubicada en la parroquia de Infiesto y propiedad de la Iglesia, está incluida en el Inventario de Patrimonio de Asturias desde 2018, lo que le otorga el segundo mayor grado de protección que concede el Principado. Esa reciente incorporación llega, no obstante, tras décadas de abandono, lo que ha sumido al templo en un estado ruinoso. El progresivo descuido que ha experimentado comenzó a partir de la desamortización y los daños se agravaron en 1936, cuando fue incendiada. Desde entonces, la estructura que sigue en pie ha ido llenándose de maleza, hasta el punto de que en 2013 el Principado ya instó a la parroquia a limpiar el interior de la iglesia, donde también se había acumulado basura. La Iglesia acometió entonces los trabajos y colocó un portón para impedir el acceso al templo, pero ese elemento fue robado, según denunció el párroco de Infiesto, Manuel García Velasco.

Tras el último derrumbe, detectado la pasada semana en una esquina de la antigua sacristía, el sacerdote recordó la dificultad de llevar a cabo una rehabilitación integral, dada la escasez de recursos. Desde el Arzobispado coincidían ayer en la apreciación, pues «dadas las circunstancias, hay iglesias que lo necesitan más», especialmente aquellas que siguen albergando culto.

Por su parte, desde el Ayuntamiento de Piloña indicaron ya la pasada semana que notificarían la situación, pues al localizarse el derrumbe junto a la vía pública detectaban «peligro».