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Pablo Fernández Muñiz (Avilés, 1966) llevaba muy pocos meses como consejero de Salud cuando estalló la pandemia, que «marcó claramente» su etapa como máximo responsable ... de la sanidad pública asturiana. Cinco años después del primer positivo asturiano de covid, este cirujano especialista en patología mamaria desarrolla su actividad profesional en el HUCA, como parte de «un equipo excelente, que me ayudó mucho» a la hora de retomar la Medicina. Aun así, Fernández Muñiz siempre será 'el consejero de la pandemia', que, ya fuera de la primera línea política, rememora como «una situación de enorme dificultad».
–Retroceda a febrero de 2020. ¿Qué le viene a la cabeza?
–Sabíamos que había un virus nuevo, procedente de una región de China de la que nunca habíamos oido hablar, que provocaba neumonía y que estaba muriendo gente. Aunque aún no se había decretado la pandemia como tal, sí existía ya una situación de emergencia internacional y las noticias que íbamos recibiendo eran muy muy preocupantes. La información cambiaba todos los días y había mucha incertidumbre, que nos ha ido acompañando durante toda la pandemia y que tan difícil es de gestionar.
–¿Ya eran conscientes de lo que se les venía encima?
–Ya se veía que nos venía algo muy grave. Habíamos pasado la pandemia de la gripe A de 2009, también muy seria, pero con la gripe se dio la circunstancia de que las personas mayores tenían un nivel de inmunización muy alto. Pero el covid era un virus respiratorio nuevo, frente al que nadie estaba inmunizado, y sabíamos lo que eso podía suponer, especialmente para las personas más vulnerables. Y se cumplieron los malos augurios.
–Haga balance: ¿Asturias gestionó bien la pandemia?
–Yo creo que se hicieron las cosas bien y que nuestro sistema sanitario estuvo a la altura. De hecho, la gestión asturiana de la pandemia se puso como ejemplo a nivel internacional. Pero es que era nuestra obligación hacer las cosas bien,porque nuestra población está muy envejecida y, por tanto, es muy vulnerable. De ahí que, cuando llegó la oportunidad de vacunar, nosotros ya estuviéramos preparados para hacerlo de forma rápida y eficaz. Volcar ahí los esfuerzos era una necesidad para una comunidad como la nuestra.
–¿Hay algo que hoy no haría si estallase otra crisis sanitaria?
–En aquel mo mento, se tomaron muchas medidas de prudencia por el desconocimento. A mayor nivel de incertidumbre, más prudencia. Hoy, que tenemos más evidencias y que la vacunación lo ha cambiado todo, se podrían adoptar medidas de protección específicas y muy eficaces, pero no tan duras para la economía y la socialización. Podríamos prescindir, por ejemplo, de los cierres perimetrales. O en cuanto a la mascarilla: ahora sabemos que donde más se necesita es en lugares cerrados y mal ventilados.
–Y como sociedad, ¿sacamos algún aprendizaje?
–El comportamiento de la ciudadanía en Asturias fue ejemplar. Pero hay cosas que aprendimos mal o teníamos que haber aprendido mejor. Un ejemplo: nos cuesta usar la mascarilla, lo que después de una pandemia como la del covid es difícil de entender. Ahí, vamos a tener que seguir insistiendo. ¿Que tienes catarro? Hay que ponerse mascarilla.
–La compra de mascarillas ha traido cola con casos de corrupción que ahora se están investigando en los tribunales...
–Nos llegaba información muy cruda y sabíamos que había que prepararse para lo peor. Se habla mucho del tema polémico de la compra de mascarillas, pero en aquel momento era fácil caer en las trampas que te ponían algunos. Por eso, a mi me gustaría poner en valor a esas personas que trabajaron en la sombra para conseguir que en Asturias nunca faltase material. Recuerdo un día de enorme crisis porque se nos agotaban los guantes. Estábamos esperando un pedido de China, pero, de repente, nos llaman para decirnos que otro país, creo que Reino Unido, había puesto más dinero encima de la mesa y se llevaba el cargamento. Conseguir el material necesario sin caer en la trampa de las comisiones era realmente difícil y aquí se consiguió. Chapó por las personas que se ocuparon de las cuestiones logísticas en Asturias, porque hicieron una labor excepcional.
–¿Está preparada la sanidad asturiana para otro covid?
–Sí, más preparada que entonces. Se ha trabajado mucho la coordinación entre los diferentes servicios sanitarios del país; la vigilancia epidemiológica; la digitalización de registros... Cuestiones que, al inicio de la pandemia, eran debilidades. Ahora bien, sigo pensando que todavía se necesita dar más importancia a la Sanidad .
–Pero también se ha resentido...
–Se resintió la atención a otras patologías que no eran covid. En la fase aguda de la pandemia, los recursos se volcaron en las personas que padecían esta nueva enfermedad. Es que, hasta la llegada de la vacunación, se moría mucha gente, no hay que olvidarlo nunca. Así que se siguieron atendiendo las patologías graves y las oncológicas, pero se operaron menos cataratas y prótesis de cadera o rodilla. Y eso repercutió más adelante en las listas de espera.
–¿Qué compromisos políticos dejó de cumplir por la situación?
–La pandemia llegó a los pocos meses de iniciarse la legislatura, impactando de lleno sobre las líneas de trabajo anunciadas. Desde las obras del Hospital de Cabueñes, que ahora están muy de actualidad y que obviamente ya no salieron de inicio con los tiempos previstos, a cuestiones organizativas o al plan de salud mental, que también tardó en salir adelante por culpa de la pandemia. Pero esto es una carrera de relevos. Del mismo modo que yo desarrollé cuestiones iniciadas en la etapa de Paco del Busto, el equipo de Conchita está sacando adelante cuestiones que se iniciaron en mi legislatura. No obstante, hicimos balance y quedé sorprendido al comprobar que habíamos cumplido con el 80% de los propósitos de la legislatura.
–¿La crisis de la covid-19 le minó? A nivel político y personal.
–Todos lo pasamos mal y yo estaba en una situación de mucha dificultad por mi responsabilidad política. Pero lo terrible fue para quienes se quedaron en el camino y para esas familias que no pudieron despedirse de sus seres queridos. Tengo inquietudes políticas, pero mi plan de vida siempre fue retomar la profesión médica y la pandemia no cambió esos planes.
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