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Uno de los perros localiza el rastro de Virgilio García en la nieve. Sobre estas líneas, los agentes tratan de liberar la quitanieves. GUARDIA CIVIL

«Este rescate nos ha pasado factura»

El jefe del Grupo de Rescate en Montaña de la Guardia Civil dice que la búsqueda del trabajador fue una operación «atípica» y compleja

A. FUENTE

CUEVAS (ALLER).

Lunes, 1 de febrero 2021, 01:51

Conocen bien la montaña y han hecho de ella su forma de vida; reconocen todas sus caras, desde la más amable, la que gusta a los aficionados, hasta la más trágica, cuando las laderas se tiñen de muerte. Son los miembros del Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña (Greim) de la Guardia Civil, que han participado en el operativo de búsqueda del trabajador de Carreteras tras el alud de San Isidro el día de año Nuevo. Después de treinta días en ese lado más triste, el teniente Pablo Villabrille, jefe de esta unidad, lo admite: «Esto ha pasado factura».

La Guardia Civil se volcó desde el primer día en este operativo y destinó todo su conocimiento, personal y los medios mecánicos a su alcance; incluso de fuera de la región, como su Servicio Cinológico con los perros especializados en la búsqueda de cuerpos.

Villabrille habla de las primeras horas del rescate, en las que trabajaron bajo una fuerte ventisca, el día de Año Nuevo. «Era un riesgo que asumimos y sabíamos que había un riesgo extremo de avalanchas. Pero había que ir. Y lo que vimos fue un auténtico desastre», afirmaba.

El jefe del Greim lleva 17 años en el cuerpo y sabe analizar bien la situación; no es la primera vez que trabaja en rescate en aludes. Pero este fue diferente. «Este rescate puede entrar en la historia de los más atípicos, fue de los más extraños que hemos encontrado».

«Había que ir»

Y es que señala que se dieron «las mejores condiciones para provocar el peor alud posible, fue una avalancha perfecta». También, explicaba los detalles. «Previamente, hubo temperaturas extremadamente bajas y una gran precipitación de nieve en muy poco tiempo. Esas nevadas se congelaron y esa capa de convirtió en una especie de trampolín para las siguientes que llagaron. Todo esto, desencadenó la tragedia». Señala que pudo ser mucho peor; se saldó con dos fallecidos, «pero es que en la zona había una familia, una pareja y el ocupante de una furgoneta».

Posteriormente, el escenario de la búsqueda se fue modificando constantemente. «Pasamos de un operativo en la nieve a uno de barranco con agua; del riesgo de aludes, a los peligros de las cascadas y que iban rompiendo el manto nivoso. Corríamos el peligro de caer por el torrente y de quedar atrapados entre las rocas bajo el gran espesor».

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