Verano negro en Asturias por muertes atribuibles al calor: 41 desde junio, casi cuatro veces más que el año pasado

Los datos de MoMo llegan cuando Asturias, y toda España, se encuentra inmersa en una ola de calor que discurre con altibajos y amenaza con intensificarse de cara al fin de semana. Ayer, un total de nueve comunidades autónomas se encontraban en alerta por temperaturas extremas, que llegaron hasta los 42º en zonas como Jaén o Badajoz. No fue el caso, ni mucho menos, del Principado, pero los termómetros de la región sí que llegaron a superar los 30 grados en los municios del Occidente y la cuenca del Caudal.

La cuestión es que, en lo que va de verano, Asturias lleva ya más de la mitad de las muertes –en concreto dos tercios– que se atribuyeron a las temperaturas en todo el año 2024. Una situación que sigue la estela de lo que ocurre a nivel nacional y que muchos expertos vinculan a un cambio climático como consecuencia directa del calentamiento global. Según los datos aportados por el Sistema de Monitorización de la Mortalidad, en España murieron 1.060 personas en el mes de julio debido al calor. Cifra que supone un aumento del 57% con respecto al año pasado.

Y al verano todavía le queda mucho recorrido. De hecho, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) pronostica que Asturias reventará los termómetros el próximo domingo y se llegarán a alcanzar los 41 grados en el concejo de Ibias, un registro excepcional para una región cantábrica como ésta. Se trata, en palabras de la Aemet, de «valores inusualmente cálidos», aquí y en el resto del país. «Con la información actual, el escenario más probable es que el viernes las temperaturas desciendan en el Cantábrico, pero vuelvan a subir por el oeste peninsular, de manera que este episodio de ola de calor se mantendría, al menos, hasta el próximo fin de semana», informa la Agencia Estatal de Meteorología.

Las autoridades sanitarias insisten en que las personas vulnerables deben tomar precauciones ante las actuales circunstancias meteorológicas, entendiendo como tales a las personas mayores, los niños, los enfermos crónicos y las embarazadas. De la monitorización que el Ministerio de Salud hace de la mortalidad se desprende que, al menos en el caso de Asturias, la inmensa mayoría de los fallecidos por causas atribuibles al calor tenían más de 85 años. En concreto, todos, menos seis.

Desde la Consejería de Salud se recomienda beber agua y líquidos con frecuencia; evitar las bebidas con cafeína y el alcohol; permanecer el mayor tiempo posible a la sombra o en sitios climatizados; y usar ropa ligera y holgada. El protocolo asturiano frente a las altas temperaturas aconseja también comer liviano; prestar atención a no dejar a nadie en vehículos estacionados y cerrados; y mantener las medicinas en lugares frescos y adecuados.

El número de muertes por calor computadas en Asturias durante este mes de julio representa un 2% de los 1.060 fallecimientos que MoMo refiere a nivel de España, donde las comunidades de Andalucía y Extremadura aportan el mayor registro de casos atribuibles a las altas temperaturas. Un porcentaje que no es menor si la comparación se hace con el resto del territorios del Cantábrico.

En Cantabria, única comunidad uniprovincial del norte español junto con Asturias, se produjeron en julio 10 fallecimientos atribuibles al calor, según el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria, que actualiza datos periódicamente y cuyo último informe se publicaba esta misma semana. Cantabria reportó, por tanto, la mitad de muertes que el Principado.

En cuanto al resto de comunidades, decir que las cuatro provincias gallegas sumaron 109 muertes causadas por las altas temperaturas; las tres vascas, 12; y las nueve provincias de Castilla y León registraron un total de 68 fallecimientos, de acuerdo a los datos correspondientes al mes de julio que ha recabado el sistema MoMo.

El Ministerio de Sanidad puso en marcha dicho sistema para hacer seguimiento de la mortalidad asociada a los excesos de temperatura, ya sea por frío o por calor. Una labor que se desarrolla con la implicación del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) y el Instituto de Salud Carlos III. MoMo utiliza datos de defunciones diarias, población y temperaturas para generar la capacidad de respuesta y prevención de las autoridades sanitarias.