La playa de Salinas reabre al baño, tras el cierre motivado por problemas de salubridad
La bandera amarilla vuelve a ondear en el arenal castrillonense, aunque se recomienda precaución
José Fernando Galán
Miércoles, 23 de julio 2014, 11:37
El personal de Salvamento ha abierto al baño las playas de Salinas, El Espartal y San Juan de Nieva, en Castrillón, y hará un seguimiento del estado del agua ante la posibilidad de que se reproduzcan más casos de personas con picores como los que ayer obligó a cerrar el arenal. Belén Fernández, consejera de Fomento, ha declarado que estos problemas de salubridad pueden ser atribuibles a microalgas, pero tampoco descarta que sea debido a un vertido.
Salvamento llegó a cerrar toda la concha que forman las tres playas cuando el número de personas que presentaban estas molestias alcanzaba la cifra de los cuarenta.
Los puestos de Salvamento llegaron a atender a más de 300 personas aquejadas de picores, aunque ninguna con sarpullidos o ronchas.
Fuentes del SESPA han descartado que hubiera alguna hospitalización vinculada a estos casos ocurridos ayer, sobre todo en la playa de San Juan de Nieva, más próxima a la ría de Avilés.
Personal de la Consejería de Medio Ambiente tomó muestras del agua para realizar un análisis con el que poder determinar las causas de estos picores y el Ayuntamiento de Castrillón está a la espera de conocer los resultados.
La avalancha de gente que en un corto período de tiempo acudió al puesto de Salvamento de San Juan con los mismos síntomas llevó al coordinador del servicio, Ignacio Flórez, a izar bandera roja, medida que poco después se extendió al resto de la playa, siguiendo la misma dirección que el viento.
Todo comenzó poco antes de las cuatro de una calurosa tarde, con la playa llena de gente y la mar tendida y en retroceso. Ninguno de los bañistas que solicitaba la asistencia de los socorristas de San Juan presentaba sarpullidos, erupciones o en definitiva síntomas externos, ni siquiera enrojecimiento, pero cuando el número alcanzó la treintena el coordinador del servicio, Ignacio Flórez, tomó la decisión de prohibir el baño.
En la hora siguiente, cerca de 300 personas con picores cutáneos se acercaron a Salvamento. La gran mayoría, todos en los primeros momentos, al de San Juan, el más próximo a la ría, pero poco después comenzaron a llegar al puesto del paseo de Salinas bañistas con los mismos síntomas, picor cutáneo de moderado a intenso sin alteraciones externas.
Ayer Salvamento izó finalmente la bandera roja a lo largo de los tres kilómetros de playa que se extienden entre La Peñona de Salinas y el espigón de San Juan e informó de lo que sucedía a través de megafonía. El consejo era no bañarse y darse cuanto antes una buena ducha de agua dulce, receta que siguieron todos los que se habían dado una zambullida.
No tardaron en formarse largas colas ante las escasas duchas disponibles en la playa, y como en San Juan sólo hay cinco, y relativamente lejos de primera línea de playa, en la casa de servicios ubicada tras las dunas, los socorristas utilizaron la toma de agua del puesto y una manguera para endulzar a los aquejados de picores.
La cuestión es que la cosa terminó tan rápido como había comenzado. A partir de las cinco y media de la tarde nadie más acudió al puesto de Salvamento con picores. Ni hubo nuevos casos, ni ninguno de los que ya habían sido atendidos regresaron al puesto manifestando que el picor se mantenía o recrudecía. Con todo, a las once de la noche uno de los afectados se puso en contacto con este periódico asegurando que aún sentía picor, «aunque tampoco mucho».
Lo cierto es que la inmensa mayoría de las miles de personas que ayer disfrutaban del día en la playa de Salinas siguieron al pie de la letra las instrucciones de Salvamento y se cuidaron de no meter ni un pie en el agua, pero también lo es que algunos hicieron caso omiso, especialmente según avanzaba la tarde, y ninguno solicitó asistencia a Salvamento.
A partir de ahí todo son cábalas. El Colectivo Ecologista expresó sus sospechas a través de su coordinador, Fructuoso Pontigo. «Lo más seguro es que sean aguas fecales procedentes de la ría de Avilés, pero hay que esperar a los análisis, a ver que nos dicen. Lo que es prácticamente seguro es que sea lo que sea viene de la ría», aventuró. Pontigo metió el dedo en la llaga. «El Principado asegura que la calidad de las aguas de Salinas y de San Juan es excelente. En ambas playas ondea la bandera azul, pero los hechos están ahí. Toda esa gente no se quejaba por gusto», dijo.
Por su parte, Salvamento no hace cábalas. «No tenemos ni idea de lo que puede ser o dejar de ser», admitió Flórez, el coordinador del servicio, que explicó su proceder. «Nos pusimos en contacto con el 112, como manda el protocolo, e hicimos lo que nos recomendaron, decir a la gente que se duchase y prohibir el baño, más que nada por precaución. Después se tomaron muestras de agua en distintos puntos de la playa para que se analicen por parte de las autoridades sanitarias», añadió.
No es la primera vez que un bañista se acerca a Salvamento aquejado de picores. «El año pasado hubo un día que atendimos a varias personas, todas en San Juan y también en un corto espacio de tiempo. Sólo fueron unas pocas y como no presentaban alteraciones en la piel ni en las vías aéreas se mantuvo el baño». Entonces también se tomaron muestras de agua, y los análisis no desvelaron nada anormal.
En cuanto a los bañistas que acudieron ayer a Salvamento, «todos decían que les picaba la piel, de bastante a mucho, pero no había alteraciones a la vista. Por eso, siguiendo las instrucciones del 112, lo único que hicimos fue recomendarles una ducha de agua dulce», matizó. Entre los afectados también había surfistas.
Escombros
Algunas de las personas que tomaban ayer el sol en San Juan apuntaban a los escombros que se acumulan bajo la arena, justo en la zona de baños, donde dos carteles advierten del peligro que supone bañarse en ese lugar cuando la marea llega a la altura de donde se encuentran, como posible causa de los picores.
Se da la circunstancia de que Costas retomó ayer los trabajos para retirarlos, utilizando para tal fin una excavadora y un camión de gran tonelaje. «A saber lo que hay ahí enterrado», decía un bañista.
Otros, muy pocos, aseguraban haber visto una mancha verde, aunque la inmensa mayoría de las personas que en torno a las cuatro de la tarde de ayer decidieron darse un baño en Salinas-San Juan no vio absolutamente nada anormal. Eso sí, muchos sintieron picores.
Tampoco todos. Según estimaciones de Salvamento a la hora del incidente sólo en San Juan habría unas cuatrocientas personas en el agua, cifra inferior a las atendidas en toda la playa. Para empeorar las cosas, Salvamento tuvo que atender en ese mismo momento otras dos incidencias, el vuelco de una piragua en las cercanías de la playa de Santa María, al Oeste de Salinas, y a un joven con un golpe de calor que precisó ser evacuado en ambulancia.
La gran incógnita es el resultado de los análisis y también cuándo se conocerá. Y en el caso de que se detecte alguna sustancia que pudiera estar detrás de los picores, localizar la posible fuente y atajarla.