Borrar

Caja de resistencia

El grupo municipal de Somos convocó la semana pasada a los medios en dos ocasiones para mostrar como entregaba el dinero de sus dietas a los trabajadores de Fahime y parte de su sueldo a Podemos. Y además se vende como si eso fuese algo novedoso, lo que demuestra, una vez más, que Somos se presenta en ocasiones ante la sociedad como la gran formación innovadora, cuando en realidad lo único que pone de manifiesto es su, en ocasiones, total desconocimiento del territorio que pisa

José María Urbano

Martes, 22 de diciembre 2015, 17:52

En un acto inusual, el grupo municipal de Somos/Podemos convocó la semana pasada a los medios de comunicación para que pudiesen recoger el momento en que entregaban el dinero de las dietas por transporte que perciben en el Ayuntamiento a los trabajadores de Fahime, una plantilla que lleva cincuenta días encerrada en las instalaciones de su empresa desde que ésta echó el cierre definitivo.

El gesto, loable siempre, no dejó de chocar porque a estas alturas nadie va a descubrir lo que son las cajas de resistencia para atender a plantillas de trabajadores que atraviesan por problemas. Los partidos de izquierda lo han hecho históricamente y nada digamos los sindicatos. Estamos en Asturias, estamos en Avilés. Las crisis, las reconversiones en general, tienen apuntadas decenas de cajas de resistencia. La diferencia es que esos partidos y esos sindicatos en raras ocasiones hicieron ostentación de sus gestos. La decisión de Somos/Podemos de dar publicidad al suyo se tomó como un error de principiante, por ser benévolos.

Pero sólo 24 horas después, los mismos concejales de Somos volvieron a llamar a los medios de comunicación, con posado fotográfico incluido igual que el día anterior para informar del dinero que cada concejal de su grupo entrega a Podemos y a una asociación del mismo partido.

Y es en ese momento cuando el error de principiante se convierte en puro exhibicionismo. ¿A quién le importa el dinero que cada político entrega a su partido? Y además se vende como si eso fuese algo novedoso, lo que demuestra, una vez más, que Somos/Podemos se presenta en ocasiones ante la sociedad como la gran formación innovadora, cuando en realidad lo único que pone de manifiesto es su, en ocasiones, total desconocimiento del territorio que pisa.

¿Qué dirán formaciones como IU, que tienen en sus estatutos la aportación dineraria de cada uno de sus militantes, y nada digamos de sus cargos orgánicos? Algo que han hecho siempre, pero sin que a nadie de ese partido se le haya ocurrido hacer publicidad de ello y mucho menos convocar a los medios de comunicación para exhibirlo. Lo mismo se podría decir de otros partidos de izquierda como el PSOE, o de todos los sindicatos sin excepción. ¿Qué habría que decir de las decenas de personas que acuden a diario con sus donativos a instituciones como Cáritas o Cruz Roja, o a fundaciones que trabajan con los pobres o que desarrollan su actividad en el Tercer Mundo, manteniendo siempre su anonimato?

Hacer una exhibición pública de esos donativos o del dinero que se entrega a la caja común del propio partido de cada uno se antoja como un ejercicio de electoralismo impúdico, impropio de una formación que ha irrumpido en la sociedad como un garante moral y a la vez como agente inquisitorial dispuesto a señalar a todo aquel que no comulgue con sus ideas, como si los demás partidos fueran unos apestados. La casta, ya se sabe.

Y una tercera cuestión. Somos/Podemos exhibe también en su ideario la decisión de establecer un salario para sus liberados que no pasa de tres veces el salario mínimo, algo más de 1.900 euros. Una cantidad que da la sensación que es la que quieren imponer como la más justa en toda la sociedad, como si todo aquel que la superara debiera ser estigmatizado.

Nunca se vio que un partido que aspira a gobernar un país que llegó a estar entre las primeras potencias económicas mundiales maneje un discurso más propio de Cuba o Venezuela. La grave crisis que ha asolado a este país, que ha acabado con la clase media, y que ha asistido a casos de corrupción impresentables, no se soluciona con una equiparación salarial por abajo, sino que debería marcarse como objetivo volver a recuperar el dinamismo económico y el nivel salarial que se tuvo, con el horizonte puesto en igualarnos con Alemania, Francia o Inglaterra, no con Marruecos.

En todo caso, Somos/Podemos debería dejar a un lado estas cuestiones internas y explicar ya, siete meses después de las elecciones, cuáles son sus recetas en Avilés para la creación de empleo y riqueza, qué piensa de las grandes infraestructuras, del parque tecnológico, del apoyo a las empresas y sus necesidades, de los presupuestos regionales y locales, del transporte, de las políticas sociales, de la cultura...

Hay mucho trabajo que hacer, sí.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Caja de resistencia